El obispo auxiliar de Managua en el exilio critica, sin citar, a Daniel Ortega Báez vuelve a denunciar a los "tiranos arrogantes" que "se imponen con irracionalidad y violencia"

Silvio Báez , arzobispo auxiliar de Managua
Silvio Báez , arzobispo auxiliar de Managua

“Los dictadores no se dan cuenta de que su arrogancia, su altanería, su ceguera ética y su incapacidad para rectificar en favor de sus pueblos, es su mayor debilidad”

Exige a Ortega, sin citarlo, "devolver a sus pueblos la dignidad y la libertad que les han robado"

No hizo falta que hiciera alusiones directas a la dictadura que se vive en Nicaragua, ni que hiciera un nuevo llamamiento a la liberación de Rolando Álvarez, 11 días ya en prisión. El obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio José Báez, apeló este domingo a la última gota de humanidad que les queda a los dictadores, instándolos a "comenzar a ceder, devolviendo a sus pueblos la dignidad y la libertad que les han robado".

"Quienes hoy se jactan altaneros en el poder y humillan a sus pueblos con la cárcel, la muerte o el exilio, ya han firmado su condenación", subrayó, desde Miami, el prelado. En su homilía dominical, Báez denunció a los "dictadores arrogantes, que se endiosan y se imponen con irracionalidad y violencia. Hay tiranos que no solo quieren ser los primeros, sino los únicos: los únicos que tienen voz, los únicos que deciden, los únicos que piensan".

Reflexionando sobre la humildad y el hacerse pequeños, el obispo aseguró que para los poderosos significa "saber escuchar, tener el valor de reconocer los propios errores, rectificar las decisiones equivocadas, escuchar a quienes piensan diferente y, con sencillez, ceder, dialogar, corregir lo que hace daño a la sociedad y hace sufrir a los demás".

Arrogancia, altanería, ceguera ética

El obispo advirtió que aquel poderoso que piensa que ceder es signo de debilidad y que conceder algo es perder, solo "demuestra que es un peligro social y que no tiene ni capacidad ni derecho para ejercer el poder".

“Los dictadores no se dan cuenta de que su arrogancia, su altanería, su ceguera ética y su incapacidad para rectificar en favor de sus pueblos, es su mayor debilidad”, dijo.

Ya han firmado su condenación

Además, recalcó que “quienes hoy se jactan altaneros en el poder y humillan a sus pueblos con la cárcel, la muerte o el exilio, ya han firmado su condenación”.

Así, cree que tanto los poderosos como las personas fanáticas o interesadas que los apoyan, “deberían aprovechar la última gota de humanidad que queda en sus corazones para reflexionar, asumir la responsabilidad de sus delitos y comenzar a ceder, devolviendo a sus pueblos la dignidad y la libertad que les han robado. Nunca es tarde para disponerse a acoger a Dios a través de la humildad”.

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