"¿Y el dinero a qué lleva? A la guerra y a las armas", afirma en el Corpus Cardenal Castillo: "Los cristianos no repartimos bombas ni males, compartimos el amor y la paz"

"Los cristianos no repartimos balas, no repartimos bombas, no repartimos males por el mundo. Los cristianos estamos para compartir el amor y la paz"
"Jesús educa a sus discípulos a salir del pesimismo, de la concepción de que no se puede hacer nada cuando hay escasez y de la concepción de que todo se resuelve comprando"
| Arzobispado de Lima
Este es el fuerte mensaje que nos dejó el Cardenal Carlos Castillo durante la Solemnidad del Corpus Christi, celebrada masivamente en la Plaza Mayor de Lima, con la participación de nuestras comunidades parroquiales, obispos, clero de Lima, hermandades, agentes pastorales y colegios.
Inspirados en el lema: «Caminando con Jesús, somos peregrinos de esperanza», los voluntarios de Cáritas Lima y la Vicaría de la Juventud recibieron cerca de dos toneladas de víveres no perecibles que irán a parar a las ollas comunes y comedores parroquiales de nuestra ciudad.
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Nuestra Iglesia de Lima, tan diversa en sus carismas como en su testimonio de servicio y solidaridad, se congregó en el corazón de la capital peruana para acompañar en procesión a Jesús Eucaristía. Desde muy temprano, las delegaciones parroquiales fueron llegando con sus donaciones para compartir el pan y unirnos en espíritu sinodal a la Iglesia Universal.
En su alocución al Evangelio de hoy (Lucas 9, 11-17), el arzobispo de Lima afirmó que el Señor quiere recordar, en todo momento, que es posible anticipar su Reino en esta vida a partir de gestos solidarios que sean signo de esperanza en el mundo. Este es un llamado urgente en tiempos en que la humanidad se aproxima a un «abismo irreparable» a consecuencia de las guerras y las ambiciones.

En ese sentido, las palabras del Señor: «Denles ustedes de comer», descoloca a los discípulos que buscan desentenderse de la responsabilidad de alimentar a más de cinco mil hombres y mujeres. Pero la lógica de los discípulos – argumentó el Primado del Perú – no es la lógica de Jesús. Mientras que los seres humanos tenemos una tendencia al cálculo económico, el Señor viene a recordarnos que «es posible una vía distinta al cálculo» si optamos por el camino de la solidaridad generosa que hace «germinar en nosotros la esperanza».

El criterio de la escasez y el cálculo
Con el milagro de la multiplicación de los panes y peces – explicó el Cardenal Castillo – Jesús está ayudando a sus discípulos a salir de dos entrampamientos: el pesimismo ante la escasez y la lógica del dinero que destruye a las personas y las mata.
Por tanto, hoy no solo tenemos la misión de compartir el pan, sino de superar las ambiciones del dinero, inclusive, dentro de la Iglesia: «Muchas veces, nosotros buscamos más el dinero que el compartir. Y eso juntos tenemos que ayudarnos todos a superarlo, porque el criterio del mundo que no está dispuesto a la solidaridad se basa justamente en el dinero. ¿Y el dinero a qué lleva? A la guerra y a las armas», exhortó el Prelado.
El obispo de Lima reiteró que todos tenemos tarea de anunciar el Reino de Dios aquí en la tierra para cambiar este mundo con los valores de la fe, no imponiéndolos, sino suscitándolos:
«El Señor quiere que bebamos del amor de Dios que viene del cielo y que fue traído por Jesús a la tierra. Todos podemos hacer ya una partecita del cielo – como decía Santa Rosa de Lima – para que el Reino se viva aquí con nuestro compartir y nuestro servicio», apuntó.

En ese espíritu solidario de compartir, nuestro arzobispo señaló que la experiencia de las Asambleas Sinodales Parroquiales celebradas en la ciudad de Lima es una oportunidad de encuentro y reunión para evaluar juntos todo este camino que hemos recorrido. Por eso, animó a que en todas las iglesias se continúen organizando las asambleas para ampliar la reflexión, escucharnos hacer mejor nuestra Iglesia con el concurso de todos.
Al término de la Eucaristía se dio inicio con la procesión del Corpus Christi. Acompañaron este recorrido el Cardenal Pedro Barreto, arzobispo emérito de Huancayo; y los obispos auxiliares de Lima.
Antes de la bendición final, el Cardenal Castillo anunció que se logró recaudar alrededor de 2 toneladas de víveres no perecibles. Todo lo compartido se destinarán a las ollas comunes y comedores parroquiales.

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