Un equipo de periodistas de investigación chilenos publicó un informe que disparó una causa judicial en el país vecino Curas acusados de abuso sexual: los echan de Chile, los esconden en Buenos Aires

Los dos curas acusados
Los dos curas acusados

Uno es Nelson Jerez, que ha sido ahora denunciado por haber manoseado a un estudiante en un colegio de Liniers. El otro, Jorge Domínguez, es director de un hogar de ancianos en Tapiales

Una extensa investigación periodística llevada a cabo por egresados de la Universidad Diego Portales revela detalles macabros de los abusos sexuales cometidos en Chile por Nelson Jerez, el cura que fue acusado por un estudiante en el colegio San José del barrio de Liniers; y por el director del hogar de ancianos de la obra Dona Guanella de Tapiales, el sacerdote Jorge Domínguez.

El trabajo, publicado en el portal CIPER de Chile, creado por la periodista Mónica González y titulado "La dinastía de los sacerdotes acusados de abusos sexuales en el Hogar San Ricardo", comienza mencionando el hecho de Buenos Aires, el manoseo por parte de Jerez a un alumno en público y estado de ebriedad. Señala que el religioso ya era investigado en Chile por ese tipo de delitos, cometidos en perjuicio de chicos y adultos con discapacidad internados.

Los que se animaron a denunciar a los curas abusadores

Los periodistas Rocío Ñancupil, Joaquín Abud y Catalina Volenski hablaron con exempleadas y benefactoras del Hogar San Ricardo que conocieron a los dos religiosos y a un tercer cura, Rolando Contreras, también señalado.

Amelia Rivera, que trabajó como nochera en el hogar, relata que le llamó la atención que Jerez les dijera a las empleadas más antiguas : "Estos niños están buenos para hacerles la zamba canuta" (desordenarlos, en un sentido sexual).

Una noche, cuando comenzaba su turno y visitaba cada habitación para asegurarse que los niños y adultos estuviesen dormidos, pasó por la pieza de V.A., un joven ahora ya fallecido. El chico de 18 años, que tenía la edad mental de un nene y "era rubio de ojos claro y buen mozo ", jugaba con el celular de la cuidadora mientras ella trabajaba en otros sectores de la institución. "A él le gustaba grabarse y escucharse, así que una noche cuando pasé a buscar mi teléfono escuché la grabación.

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