"Don Carlos Aguiar es un maestro para los que estamos cerca" Francisco Javier Acero: "He pedido a los Reyes Magos salud y apoyo espiritual para el Papa Francisco"

Monseñor Francisco Javier Acero
Monseñor Francisco Javier Acero

"La arquidiócesis de México es compleja y atrayente por sus culturas y ambientes. Es un reto evangelizar en medio de una gran ciudad que no descansa. Debemos ser significativos para los creyentes y relevantes para los alejados"

"Debemos seguir trabajando integralmente en el tema de los abusos; con lo que voy escuchando y acompañando es poco lo que hacemos para el mucho daño que como institución hemos infringido"

"Las migraciones son un problema político y regional. Los países con democracias poco consolidadas son el caldo de cultivo para que sus habitantes salgan cuanto antes del país. Es un drama en el siglo XXI que no se ha querido resolver"

"Creo que la mujer es capaz de encontrar estos consensos. Una asignatura pendiente en un país donde el machismo es un fenómeno cultural que debemos abordar con gestos a favor de la mujer"

Agustino recoleto, español de nacimiento y nacionalizado mexicano, Francisco Javier Acero (Valladolid, 1973) lleva casi dos años ejerciendo su ministerio de obispo auxiliar en la megadiócesis de Ciudad de México, donde ayuda a su "maestro", el cardenal Carlos Aguiar, a edificar, junto a los laicos, una Iglesia en salida, de las periferias y sinodal. Porque "vivir en las periferias, callejear en esas periferias, te enseña a vivir la vida de manera sencilla poniendo como centro a Jesús".

Convencido de que hay que pasar de la "pastoral de la conservación a una pastoral misionera", para volver a ser, tanto en España como en México, "significativos para los creyentes y relevantes para los alejados". Con especial incidencia en algunos retos. Como el de la mujer, "una asignatura pendiente en un país donde el machismo es un fenómeno cultural". Otros retos es el de las migraciones, "drama del siglo XXI, que no se ha querido resolver" y la lacra de los abusos en la Iglesia, de la que dice: "Debemos seguir trabajando integralmente; con lo que voy escuchando y acompañando es poco lo que hacemos para el mucho daño que como institución hemos infringido".

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

Acero

Lleva un año y unos meses como obispo auxiliar del arzobispado de México. ¿Ya le ha cogido el tranquillo al servicio?

Pienso que sí, aunque aún me queda camino que recorrer. Creo que la cercanía es la mejor actitud para saber estar en medio del Pueblo de Dios y aprender de él, escuchar sus angustias, saber lo que vale el kilo de tortilla de maíz y estar en la calle. También cercano a los sacerdotes, que después de vivir la pandemia quieren compartir la experiencia de un tiempo de soledad. Percibir las preocupaciones sobre todo la de aquellos sacerdotes que son mayores o los que están iniciando una nueva etapa en su vida sacerdotal. Dos días después de mi ordenación episcopal me integré a la visita pastoral que hizo el Cardenal d. Carlos Aguiar a toda la arquidiócesis. Ahí he aprendido como el obispo tiene que estar cercano a Dios, a los obispos y, sobre todo, al presbiterio y al pueblo de Dios. 

No debe ser nada fácil ser obispo en una megadiócesis como la primada de México

Ciertamente no es fácil. Requiere un estilo propio de organización pastoral. Esta gran arquidiócesis me hace pensar en nuevas estructuras dirigidas a la misión de la Iglesia y en diálogo con los problemas que vive la gente; pienso en grandes equipos de laicos y redes de conexión por medio de los decanatos (arciprestazgos)... De esta manera no nos quedaremos bloqueados por el narcisismo clerical que nos hace más protagonistas de acciones pastorales eventuales. Hoy en día necesitamos métodos de evaluación continua que nos ayuden a crear procesos pastorales que lleguen a una conversión personal y grupal.

La arquidiócesis de México es compleja y atrayente por sus culturas y ambientes. Es un reto evangelizar en medio de una gran ciudad que no descansa. Debemos ser significativos para los creyentes y relevantes para los alejados. Transformar la pastoral de conservación a una pastoral más misionera: acompañar el proceso misionero evangelizador en las comunidades parroquiales y en los diferentes ambientes que tiene la arquidiócesis. Esto se va adquiriendo con presencia humilde y paciencia histórica, no tanto con documentos y grandes eventos, más bien tocando el corazón de cada persona.

Aguiar y sus auxiliares

Acompaño el área de la vicaría de laicos en el mundo subdividida en trece dimensiones. Todo el trabajo que hace la Iglesia hacia fuera es realmente mucho y tantas veces desconocido. Gracias al equipo que trabaja en esta vicaría de laicos es que podemos acompañar diversas realidades muy duras como la migración y a las madres buscadoras (que han perdido a sus hijos que han desaparecido). Con los laicos, como los de la comunidad de san Egidio, y con otros movimientos, estamos haciendo redes para atender de una manera urgente a los indigentes de esta ciudad. También nos ponemos en diálogo con el mundo de la cultura; necesitamos manos que nos ayuden a acompañar y a comprender la cultura de los pueblos originarios en la ciudad de México y provocar un diálogo por la paz desde colegios y universidades. Fomentamos momentos de oración ecuménica y de diálogo interreligioso, esto nos lleva a un marco de convivencia estable en la ciudad y en el país. Lo promovemos desde una buena animación misionera dirigida a todos los habitantes de esta gran ciudad.

¿Qué hace un castellano recio de la ciudad de Valladolid, para conectar con los mexicanos, siempre dulces y sonrientes?

Estoy muy orgulloso de mi nacimiento y origen vallisoletano. Dicen que somos secos y parcos, el clima da algo de esto, pero también somos solidarios y cercanos cuando hay confianza. Valladolid tiene que seguir recuperando su identidad que está ligada a Hispanoamérica y por supuesto a Dios. Desgraciadamente las ideologías han confundido la identidad de esta ciudad y parte de nuestros relatos han sido manipulados por hermenéuticas de la historia poco fundamentadas en certezas y más bien interpretadas por intereses que dividen y separan. Cuando uno está abierto a otras realidades empiezas a comprender tu propia historia familiar, donde está integrada tu identidad cultural.

Debemos recordar el esfuerzo y el tesón de nuestros antepasados: más aventados a nuevas realidades sin tantas seguridades. Creo que debemos estar identificados con sanas costumbres adaptadas a los nuevos tiempos que con nostalgias infantiles o esnobismos inmaduros. Nuestra cultura es diversa desde sus orígenes. Cuando aceptamos nuestra identidad, abrimos nuestras mentes para que el corazón también se abra. El peligro tan presente en estos tiempos es cuando una identidad se olvida de sus raíces, se olvida de dónde viene, se olvida de su historia, no se abre a la diferencia de la convivencia actual, ve al otro con miedo, lo ve como enemigo, y ahí comienzan los conflictos internos que después se convierten en externos. Para que la identidad no se vuelva violenta, autoritaria, o negadora de la diferencia debemos recuperar las narrativas auténticas de nuestra historia para salir al encuentro con el otro especialmente con el más vulnerable. Y esto me lo han enseñado en mi querido Valladolid y México. No podemos perder la dimensión universal de la Iglesia que ayuda a no encerrarnos en una porción de terreno o en creer que lo que yo pienso es lo mejor para el mundo entero. Tenemos que seguir construyendo puentes con los países de América sin complejos. Son más las causas que nos unen que las que nos separan.

Ha coordinado el libro 'Periferias eclesiales'. ¿Tiene razón el Papa, cuando pide colocar a los pobres y a las víctimas en el centro? 

Nuestra visión de los problemas de la Iglesia debe ser desde la periferias. Son el punto de referencia y solución a muchos problemas que se van planteando en este tiempo. El papa dijo desde el primer momento “quiero una Iglesia pobre y para los pobres”. Y la Iglesia hace un papel estupendo de acompañamiento a las pobrezas. 

¡Ojo! Que no solamente son las que conocemos: indigentes, migrantes, los olvidados…también están los pobres de corazón que no aceptan al otro, los pobres de la cerrazón que defienden la idea más que las personas, los pobres ignorantes que opinan de todo defiendo su única verdad, esos pobres que dividen a la Iglesia como si fuese una institución partidista más que centrada en Jesucristo. Vivir en las periferias, callejear en esas periferias, te enseña a vivir la vida de manera sencilla poniendo como centro a Jesús. Las madres buscadoras de sus hijos son un gran ejemplo de lucha y de constancia. El amor de una madre lo hace todo. Una vez al mes tenemos un encuentro para escuchar sus desvelos y progresos. No he visto suceso más cruel que una madre que te cuenta cómo agarra una pala para desenterrar huesos humanos en campos y canales, buscando a su hijo, y al final son huesos de otra persona. Enterramientos en fosas clandestinas que se hacen en México y la mujer, la madre, es la que con su fuerza interior es capaz de denunciar esta situación. Llevamos según Naciones Unidas más de cien mil personas desaparecidas, según el gobierno actual doce mil.

Estas y otras realidades que acompaña la iglesia son las que te dan luz para tener una dimensión más amplia de los problemas dentro de la Iglesia y fuera de ella. El papa Francisco tiene mucha razón cuando nos invita a estar al lado del que más sufre, esa es nuestra misión principal. En la medida que te encuentras personalmente con Cristo te vas haciendo solidario con las diversas formas de pobreza que hay en el mundo. Cuando “primereamos” el amor de Dios en nuestras vidas reconocemos las propias pobrezas y somos capaces de ensuciarnos las manos con el prójimo, sea de donde sea, para ir manteniendo limpio el corazón.

Preside la Comisión arquidiocesana para la Protección de Menores. ¿La Iglesia se está empleando a fondo para reparar integralmente a las víctimas?

El papa sigue con preocupación esta lacra que tiene la Iglesia. Desde el mes de agosto estoy en la comisión de protección y prevención al menor. Al principio era un departamento, hoy ya es una comisión. Creo que el cardenal O´Malley junto con la Pontificia Comisión están trabajando seriamente y apoyando el trabajo de prevención y protección con las conferencias episcopales que lo piden. Es un campo dentro de la Iglesia en donde algunos que se llaman expertos pretenden inconscientemente exclusividad y cierto protagonismo jugando con el dolor de las víctimas. Y esto es intolerable. 

Debemos seguir trabajando integralmente; con lo que voy escuchando y acompañando es poco lo que hacemos para el mucho daño que como institución hemos infringido. Y desde esta comisión no podemos trabajar solos; estamos vinculados a otras instituciones, como Ceprome Latinoamérica, con la red ¡No te calles, cuéntalo!, Grooming Argentina... Creo que reparar integralmente a las víctimas es una labor de titanes, por todo el daño causado. Tenemos que continuar acompañando a todas las víctimas respetando siempre sus decisiones y establecer vínculos en donde podamos crear una cultura del buen trato, en todas las vicarías y dimensiones de la arquidiócesis. Debe ser un eje transversal que vaya permeando en todo el trabajo arquidiocesano, desde la formación inicial hasta las obras sociales. La revisión continua de nuestras estructuras formativas y de nuestros modelos de prevención en las parroquias evitarán confundir el poder con servir al pueblo de Dios. Lo mejor es trabajar este tema desde las provincias eclesiásticas, para crear comunión y unidad en un tema tan doloroso.

Bendicen a monseñor Acero

Las caravanas de migrantes siguen cruzando México. ¿Cuál es, a su juicio, la solución al drama de la emigración forzada por la miseria? 

Gracias a los movimientos eclesiales, a religiosas y religiosos cuyos carismas están dirigidos a acompañar a los migrantes y gracias a sacerdotes diocesanos que tienen una inquietud por estos temas, estamos acompañando a las caravanas de migrantes que llegan a la arquidiócesis de México. Ante este problema complejo necesitamos soluciones multidisciplinares en las que se requiere mucho tiempo de escucha: por parte de religiosas, religiosos, sacerdotes, abogados, instituciones internacionales y personas que sin ningún fin político quieran colaborar en una solución efectiva a la situación de los migrantes y refugiados que pasan por nuestra arquidiócesis. Lo más duro cuando visito las casas de migrantes y la red de casas albergue que hemos formado en la arquidiócesis son los menores no acompañados.

El un problema político y regional. Los países con democracias poco consolidadas son el caldo de cultivo para que sus habitantes salgan cuanto antes del país. Es un drama en el siglo XXI que no se ha querido resolver. Desde los organismos internacionales se tiene que acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados. Y también resolver los sistemas políticos y económicos de los países de donde provienen los migrantes: Venezuela, Haití, Honduras.

Nuestros queridos migrantes nos están haciendo pensar en una reconstrucción del tejido social deteriorado desde hace tiempo. La indiferencia durante años hace ahora que sea una situación emergente que está creando xenofobia en los países receptores.  Trabajar en red, sinodalmente, nos abrirá horizontes y nos dará esperanza. Quedarnos indiferentes, paralizados ante el fenómeno migratorio o dejar las soluciones hasta el último momento es un acto de cobardía en un tiempo en donde Dios nos llama a ser profetas del pueblo de Dios y ante el Estado. El año 2023 la frontera sur de México ha movido a más de un millón de migrantes y refugiados, la cifra más grande registrada en los últimos diez años. La Iglesia ahí está haciendo su papel cuidando para que ésta sea una auténtica acción pastoral y no política.

En las próximas elecciones, México elegirá entre dos mujeres para la presidencia de la República. ¿Un signo de los tiempos también en la Iglesia?

Es esencial el papel de la mujer en el mundo. En mis trece años de acompañamiento pastoral en los hospitales de la Ciudad de México vi la transformación del hospital infantil gracias a las mujeres que lo estaban dirigiendo. Hoy el hospital general de Ciudad de México lo dirige una mujer y se nota. Creo que México en este momento merece liderazgos políticos femeninos. Me preocupa esta colonización ideológica que, como dice el papa Francisco, está teniendo Latinoamérica y que no seamos capaces de reconocerla. También observo cómo un número considerable de jóvenes están desencantados por los liderazgos que prometen mucho y al final son como todos.

Aguiar y Acero

Hay indiferencia a la participación, es notable cuando el hartazgo y la violencia verbal se convierten en armas cotidianas. Temas como la paz, las diferencias sociales, la migración, la educación, son problemas esenciales que requieren pactos, se necesitan consensos más que dividir al país. Creo que la mujer es capaz de encontrar estos consensos. Una asignatura pendiente en un país donde el machismo es un fenómeno cultural que debemos abordar con gestos a favor de la mujer.

¿Es fácil trabajar pastoralmente con el cardenal Aguiar? 

Un buen gobierno se hace cuando hay una buena delegación. Y esto se trabaja y aprende muy bien con el Cardenal Aguiar. Su visión de la Iglesia ha enriquecido al CELAM y a la conferencia episcopal mexicana. Es un maestro para los que estamos cerca. La experiencia vivida con el card. Bergoglio y otros pastores de la Iglesia en Aparecida se está haciendo notar. El cardenal está informado de todo lo que ocurre en cada vicaría por los encuentros regulares que los obispos auxiliares tenemos con él. D. Carlos ha creado unas estructuras necesarias para que la Iglesia cumpla su misión en la arquidiócesis de México. Los laicos tienen una visión muy amplia de la vida y quieren trabajar en la iglesia, vamos a confiar, acompañarlos y dejarlos trabajar. Creo que cuanto más escuchemos a los laicos y les dejemos dirigir y coordinar encuentros y asambleas más creceremos como Iglesia. Esto es lo que quiere d. Carlos y nos pide el papa Francisco: una Iglesia en donde se viva la espiritualidad de comunión, que los laicos tengan el papel que les corresponde y caminemos juntos, sinodalmente, con un proceso misionero evangelizador que llegue a todos.

¿Cómo se ve desde México la situación actual de la Iglesia española?

México tiene unos problemas diferentes a los de la Iglesia española. En algunos aspectos es parecida en una disminución vocacional y en algunas partes de las grandes ciudades se nota la secularización. Son dos fenómenos que suceden en todas partes, pero en España se agrava con el invierno demográfico que están viviendo y que puede pasar en algunas regiones de Latinoamérica. Cada vez que viajo a España para estar con mi familia lo único que me pregunto es si nuestro trabajo está siendo significativo para la sociedad española. Cáritas es un muy buen testimonio de trabajo evangélico. Creo que si cambiamos la narrativa y miramos las problemáticas desde las periferias esto nos ayudaría a superar el centralismo y el pasado y a recuperar la cultura del encuentro. En México se tiene un trabajo en red gracias al Celam y en España se puede enriquecer en red con un consejo episcopal europeo que recupere las raíces cristianas con nueva vitalidad.

¿Qué le ha pedido a los Reyes Magos para el Papa Francisco?


Salud y apoyo espiritual. Salud física para que siga recibiendo a todo tipo de personas en el Vaticano y pueda visitar su tierra y nuestro querido México tan azotado por la violencia. Y un gran apoyo espiritual. La frase de “recen por mí” hay que hacerla todos los días para que en su servicio ministerial petrino sienta la compañía de mucha gente que le quiere y le apoya.

Yo estoy con Francisco

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