De momento, empieza a barajarse una demora… ¿2024 será el año en el que, finalmente, Francisco visitará la Argentina?

Papa Francisco
Papa Francisco

Todo indicaba que entre abril y mayo iba a concretarse. Pero la conflictividad en el país ante las medidas de Milei, la falta de señales claras del nuevo gobierno respecto de la relación con la Iglesia y la salud del pontífice generan incertidumbre

El sueño era que Francisco viniera a sellar un nuevo tiempo de convivencia cívica en el que él mismo quedara fuera de la grieta. Pero Milei, en principio, tomó otro camino, seguramente temiendo que la búsqueda de consensos termine haciendo sucumbir buena parte de sus reformas

Por lo pronto, la tardanza en la que está incurriendo el gobierno en la designación del nuevo secretario de Culto de la Nación y del embajador ante la Santa Sede, luego de que eGuillermo Oliveri y Fernanda Silva cesaran con la nueva administración

(Valores Religiosos).- La meneada visita del Papa Francisco a la Argentina había entrado virtualmente en la cuenta regresiva. Parecía que estaba encaminada para que se concretara en abril o comienzos de mayo de 2024. Pero hacia el final del año empezaron a llegar desde Roma señales de que el viaje podría postergarse al segundo semestre. La demora se debería a la falta de diálogo del gobierno con la oposición y los diversos sectores, que aumenta la conflictividad y ahonda la incertidumbre respecto del futuro del país. Pero sobre todo tendría que ver con actitudes del propio presidente Javier Milei que -a juicio de Roma- denotarían una falta de consideración hacia la Iglesia católica. Y quedaría siempre dependiendo de su estado de salud.

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Dicho de otra manera: el pontífice -acompañado por la secretaría de Estado del Vaticano, encargada de las giras papales- habría decidido -expresado en términos criollos- “desensillar hasta que aclare”. Es cierto que el triunfo de Milei suscitó un enorme interrogante acerca de cómo llevaría adelante su gobierno, especialmente por la radicalidad de las medidas que venía anticipando en caso de llegar a la Casa Rosada, sumado a su debilidad objetiva por la falta de gobernadores y legisladores. A ello se sumó la preocupación por la gran cantidad de reformas que anunció vía un DNU y una Ley Ómnibus, sin evidenciar una disposición a consensuarlas.

Todo eso se produce en el marco de un fuerte ajuste económico que no vino acompañado hasta ahora de medidas de amortiguación social, más allá de la duplicación del monto de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y del 50 % en el de la Tarjeta Alimentar. Además, debe tenerse en cuenta que no todos los pobres reciben ayuda estatal y que en los próximos meses de alta inflación integrantes de sectores medios caerán en la pobreza. Si a eso se le suma el paro de la CGT anunciado para el 24 de enero, más otras protestas sectoriales que empiezan a esbozarse, es verosímil concluir que habrá un aumento de la tensión social a corto plazo.

El Papa y la Iglesia en el país siempre anhelaron que el gobierno que surgiera de las elecciones abrazara el camino del diálogo y la búsqueda de acuerdos que distendieran siquiera en parte el clima político signado por la polarización y permitiera afrontar mancomunadamente los graves desafíos, empezando por su extendida pobreza. El sueño era que Francisco viniera a sellar un nuevo tiempo de convivencia cívica en el que él mismo quedara fuera de la grieta. Pero Milei, en principio, tomó otro camino, seguramente temiendo que la búsqueda de consensos termine haciendo sucumbir buena parte de sus reformas.

"El sueño era que Francisco viniera a sellar un nuevo tiempo de convivencia cívica en el que él mismo quedara fuera de la grieta. Pero Milei, en principio, tomó otro camino, seguramente temiendo que la búsqueda de consensos termine haciendo sucumbir buena parte de sus reformas"

Con todo, la conflictividad -en buena medida esperable- no sería el principal motivo de la demora del viaje papal. O, al menos, el escollo que aparece en lo inmediato, que tendría que ver con “señales poco claras” de Milei hacia el Papa y la Iglesia. Por lo pronto, la tardanza en la que está incurriendo el gobierno en la designación del nuevo secretario de Culto de la Nación y del embajador ante la Santa Sede, luego de que el funcionario político Guillermo Oliveri y la diplomática de carrera Fernanda Silva -ambos apreciados en los medios vaticanos y eclesiásticos- cesaran con la nueva administración.

La ausencia de los nombramientos tiene una incidencia directa sobre la visita del Papa. ¿Con quién se haría el Vaticano las consultas previas y acordaría la implementación de los requisitos? Es que un viaje papal está precedido de una invitación del presidente del país que visita el pontífice -cosa que ya fue hecha- y requiere de una logística en donde el Estado en sus diversos niveles cumple un papel clave. El gobierno podría decir que hay diplomáticos a cargo interinamente, pero para el Vaticano la demora sería una falta de consideración hacia un pontífice argentino que quiere visitar su país.

Es cierto que hay muchos cargos que aún no fueron cubiertos. Pero en Roma creen que si para el presidente es tan importante el Papa -dijo repetidamente que si viene al país se lo recibirá con todos los honores de jefe de Estado y cabeza de la Iglesia católica- no debería tardar en normalizar los canales oficiales que llevan adelante el vínculo. Máxime considerando que Milei es el presidente que se viene mostrando como el más religioso desde la vuelta a la democracia, en su caso con una inclinación hacia el judaísmo -línea ortodoxa-, cuya conversión está en marcha.

Francisco y Milei

A ello hay que sumar que la cúpula del Episcopado le solicitó a Milei una audiencia para transmitirle los saludos navideños -tal como lo hace todos los años con el presidente de turno-, pero que no le fue concedida. Si bien es cierto que la reunión fue solicitada sobre la hora, tampoco se la otorgó para más adelante. Es verdad también que Milei no se ven mostrando partidario de recibir delegaciones institucionales por lo que no debería pensarse necesariamente en una falta de consideración. Pero llama la atención.

Algo es seguro: Milei logró un acercamiento con el Papa por la conversación telefónica que mantuvo con el Papa a los dos días de ser elegido presidente, llamado que fue hecho por el legislador Ramiro Marra. Fue una charla nada protocolar, directa y cordial, que posibilitó dejar atrás las descalificaciones y hasta los insultos que el libertario le propinó en el pasado al pontífice y algunas alusiones implícitas muy críticas de Francisco hacia él. Pero Milei no debería descuidar la relación con la Iglesia local.

Hay que tener en cuenta que el paso del tiempo corren en contra de una eventual visita papal porque la salud de Francisco se va debilitando como toda persona de 87 años -en su caso, particularmente, por sus problemas de movilidad- y el viaje a su país de más de trece horas de vuelo y con un impacto emocional alto sería especialmente exigente, más allá de que mentalmente se encuentra muy bien. 

Habrá que ver si se producen pronto los nombramientos en el área de Culto y se establece un nuevo vínculo institucional. Y si la conflictividad no escala y termina habiendo un cierto nivel de diálogo. Mientras tanto, la concreción del viaje del Papa a la Argentina parece el cuento de nunca acabar.

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