"A la población le digo que confíe en Dios, que no están solos, que la Iglesia está con ellos" Guillermo Elías, el obispo auxiliar de Lima que recorre hospitales llevando consuelo a pacientes de COVID-19

Monseñor Guillermo Elías
Monseñor Guillermo Elías

"Ver los rostros de los pacientes y del personal es fuerte", relata monseñor

La labor de recorrer los hospitales y de llevar palabras de consuelo a las familias afectadas por el coronavirus forma parte del plan de trabajo que ha implementado la Iglesia en Lima para afrontar el coronavirus

La coyuntura por el COVID-19 es muy dura, especialmente en los hospitales, pero, pese al riesgo al que se expone de contagiarse con el virus, monseñor Elías cree que está en el lugar correcto

(El Comercio).- En estos días, el Obispo Auxiliar de Lima, monseñor Guillermo Elías, recorre los hospitales de la capital llevando la palabra de Dios a las personas que están enfermas por el coronavirus (COVID-19), así como a sus parientes y el personal de salud. 

De esta manera, monseñor les brinda un poco de consuelo y esperanza a las personas contagiadas por el nuevo coronavirus y que ahora deben enfrentar el tiempo de la hospitalización en soledad. Las estrictas medidas de seguridad sanitaria no permiten las visitas hospitalarias por el elevado riesgo de contagio.

“En el Loayza sentí la pena que hay en los pabellones de los enfermos del COVID-19. Era imposible acercarme más de lo que quería por el protocolo sanitario. Sentía un inmenso dolor dentro de esos ambientes. Fue muy duro cuando salí del hospital, porque sentí todo eso que debe implicar estar solo ahí. Ver los rostros de los pacientes y del personal es fuerte”, relata monseñor.

“Pero la experiencia ha sido completamente diferente en el Rebagliati. Ha sido una esperanza enorme ver a la gente parada en las ventanas de los pabellones”, añade conmovido.

Mientras realizaba su recorrido con el Santísimo en el hospital Rebagliati, bendiciendo al público, una conmovedora escena se registró: las personas presentes se arrodillaron de manera espontánea. “Fue una cosa impresionante, de verdad que me puse a llorar. Claro, con todo lo que tenía encima, la mascarilla y todo, la gente no se percató. Pero me impactó mucho ver a la gente parada en las ventanas, saludando al Santísimo, y nosotros llevándoles una palabra de esperanza. Para un pastor, para un obispo, eso es algo muy impactante. Te das cuenta de que estás en donde debes estar y estás haciendo lo que Dios quiere”, dice.

¿Usted no le teme al coronavirus? ¿No teme contagiarse?, le preguntamos. “Es natural, ¿verdad? No soy Superman, soy un ser humano y me pregunto ¿qué pasaría si me contagio? Los más asustados son mi familia de sangre, mis hermanos, mis sobrinos, mis amigos, los feligreses que me conocen por años. Me dicen: ‘cuidado por favor, sabemos de tu dedicación pastoral, sabemos que tratas de servir, pero, por favor, cuídate, cuídate mucho’”, responde.

La labor de recorrer los hospitales y de llevar palabras de consuelo a las familias afectadas por el coronavirus forma parte del plan de trabajo que ha implementado la Iglesia en Lima para afrontar el coronavirus en la capital. Dicho encargo le fue encomendado a monseñor Elías por el Obispo de Lima, monseñor Carlos Castillo Mattasoglio.

Durante el estado de emergencia las principales líneas de acción que se ejecutan en la Pastoral social incluyen llevar ayuda humanitaria a la población. También, una central telefónica a través de la cual sacerdotes, religiosas y laicos brindan apoyo emocional (pastoral de escucha). Otra línea de trabajo es la pastoral de salud, en que se incluye la visita a los hospitales.

“El señor me ha formado guerrero”

La coyuntura por el COVID-19 es muy dura, especialmente en los hospitales, pero, pese al riesgo al que se expone de contagiarse con el virus, monseñor Elías cree que está en el lugar correcto.

“En julio del año pasado me ordené [de Obispo Auxiliar de Lima], por lo que jamás me imaginé que Dios me iba a permitir estar en esta situación. Dios me está hablando con tanta claridad: 'es aquí, es así donde quiero que seas obispo, sencillo y cercano con tu pueblo’. Eso es lo que estoy tratando de hacer”, expresa.

No es la primera vez que monseñor afronta una situación difícil. Cuando empezó su labor pastoral recuerda que fue asignado como párroco en la Parroquia Señor de los Milagros en Comas (1994-2006). “Sendero Luminoso prendía fogata en los cerros y se veía la hoz y el martillo; gente de ese grupo incluso me tocó la puerta una noche y me pidió una reunión. Me preguntaron qué hacía allí. Te salvas - me dijeron- porque eres peruano... antes habían estado extranjeros allí”.

A pesar del temor que le infundía trabajar en esas condiciones, monseñor guarda un cariño especial a Comas y su parroquia. Recuerda en particular un programa de becas que pudo implementar gracias al cual muchos jóvenes pudieron estudiar en la universidad y convertirse en profesionales.

“El señor me ha formado guerrero. Me ha formado fuerte para tener una capacidad de trabajo fuerte”, sostiene, por lo que confía en que podrá seguir cumpliendo con su labor.

“A la población le digo que confíe en el amor de Dios, que no están solos, que la Iglesia está con ellos. Por eso le digo: Lima, levántate. Estamos contigo [el lema de la campaña de ayuda a las personas afectadas por el coronavirus]”, finaliza.

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