Los obispos ecuatorianos ordenan a ambos salir "de forma permanente" Heraldos y carmelitas, fuera de Sucumbíos

Decisión salomónica de la Iglesia de Ecuador, que puede acabar o multiplicar el escándalo en Sucumbíos. Las congregaciones implicadas son los Carmelitas Descalzos y los Heraldos del Evangelio, a las que la Conferencia Episcopal Ecuatoriana ordenó el martes salir de forma permanente de la provincia de Sucumbíos, fronteriza con Colombia.

Una representante de la organización "Apoyo de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos" (ISAMIS), un conglomerado de asociaciones entre los que se incluyen los Carmelitas, resaltó a Efe que el conflicto "no es un enfrentamiento entre órdenes", sino una disputa entre "modelos sociales, uno comunitario (el de los Carmelitas) y otro jerárquico (el de los Heraldos)".

Por su parte, el padre Bernardino Castro, del grupo Renovación Carismática, afín a los Heraldos, manifestó a Efe que los Carmelitas representan sólo la parte social de la Iglesia y "se olvidan" de la espiritual.

El conflicto se gestó con la llegada de los Heraldos en octubre de 2010 a Sucumbíos, una región donde los carmelitas han levantado prácticamente la Iglesia Católica, fundado organizaciones sociales e incluso el Deportivo Caribe Junior, el equipo de fútbol donde empezó a jugar Antonio Valencia, una de las figuras del Manchester United.

Durante cuarenta años, el carmelita español Gonzalo López Marañón fue su obispo, pero en el 2010 se jubiló y el Vaticano decidió que lo sustituyera Rafael Ibarguren, miembro de los Heraldos.

La representante de la ISAMIS, que no quiso dar su nombre porque trabaja en una organización internacional, expuso que los Carmelitas establecieron un modelo comunitario a través de una Asamblea Diocesana, en la que todos eran iguales, desde el sacerdote, hasta las mujeres o los indígenas.

Agregó que con la llegada de los Heraldos "se quiso implantar un modelo jerárquico en el que el sacerdote es visto como un Dios y una imagen de poder", que está por encima del resto de las personas.

En cambio, Castro argumentó que los Carmelitas representan un modelo "apartado de los fieles", que no está "apegado a la Iglesia, sino a la teoría de la liberación social y marxista, en la que se valora más lo material que lo espiritual".

A su juicio, tiene que existir un equilibrio entre ambas facetas, representado por los Heraldos, dijo el sacerdote, quien indicó que los Carmelitas desobedecieron a la Iglesia al no aceptar la llegada de Ibarguren.

En el conflicto intervino incluso el presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien se opuso al nombramiento de Ibarguren como obispo, porque a su juicio pertenece a "una secta fundamentalista" de orientación "ultraconservadora".

La Conferencia Episcopal de Ecuador posteriormente negó que la orden fuera "una secta".

Simpatizantes de los Carmelitas ocuparon durante meses la catedral de Nueva Loja, la capital de Sucumbíos, hasta que el domingo simpatizantes de los Heraldos acudieron a expulsarlos, lo que acabó con enfrentamientos violentos.

Otro de los conflictos giró alrededor de radio Sucumbíos, propiedad de la Iglesia, pues los Heraldos intentaran despedir a sus empleados alegando falta de recursos para mantenerla.

"La radio siempre se ha autofinanciado y nunca recibió dinero del vicariato", dijo a Efe el periodista de esta cadena Humberto Chávez.

A su juicio, hay un "interés" de esa congregación de apropiarse de la emisora y "despojar" a la Iglesia de los servicios sociales que estaba dando, como la misma radio, el centro para niños huérfanos o la atención a refugiados colombianos.

Chávez resaltó que representantes de los Heraldos, sin previo aviso ni ninguna orden, "ingresaron a la cabina máster, desarmaron las computadoras y cambiaron sus claves".

Por el momento, la radio sigue funcionando, pero Chávez aseguró que hay días que duermen en la emisora, porque tiene miedo de que los simpatizantes de los Heraldos entren a la cadena.

Los Carmelitas y los Heraldos serán reemplazados por sacerdotes diocesanos de otras provincias, que mediarán en la situación, pero que previsiblemente no acabarán con el debate sobre qué Iglesia Católica quieren los fieles de Sucumbíos, y del resto del mundo.

(Rd/Efe)

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