El polémico texto no va a solucionar los problemas éticos del país, advierte La Iglesia mexicana compara la Cartilla Moral de AMLO con "mostrarle una receta al enfermo"

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, con la Cartilla Moral
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, con la Cartilla Moral

"La preocupación gubernamental por fortalecer los valores en la familia y la ética en el campo laboral sin duda es positiva, pero la tarea primordial de todo gobernante es el establecimiento auténtico y estable de un Estado de Derecho", recuerda en un editorial de 'Desde la fe'

"Si nuestro gobierno quiere alentar una Cartilla Moral, bien haría en seguir respaldando la institución familiar natural, debidamente constituida, pues ningún otro ambiente sería más propicio y eficaz para que el ciudadano adquiera los valores que le acompañen de por vida"

La Arquidiócesis de México advirtió que la cartilla moral que promueve el gobierna del Presidente Andrés Manuel López Obrador no solucionará los problemas éticos del país.

"Imaginar que con un texto típico se solucionen nuestros problemas éticos, sería como mostrarle una receta al enfermo esperando -sólo con eso- su pronta curación ", sentenció en el editorial del órgano informativo católico "Desde la Fe".

Dijo que si el gobierno quiere alentar una Cartilla Moral, bien haría en seguir respaldando la institución familiar natural, debidamente constituida, pues ningún otro ambiente sería más propicio y eficaz para que el ciudadano adquiera los valores que le acompañen de por vida.

Recordó que en días pasados comenzó la distribución de una Cartilla Moral entre los habitantes del país, un texto recuperado de los años cincuenta, escrito por Alfonso Reyes, en el que se invita a los ciudadanos a dialogar con sus familias acerca de la moral, la ética y los valores que necesitamos para construir una sociedad mejor.

Reconoció que la preocupación gubernamental por fortalecer los valores en la familia y la ética en el campo laboral sin duda es positiva, pero la tarea primordial de todo gobernante es el establecimiento auténtico y estable de un Estado de Derecho.

"El fomento de valores y la promoción ética debe reconocerse y alentarse como tarea principal de los padres de familia, y de las instituciones o grupos que ayudan en su responsabilidad. Al hacerlo desde una instancia de gobierno se corre el peligro de la banalización y puede tomar el derrotero de la demagogia", alertó .

El órgano de difusión de la iglesia católica, indicó que la creación o manejo de documentos con nombres llamativos, ocupando palabras que después serán devaluadas o manipuladas, o que sean utilizadas para justificar una política pasajera, sólo conducirá a quitarles importancia y peso.

Además que terminarán desechadas de nuestro diccionario familiar o usadas sin propósito real. "Cuidado, entonces, con el uso de la palabra "moral", y más cuando a las vistas es anticipo de otro documento que recibirá el nombre de Constitución Moral", aseveró.

Admitió que la Iglesia católica no tiene como tarea evaluar, validar o descalificar este tipo de caminos; pero al ser parte de esta sociedad, tiene como misión hacer valer su aportación como agente social y ubicar en sus dimensiones y alcances los valores y principios que propone.

"Junto con el valor fundamental de la vida -sin ella no tiene cabida ningún otro derecho- la Iglesia sigue afirmando el papel básico de la familia como formadora de personas, como escuela de virtudes, como santuario de la vida, donde se encuentran los elementos necesarios para desarrollarse e integrarse a la sociedad y la cultural ", puntualizó.

'No somos soldados de la 4T'

La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) lamentó que la Iglesia católica no participe en la distribución de la Cartilla Moral.

Arturo Farela Gutiérrez, presidente de la Confraternice, comentó que ante la crisis de "corrupción y violencia" todos los líderes religiosos, sin importar el credo, deben unirse en favor de la población.

"No debe haber ningún temor en la distribución de la cartilla, me apena mucho que la Iglesia católica se haya pronunciado, con algunos miembros de la jerarquía, en relación a que no quieren apoyar en la distribución de la Cartilla Moral", apuntó.

Farela Gutiérrez aseguró que no tiene ningún inconveniente en que se les llame "soldados de la Cuarta Transformación" puesto que apoyan los programas que está impulsando el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien dijo sostiene una amistad desde hace más de 20 años.

La Cartilla Moral es distribuida en México por las iglesias evangélicas.

Editorial completo de 'Desde la fe'

La Cartilla Moral

La Iglesia Católica continúa afirmando el papel de la familia como formadora de valores
Jóvenes asaltantes, niños que se drogan, padres que abandonan, familias que se rompen, funcionarios que son corruptos, empleados que mienten, sociedades sumergidas en el egoísmo y en los vicios.
El panorama que vive México no es sencillo, y menos cuando parece más fácil replicar acciones y esquemas al margen de la ley y los valores, que enfrentar al mal con principios sólidos de ética y moralidad.

En días pasados comenzó la distribución de una Cartilla Moral entre los habitantes del país, un texto recuperado de los años cincuenta, escrito por Alfonso Reyes, en el que se invita a los ciudadanos a dialogar con sus familias acerca de la moral, la ética y los valores que necesitamos para construir una sociedad mejor.

La preocupación gubernamental por fortalecer los valores en la familia y la ética en el campo laboral sin duda es positiva, pero la tarea primordial de todo gobernante es el establecimiento auténtico y estable de un Estado de Derecho.

El fomento de valores y la promoción ética debe reconocerse y alentarse como tarea principal de los padres de familia, y de las instituciones o grupos que ayudan en su responsabilidad. Al hacerlo desde una instancia de gobierno se corre el peligro de la banalización y puede tomar el derrotero de la demagogia.

La creación o manejo de documentos con nombres llamativos, ocupando palabras que después serán devaluadas o manipuladas, o que sean utilizadas para justificar una política pasajera, sólo conducirá a quitarles importancia y peso: terminarán desechadas de nuestro diccionario familiar o usadas sin propósito real. Cuidado, entonces, con el uso de la palabra “moral”, y más cuando a las vistas es anticipo de otro documento que recibirá el nombre de Constitución Moral.

La Iglesia católica no tiene como tarea evaluar, validar o descalificar este tipo de caminos; pero al ser parte de esta sociedad, tiene como misión hacer valer su aportación como agente social y ubicar en sus dimensiones y alcances los valores y principios que propone.

Junto con el valor fundamental de la vida –sin ella no tiene cabida ningún otro derecho– la Iglesia sigue afirmando el papel básico de la familia como formadora de personas, como escuela de virtudes, como santuario de la vida, donde se encuentran los elementos necesarios para desarrollarse e integrarse a la sociedad y la cultura.

Si nuestro gobierno quiere alentar una Cartilla Moral, bien haría en seguir respaldando la institución familiar natural, debidamente constituida, pues ningún otro ambiente sería más propicio y eficaz para que el ciudadano adquiera los valores que le acompañen de por vida. Imaginar que con un texto típico se solucionen nuestros problemas éticos, sería como mostrarle una receta al enfermo esperando –sólo con eso– su pronta curación.

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