Celebración de la Epifanía del Señor en Perú: "Seamos buscadores de estrellas; mente amplia y brazos abiertos" Monseñor Castillo: "No se puede predicar si no cambiamos nosotros. La Iglesia ha de recrecer y redefinirse"

Monseñor Castillo, arzobispo de Lima
Monseñor Castillo, arzobispo de Lima

El arzobispo de Lima animó, durante la celebración de la Epifanía del Señor, a la "búsqueda de una nueva estrella que sea como la guía de nuestras vidas hacia el Señor y podamos guiar a toda la humanidad en un sentido distinto al egoísmo"

"No habrá verdadera paz mientras en el mundo no se establezcan relaciones de hermandad, capaces de ayudarnos mutuamente con delicadeza", acotó

"Que encomendados a los Reyes Magos, estemos dispuestos a poder abrir nuestros brazos a todos los que son lejanos Que Dios nos bendiga, nos haga anchos de visión y nos haga ver las maravillas que hay en el mundo"

(Arzobispado de Lima).- Al celebrarse la Epifanía del Señor, Monseñor Carlos Castillo explicó que, así como los Magos buscaron al Niño Jesús para adorarlo, nosotros también estamos llamados a encontrarlo en el rostro de los pobres y los sencillos, porque la llegada de Cristo al mundo nos enseña que Dios es de los pobres.

«Adoremos hoy al Señor a través del servicio, acompañando a todos los que sufren la Pandemia, pero también a todos los que sufren la pobreza, que tienen ausencia de trabajo, que viven desolados, que viven solos y necesitados, especialmente a nuestros niños y a los más pequeños de este mundo y de esta ciudad de Lima», dijo el Arzobispo.

En ese sentido, el Evangelio de Mateo (2, 1-12), nos da luces de la situación en que nació el Niño Jesús, que además de nacer en el corazón de una ciudad pobre, también se enfrentaba a las ambiciones personales del Rey Herodes, que «temblaba ante la posibilidad de la aparición de alguien que sea una alternativa de búsqueda nueva para renovar la vida de los israelitas, para hacer justicia en la humanidad y llenarla de amor».

Buscar la nueva estrella que guíe nuestras vidas hacia el Señor

A diferencia de Herodes, los Magos son buscadores de estrellas, intérpretes del cielo con una visión abierta del mundo y de la realidad: «hoy estamos llamados a la búsqueda de algo nuevo en el mundo, de una nueva estrella que sea como la guía de nuestras vidas hacia el Señor y podamos guiar a toda la humanidad en un sentido distinto al egoísmo», reflexionó el Primado del Perú.

Y haciendo alusión a las palabras del Papa Francisco durante la Celebración de la 54 Jornada Mundial de la Paz, Monseñor Carlos recordó que no podemos hablar de paz mientras no cuidemos a los demás, especialmente a los más frágiles: «no habrá verdadera paz mientras en el mundo no se establezcan relaciones de hermandad, capaces de ayudarnos mutuamente con delicadeza», acotó.

La Iglesia ha de recrecer nuevamente y redefinirse

En otro momento, el Arzobispo de Lima explicó los signos que se esconden en los regalos de los Magos: «en los regalos está incluida la misión que Dios da a Jesús, pero simultáneamente, la misión que estos buscadores sienten que debe tener ese niño para los pueblos de la tierra: el oro que es para el gobernante; el incienso que es para el altar, para Dios; y la mirra que es para el profeta que anuncia el Evangelio y muere por anunciar el Evangelio», indicó.

Jesús toma estos tres signos, y a lo largo de su vida, gobierna anunciando el Evangelio con amor: «Jesús ha venido para todos, no solamente para algunos, inclusive para los más pecadores, los más revoltosos y los más enredados. Él ha venido para ayudarnos a salir adelante y encontrar todo lo bello que tiene nuestra humanidad, ha venido a darnos vida, para reparar las heridas», precisó Carlos Castillo.

La Iglesia ha de recrecer nuevamente y redefinirse para volver a abrirse a los demás pueblos, porque hay cosas que no se pueden predicar si es que no cambiamos también nosotros.

«Que encomendados a los Reyes Magos, estemos dispuestos a poder abrir nuestros brazos a todos los que son lejanos. Que Dios nos bendiga, nos haga anchos de visión y nos haga ver las maravillas que hay en el mundo, porque en la diversidad de culturas, de búsquedas, hay algo bueno en todos los seres humanos», meditó Monseñor Carlos.

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