Una marcha religiosa, pero también muy politizada por la ultraderecha Lula celebra la marcha evangélica anual en Brasil: "Un acto extraordinario de fe colectiva"

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, envió un mensaje a la comunidad evangélica este jueves y celebró "la fuerza transformadora de la fe", en ocasión de una multitudinaria marcha anual de las iglesias pentecostales, muchas de ellas identificadas con la extrema derecha.

El mensaje fue dirigido a la llamada 'Marcha para Jesús', que las iglesias evangélicas celebran cada Corpus Christi y que este año reunió a cerca de dos millones de personas en São Paulo, según calcularon los organizadores.

"La Marcha para Jesús es mucho más que un evento, es un acto extraordinario de fe colectiva, una caminata de oración, de alabanza y de compromiso con un Brasil más humano, más justo, más solidario", expresó el líder progresista en su mensaje.

"Como Presidente da República, reafirmo, en cada gesto de Gobierno, mi compromiso con la libertad religiosa y el respeto a la diversidad de creencias, porque la pluralidad religiosa es una de las mayores riquezas de la democracia", agregó.

Como ha ocurrido en los últimos años, desde el surgimiento de la extrema derecha, en la marcha de este año fue notoria la presencia de destacadas figuras afines al expresidente Jair Bolsonaro, que esta vez no compareció ante el evento.

La representación de esa fuerza política estuvo encabezada por el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, quien saludó a los presentes desde un escenario, en el que cantó, rezó y estuvo acompañado por otros líderes de la ultraderecha.

De Freitas aún no lo ha confirmado, pero es barajado como posible candidato de ese movimiento para las elecciones presidenciales de 2026, a las que Bolsonaro no podrá postularse, pues fue inhabilitado por ocho años debido a abusos de poder en la campaña de 2022, cuando fue derrotado por Lula.

Bolsonaro enfrenta otros procesos en la justicia, incluido uno que ya está en curso en la Corte Suprema, acusado de haber tejido una conspiración para intentar impedir la investidura de Lula, tras la victoria del líder progresista en las urnas.