El nuevo arzobispo de Bogotá ve necesarias santidad y sinodalidad para servir y caminar como Iglesia Monseñor Rueda: "Me siento lleno de fe y esperanza para servir a mi país"

Monseñor Luis José Rueda Aparicio, Colombia
Monseñor Luis José Rueda Aparicio, Colombia

El Papa Francisco ha nombrado como nuevo arzobispo de Bogotá y primado de Colombia a monseñor Luis José Rueda Aparicio, hasta el momento arzobispo de Popayán

"Me siento lleno de fe y lleno de esperanza para servirle al país, este país que busca la reconciliación y quiere motivos de esperanza", declaró Mons. Rueda, a Vatican News

Estamos llamados a ser Iglesia misionera: "Los jóvenes tienen un corazón más sensible a las necesidades de los más frágiles. Creo que ellos tienen un Evangelio que, aunque no lo saben de memoria lo viven con sus actitudes"

(Vatican News).- Monseñor Luis José Rueda Aparicio sucederá al cardenal Rubén Salazar Gómez, luego que el Papa le aceptara su renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Bogotá. Entrevista.

El prelado expresó los sentimientos que le produce este nombramiento: “Me siento lleno de fe y lleno de esperanza para servirle al país, este país que busca la reconciliación y quiere motivos de esperanza, y ese motivo de esperanza profundo es Cristo Jesús, celebrado en la Iglesia, conocido y anunciado, muerto y resucitado para darnos salvación”.

La santidad, el primer desafío para los cristianos

Monseñor Rueda expresó que el primer desafío que tenemos todos los miembros de la Iglesia es ser santos. “Sin la santidad no podemos servir. Al estilo de la virgen María, al estilo de los mártires latinoamericanos, y del santoral secreto, de aquellos santos que no son conocidos, pero que le sirvieron al pueblo de Dios”, expresó.

Junto al desafío de la santidad, está el de la sinodalidad, expresó monseñor Rueda: “El segundo es ponernos en camino, sinodalidad, todos juntos. La Iglesia y, la Iglesia con la humanidad, buscando la solución de los problemas.

Seguidamente evidenció los múltiples problemas que aquejan el territorio colombiano, entre los que enumeró: “el narcotráfico, que genera la muerte de hombres y de mujeres” y la corrupción. La respuesta a estas problemáticas tiene que ser desde el Evangelio, afirmó, “pero en comunión con aquellos que incluso están fuera de la Iglesia, pero que tienen buena voluntad de buscar el bien común”.

Iglesia misionera

En el aspecto eclesial, el nombrado arzobispo de Bogotá insistió en que “como Iglesia estamos llamados a ser instrumentos de la comunión misionera, Como dice la Lumen Gentiun. signo de comunión entre nosotros como seres humanos y de toda la humanidad en comunión con Dios. Es una comunión misionera, al estilo de lo que nos propuso Aparecida”. El centro de esta actividad misionera, está Cristo, al que “tenemos que anunciarlo, tenemos que vivirlo, tenemos que llevarlo a todos los escenarios, donde hay hombres y mujeres tendidos en el camino que necesitan el amor misericordioso, la mano, la presencia, la voz amiga. El Salvador es Cristo, animándonos y dando vida”.

La autenticidad de quien vive la pobreza evangélica

Monseñor Rueda insistió en que Cristo nos llama a vivir en la pobreza y con los pobres: “El señor Jesús nos motiva a vivir la actitud de la pobreza con alegría, sin resentimientos, sin odios, compartiendo la fraternidad de cada día, al estilo de francisco de Asís, al estilo del Papa Francisco. Es el mensaje de encontrarnos primero con Cristo Jesús el más pobre de todos. De vivir con alegría la pobreza y desde allí poder acompañar, compartir y ser hermano de aquellos que son descartados, de aquellos que viven en situaciones infrahumanos, y que podemos visibilizarlos al estilo de la parábola del samaritano”.

Los jóvenes son una buena noticia

Cuestionado sobre la importancia de los jóvenes en la labor evangelizadora de la Iglesia respondió: “Los jóvenes tienen un corazón más sensible a las necesidades de los más frágiles. Creo que ellos tienen un Evangelio que, aunque no lo saben de memoria lo viven con sus actitudes cuando encuentran a alguien a quien ayudar, a alguien a quien proteger, a alguien a quien curar. Creo que por allí Dios nos está dando una posibilidad de volver a los jóvenes también, con espíritu y alma de buen samaritano”.

Jóvenes e Iglesia

El obispo añadió: “Ellos quieren aportar, y tienen mucho que aportar y nosotros, los más viejos, debemos saber que ellos tienen mucho que enseñarnos. Ese Cristo vivo, ese Cristo caminante que les entusiasma a ellos y que nos ha entusiasmado a nosotros en nuestra juventud, ellos quieren verlo recorriendo barrios, veredas, ríos, quebradas, mares, en los campos deportivos, en todos los escenarios, por eso nuestra tarea es acompañar ese kerigma vital y acompañar esos procesos evangelizadores que irán surgiendo en el corazón de los jóvenes”.

¿Qué santos le inspiran en la misión que le ha encomendado la Iglesia?

Los santos siempre han estimulado nuestra vida en el seguimiento de Cristo. Porque él nos invitó en el sermón de la montaña, sean santos como el padre celestial es santo y cuando uno mira la vida de los santos entiende que ellos tomaron el sermón de la montaña y lo convirtieron en vida, son hombres y mujeres que han dejado que Cristo entre en su conciencia y en su corazón y se convierten en vida.

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