Carlos Mancuso, que falleció a los 89 años, durante años fue el único exorcista en Argentina Murió el exorcista al que el Papa recurría ante casos de posesión

Carlos Mancusco, el exorcista al que llamaba el cardenal Bergoglio
Carlos Mancusco, el exorcista al que llamaba el cardenal Bergoglio

Carlos Mancuso era el sacerdote al que Jorge Bergoglio apelaba para la práctica de exorcismos y uno de los pocos autorizados en Argentina. Tenía 89 años y pertenecía al clero de La Plata. Practicó un sinnúmero de exorcismos y aclaraba: "No es Hollywood"

(Valores Religiosos).- El sacerdote Carlos Mancuso falleció el lunes 3 de julio a los 89 años y una larga trayectoria pastoral, especialmente por ser uno de los pocos autorizados a practicar exorcismos y al que hoy Papa Francisco recurría en sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires ante presuntos casos de posesión diabólica.



El presbítero Mancuso nació en La Plata el 8 de febrero de 1934, ingresó al seminario mayor San José en 1955 y recibió el presbiterado en la catedral de La Plata el 8 de julio de 1962, de manos del entonces arzobispo local, monseñor Antonio Plaza. Por muchos años fue el único sacerdote autorizado a practicar exorcismos en la Argentina.

En una entrevista para un libro sobre exorcismos, el Pontífice dijo que cuando era arzobispo apelaba a dos sacerdotes autorizados –uno de ellos Mancuso- para esa práctica y que solo dos o tres personas que les envió estaban poseídas. Las otras sufrían de obsesión diabólica.

El exorcista Carlos Mancuso
El exorcista Carlos Mancuso



El libro, escrito por el periodista italiano Fabio Marchese Ragona, presenta el testimonio de exorcistas y víctimas de posesión diabólica junto con la entrevista con Francisco. Cuando se le preguntó si alguna vez había realizado un exorcismo como Papa, respondió que no, pero que había solicitado los servicios de exorcistas.

"No son curanderos, sino exorcistas"

"Cuando era arzobispo de Buenos Aires tuve varios casos de personas que venían a decirme que estaban poseídas. Los envié a una consulta con dos buenos sacerdotes 'especialistas': no son curanderos sino exorcistas", relató. "Uno se llama Carlos Alberto Mancuso y fue exorcista en la diócesis de La Plata. El otro era mi confesor, el padre Nicolás Mihaljevic, un jesuita nacido en Croacia".

"Ambos me dijeron más tarde que solo dos o tres de esas personas fueron realmente víctimas de posesión diabólica. Los demás sufrían de obsesión diabólica, que es bien diferente porque no tenían el diablo en el cuerpo. Esto debe especificarse", dijo.

Desde que llegó al papado, Francisco habló con frecuencia del diablo. Advirtió contra el diablo en la forma de un "demonio bien educado" o "cortés" que tienta a considerarnos "seguros, mejores que los demás, que ya no necesitan conversión".

El exorcista de Bergoglio

"La mayor parte del clero católico no quiere saber nada de exorcismos. Unos desprestigian la práctica como si fuera un juego de niños, y otros directamente no se animan porque les da miedo", decía Carlos Mancuso.

"Trabajo con hombres jóvenes y fuertes que pueden colaborar porque el endemoniado puede levantarse y atacar", relató en una entrevista en 2018. "Hay casos que son muy graves porque hay gente que sufre mucho a causa de haber practicado esoterismo".

Recordando los tiempos en los que Jorge Bergoglio le enviaba "endemoniados", Mancuso dijo: "Ahora en Roma él tendrá un montón de exorcistas a su cargo para actuar cuando necesite. Pero bueno, aquello demuestra que el Papa cuando estaba acá creía en lo que nosotros estábamos haciendo".

El Código de Derecho Canónico de 1917 fue la primera codificación oficial integral de la ley eclesiástica y en él se ordenó que cada obispo nombrara un exorcista oficial. Pero la mayoría de las diócesis en realidad no hicieron esto, y este requisito se eliminó cuando se actualizó el código en 1983.

La Asociación Internacional de Exorcistas se formó en 1990 liderada por el Padre Gabriele Amorth para presionar al Vaticano para que se tomara el exorcismo más en serio.

En 2004, la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano volvió a pedir a las diócesis de todo el mundo que nombraran a un exorcista. Estos nuevos exorcistas tenían que ser entrenados, por lo que en 2005 se abrió un curso especial en el seminario del Vaticano, el Regina Apostolorum.

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