El águila imperial sobrevuela, acecha y reparte rayos de maldad y destrucción Oración y pensares desde el Caribe y retos para la Iglesia

Águila
Águila

"En cada uno de nuestros países, los que abrazan a Jesús, el profeta por excelencia enfrentan retos diversos para promover la esperanza que sobrepasa todo conformismo, para irse del lado de la justicia y la libertad de cada pueblo"

 Es deber de la Iglesia, en nuestro tiempo y que se prepara para la gran Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, abrir bien los oídos para “escuchar”

"El águila imperial no solamente sobrevuela, acecha, reparte rayos de maldad y compra conciencias, sino que intenta con todo eso y más trucos aún, apuntalar un dominio imperialista que es 'pecado estructural' y que debió ya haber pasado a los archivos históricos"

Les dice Pilato “¿A vuestro rey he de crucificar?” Replicaron los sumos sacerdotes: “No tenemos más rey que el César”. (Juan 19; 15)

El dolor y las luchas internas se han arreciado, se están esparciendo por las riberas del Mar Caribe, mientras el águila imperial sobrevuela nuestro espacio. ¿Hasta cuándo?

Cada quien tiene sus motivos, sus esperanzas, sus anhelos, por los que lucha, por los que busca imponerse a los otros. Unos quieren sembrar un “mundo nuevo” donde la solidaridad marca las relaciones personales y colectivas, otros lo que intentan es mantener o restablecer “opresiones” que les permitan quedarse con todo y salirse con la suya. Al momento, en nuestros queridos Haití, Cuba, Nicaragua, Colombia, Venezuela, La Martinica, Puerto Rico… y podríamos seguir contando, vivimos escenarios de luchas y enfrentamientos con distintos niveles de intensidad. Las estridencias se complementan muy bien con la sordera para que sea poco lo que se  está dispuesto a “dialogar”.  Mientras tanto, repito… el águila imperial sobrevuela y acecha.

Águila USA

En cada uno de nuestros países, los que abrazan a Jesús, el profeta por excelencia enfrentan retos diversos para promover la esperanza que sobrepasa todo conformismo, para irse del lado de la justicia y la libertad de cada pueblo.  Y para  complicar más las cosas, hay que discernir dónde se trata de reclamos de luz y en qué lugares las traiciones taimadas y las entregas a los designios salvajes de la opresión se disfrazan de “discursos nobles”.  

Pienso que sería más fácil si se hablara siempre con la VERDAD, pero eso no parece formar parte del modo común de comportarse muchos seres humanos cuando las ambiciones y las pasiones se convierten en norte de las acciones. No olvidemos que mientras tanto, el águila imperial sobrevuela, acecha y reparte rayos de maldad y destrucción a toda costa.

Es deber de la Iglesia, en nuestro tiempo y que se prepara para la gran Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, abrir bien los oídos para “escuchar”.  Porque sin prestarle atención a los “reclamos” urgentes no podemos marchar de verdad para la construcción del Reino del Padre.

¿Pero qué es lo que debemos escuchar? No me parece que la “gritos fanatizados” de las ambiciones mezquinas pueda darnos una buena idea de lo que hay en el corazón doliente de los más necesitados del llamado “continente de la esperanza”.  No me parece que las mentiras ideológicas provean buen barro para la construcción del porvenir. Mientras tanto, el águila imperial, sobrevuela, acecha, reparte rayos de maldad y compra lo mismo a incautos que a engreídos dispuestos a traicionar a su propia gente.

Águila USA

 Recordemos:  nuestro Mar Caribe es la puerta, la llave, el puente entre dos océanos, entre el Norte y el Sur. Los pueblos de América Latina continental tienen sobradas razones para promover la paz y la justicia en esta parte del mundo. El mundo tiene de verdad motivos estratégicos para que el Caribe pueda ser una zona de paz, justicia y libertad. Pero, mientras tanto, el águila imperial no solamente sobrevuela, acecha, reparte rayos de maldad y compra conciencias, sino que intenta con todo eso y más trucos aún, apuntalar un dominio imperialista que es “pecado estructural” y que debió ya haber pasado a los archivos históricos, al pasado de la humanidad.

 Desde mi pequeña patria, esta nación caribeña y colonia de los Estados Unidos de Norteamérica, me planteo que los creyentes debemos, en cada lugar, insertarnos en la lucha por la libertad y la justicia, por el predominio del amor desde los niveles más íntimos de nuestra conciencia. Creo que es como levantarse cada día a comenzar otra vez. Es empezar por mirar nuestro propio corazón, nuestra propia casa. Como decía el poeta Antonio Machado “a distinguir me paro, las voces de los ecos, y escucho solamente entre las voces una”, la voz de la conciencia que espera “hallar a Dios un día”. Dios mío, que ese día sea hoy… y mañana también.

Amanecer

Volver arriba