Sacerdote nicaragüense tilda de "hipócritas" a Ortega y Murillo por promover la "Purísima" "En los altares promovidos por la dictadura sandinista no están Dios ni la Purísima"

El régimen instala altares en la calle para la Virgen
El régimen instala altares en la calle para la Virgen RRSS

Uno de los sacerdotes nicaragüenses despojados de su nacionalidad por las autoridades tildó de "hipócritas" y "cínicos" al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, por promover la "Purísima", una tradición religiosa que se celebra cada 7 de diciembre en honor a la Inmaculada Concepción de María, patrona de los nicaragüenses, que la Iglesia católica celebra cada 8 de diciembre

El Gobierno de Nicaragua, que en marzo pasado anunció que suspendía sus relaciones diplomáticas con el Vaticano, ha instalado 50 altares en honor a la virgen María en la avenida de "Bolívar a Chávez", en Managua, y ha promovido la celebración de la "Purísima" en las instituciones del Estado

Uno de los sacerdotes nicaragüenses despojados de su nacionalidad por las autoridades tildó de "hipócritas" y "cínicos" al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, por promover la "Purísima", una tradición religiosa que se celebra cada 7 de diciembre en honor a la Inmaculada Concepción de María, patrona de los nicaragüenses.

"En los altares promovidos por la dictadura sandinista ahí no está Dios, ni la Purísima (la virgen María). Ahí solo está el reflejo de la hipocresía y del cinismo de quienes persiguen a la Iglesia en Nicaragua y mantienen encarcelado a un obispo, monseñor Rolando Álvarez (y a) 52 sacerdotes desterrados", escribió el párroco Edwing Román, muy crítico con el Gobierno sandinista, en la red social X (antes Twitter). 

La "Purísima" o "Gritería", una fiesta religiosa y folclórica que se celebra en los 153 municipios de Nicaragua y en los lugares donde la diáspora nicaragüense es importante, como Costa Rica y Estados Unidos, nació el 7 de diciembre de 1857, recién finalizada la Guerra Nacional, cuando fueron expulsados los filibusteros estadounidenses. El 8 de diciembre es el día que la Iglesia católica dedica a la Inmaculada Concepción de María, reverenciada por los nicaragüenses.

El Gobierno de Nicaragua, que en marzo pasado anunció que suspendía sus relaciones diplomáticas con el Vaticano, ha instalado 50 altares en honor a la virgen María en la avenida de "Bolívar a Chávez", en Managua, y ha promovido la celebración de la "Purísima" en las instituciones del Estado.

Altares inaugurados por la hija de Ortega

Esos altares fueron inaugurados el 28 de noviembre pasado por Camila Ortega Murillo, una de las hijas de la pareja presidencial, quien durante la apertura dijo que la "Purísima" es una "tradición de nuestro pueblo, el pueblo mariano de Nicaragua".

"Esas imágenes de la Inmaculada Concepción de María en dichos altares, dudo que estén bendecidas", continuó el sacerdote exiliado, que exhortó a los católicos nicaragüenses a rezar y cantar a la "Purísima" en sus casas, parroquias o en los altares tradicionales de sus amistades y vecinos.

Novena a la Inmaculada en un colegio parroquial
Novena a la Inmaculada en un colegio parroquial RRSS

El martes pasado, el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más denunció en un informe que el Estado de Nicaragua está buscando cómo asumir el control de las actividades religiosas, principalmente las de la Iglesia católica, institución a la que el presidente Ortega ha calificado de "mafia" y de ser antidemocrática.

El Gobierno, a través de la Policía Nacional, ha prohibido a la Iglesia sacar a los santos a las calles desde febrero pasado, cuando no les autorizó celebrar las procesiones de viacrucis durante la Cuaresma ni después en Semana Santa. La orden policial fue adoptada después de que Ortega tildara de "mafia" a sacerdotes, obispos, cardenales y al papa Francisco.

Las relaciones del Gobierno del presidente Ortega y la Iglesia católica viven momentos de gran tensión, marcados por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas, y la suspensión de sus relaciones diplomáticas.

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