"El Sodalicio instrumentalizó a una organización como la Fiscalía para perseguir y desprestigiar a sus investigadores" Paola Ugaz: "La renuncia del obispo Eguren es una luz de esperanza, para que se siga haciendo justicia a los sobrevivientes del Sodalicio"

Pedro Salinas y Paola Ugaz, con Sciclina y Bertomeu
Pedro Salinas y Paola Ugaz, con Sciclina y Bertomeu Pedro Salinas

"En un país donde la justicia es una excepción ante organizaciones poderosas como el Sodalicio, le agradezco al Papa Francisco y a la misión Scicluna-Bertomeu haber traído una gota de esperanza en más de 50 años de vida sodálite"

"El obispo Eguren se puso en la mira cuando nos denunció a mí y a Pedro, y gracias al periodista Juan Carlos Cruz y el arzobispo de Lima, Carlos Castillo, se conoció en el Vaticano de sus abusos y su talante antidemocrático"

"El rol del arzobispo, Charles Scicluna y monseñor Jordi Bertomeu ha sido decisivo para mover la aguja en el caso Sodalicio, que existe desde 1971 y que nunca hasta hoy, 2024, se le ha pedido cuentas sobre sus actos ante sus víctimas de abuso sexual, físico y psicológico"

"En un país donde la deslealtad institucional ha hecho añicos a la nación, donde las organizaciones poderosas nunca rinden cuentas, es aleccionador el que haya sido “renunciado” José Eguren como arzobispo de Piura y Tumbes"

Paola Ugaz y Pedro Salinas son dos excelentes periodistas peruanos, que decidieron sacar a la luz las tropelías del todopoderoso Sodalicio de Vida cristiana en Perú, con su libro 'Mitad monjes, mitad soldados'. Desde entonces, la potente organización religiosa les persiguió por tierra, mar y aire y de una forma "sistemática". Hoy, Paola, respira aliviada, una vez que el propio Papa Francisco viniese en su ayuda, "renunciando" al arzobispo de Piura, monseñor Eguren, que "formó parte de la generación fundacional" de los sodalites y que convirtió la archidiócesis de Piura en el "bastión más importante" del "acoso judicial y del robo de tierras por parte de empresas del Sodalicio".

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El Papa y Paola Ugaz

-¿Qué sentimientos le produce el que el Papa haya aceptado la renuncia, con bastantes años de antelación a la edad establecida, del arzobispo de Piura, que les denunció a usted y a su compañero Pedro Salinas?

-Es una buena noticia. Luego de seis años de sistemática persecución del Sodalicio contra mí y contra Pedro Salinas, es importante que, por vez primera, alguien que formó parte de la generación fundacional de la organización católica llamada Sodalicio y que manejaba el bastión más importante en el país, sea “renunciado” por demandar a periodistas que investigaron su organización y olvidarse de la grey en Piura que sufrió el acoso judicial y robo de sus tierras por parte de empresas del Sodalicio. En un país donde la justicia es una excepción ante organizaciones poderosas como el Sodalicio, le agradezco al Papa Francisco y a la misión Scicluna-Bertomeu haber traído una gota de esperanza en más de 50 años de vida sodálite.

-¿Cree que la aceptación de la renuncia es por encubrimiento de abusos o, más en general, por tapar los inmorales tejemanejes de todo tipo del Sodalicio?

-Creo que el obispo José Antonio Eguren fue “renunciado” por el Vaticano y ahora esperamos que dé explicaciones y asuma su responsabilidad en el daño causado a los comuneros y a los periodistas. Eguren se puso en la mira cuando nos denunció a mí y a Pedro, y gracias al periodista Juan Carlos Cruz y el arzobispo de Lima, Carlos Castillo, se conoció en el Vaticano de sus abusos y su talante antidemocrático.

El rol de Eguren dentro del crecimiento económico del Sodalicio en el país es clave y el Vaticano estaba informado de mis publicaciones desde el 2021, así como del acoso judicial y en redes sociales por mis investigaciones junto a Raiza Arroyo. Desde los inicios, Eguren fue denunciado por el ex sodalite Jose Enrique Escardó por abuso psicológico, y luego por su rol de mirar a otro lado cuando recibió denuncias de abuso sexual, como las que recibió de las víctimas de Virgilio Levaggi, entre otros.

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-¿Espera que su caso sea el primero de una cadena de renuncias o dimisiones en el Sodalicio?

Es una luz de esperanza y esperamos que se siga haciendo justicia a los sobrevivientes del Sodalicio. Y que por fin, en un país donde la deslealtad institucional ha hecho añicos a la nación, donde las organizaciones poderosas nunca rinden cuentas, es aleccionador el que haya sido “renunciado” José Eguren como arzobispo de Piura y Tumbes.

-¿Qué papel han jugado los investigadores del caso Sodalicio, Scicluna y Bertomeu, en la aceptación de la renuncia de monseñor Eguren?

-El rol del arzobispo, Charles Scicluna y monseñor Jordi Bertomeu ha sido decisivo para mover la aguja en el caso Sodalicio, que existe desde 1971 y que nunca hasta hoy, 2024, se le ha pedido cuentas sobre sus actos ante sus víctimas de abuso sexual, físico y psicológico. A pesar de las denuncias, que empezaron en el 2000 por Jose Enrique Escardó contra Eguren y otros líderes del Sodalicio, nunca les había pasado absolutamente nada.

Gracias a la decisión del Papa Francisco, que envió la misión Scicluna-Bertomeu, hemos empezado a ver la luz de esperanza en medio, repito, de una persecución judicial basada en mentiras contra mí, que investigo a la organización desde hace 6 años, y que el único condenado había sido mi colega, Pedro Salinas, por una demanda de Eguren.

La paciencia y el talento de los investigadores Scicluna-Bertomeu consiguieron horadar la piedra en Perú y nos congratulamos por ello.

-¿Alguna consecuencia más para el Sodalicio, tras esta decisión papal?

-No hay que dejar de lado la investigación contra la red de la suspendida fiscal general Patricia Benavides, llamada “Valkiria V”, donde se descubrió al abogado del Sodalicio, Jose Luis Hauyon, como uno de los asesores en la sombra de la fiscal y jugando un rol clave en la persecución contra mí y Pedro Salinas. Hauyon le pide al jefe de los fiscales de lavado de activos que no archiven la denuncia contra mí sobre lavado de activos, todo basado en mentiras. Es decir, el Sodalicio instrumentalizó a una organización como la Fiscalía para perseguir y desprestigiar a sus investigadores. Esta historia aún no termina.

Monseñor Eguren

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