Acusado de abuso de poder y conciencia y de encubrimiento de los delitos sexuales Víctimas de abuso sexual y laicos chilenos escriben al Papa, a través del español Jordi Bertomeu, para que reconsidere el nombramiento episcopal de Gonzalo Bravo

Bertomeu
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Se dirigen a Bertomeu, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, después de que Gonzalo Bravo haya sido nombrado obispo de la Iglesia de San Felipe, a falta de la toma de posesión

"Nos duele la complicidad, indiferencia o tolerancia a estos hechos", aseguran, reclamando una respuesta del Vaticano

Dicen que Bravo participó "en el impedimento de justicia para las víctimas, e incluso ofreció dinero a cambio de su silenciamiento mientras ocupaba el cargo de Ecónomo de la Diócesis" en tiempos del exobispo Duarte

"Nos mueve el sincero deseo de reconstruir nuestra Iglesia de Valparaíso", explica el grupo de laicos que ha firmado y enviado al español Jordi Bertomeu una carta solicitando que se detenga el nombramiento de Gonzalo Bravo como obispo de la Iglesia de San Felipe, en Chile.

Se dirigen a Bertomeu, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe y miembro de la comisión de investigación de la Iglesia chilena junto a monseñor Scicluna, para expresar su "profunda preocupación y dolor" después de que Bravo, acusado de encubrimiento de abusos sexuales, haya sido nombrado obispo de San Felipe en mayo, a falta de toma de posesión del cargo.

"Nuestra Iglesia local es una Iglesia muy dañada por los delitos y abusos de algunos de sus sacerdotes, pero sobre todo nos duele la complicidad, indiferencia o tolerancia a estos hechos y el ejercicio de otras prácticas, amparadas por la autoridad", le confiesan al español, solicitando una respuesta de la Santa Sede.

Los laicos firmantes, implicados en los servicios de la Iglesia (catequistas, educadores...) y algunos de ellos víctimas de abuso sexual clerical, se cuestionan en la misiva "cómo es posible que su nombre haya llegado a Roma sin estos antecedentes". Puesto que Bravo no solo se ha visto vinculado al encubrimiento de estos delitos sexuales en tiempos del exobispo Gonzalo Duarte, sino que ha sido además acusado de maltratar a los denunciantes.

Como se lee en la carta, Bravo participó "en el impedimento de justicia para ellas, e incluso ofreció dinero a cambio de su silenciamiento mientras ocupaba el cargo de Ecónomo de la Diócesis".

A estos escándalos se suma la acusación, por parte de religiosas y del laicado de la diócesis, de abuso de poder y conciencia.

Por todo ello la carta de la Red Laical de Valparaíso solicita que se investigue a Gonzalo Bravo, y no se concrete su nombramiento.

Gonzalo Bravo, el nuevo obispo de San Felipe (Chile)
Gonzalo Bravo, el nuevo obispo de San Felipe (Chile)

Texto íntegro de la carta

Por las heridas de nuestra Iglesia de Valparaíso

Junto con saludarle, le deseamos la paz y la fuerza del Espíritu que nos ofreció Pentecostés. Quienes le extendemos esta carta somos bautizados y bautizadas de la Iglesia de Valparaíso, agentes pastorales, educadores, voluntarios y voluntarias, personas comprometidas con la fe católica y creyentes en Jesús, nuestro maestro. Nos mueve el sincero deseo de reconstruir nuestra Iglesia de Valparaíso herida por tantos sufrimientos causados. También nos mueven y alientan las sinceras y directas palabras que el Papa Francisco nos dirigiera al Pueblo de Dios que peregrina en Chile. En ella, nos manifestó:

«En el Pueblo de Dios no existen cristianos de primera, segunda o tercera categoría. Su participación activa no es cuestión de concesiones de buena voluntad, sino que es constitutiva de la naturaleza eclesial. Es imposible imaginar el futuro sin esta unción operante en cada uno de Ustedes que ciertamente reclama y exige renovadas formas de participación» (Carta del Santo Padre Francisco al Pueblo de Dios que peregrina en Chile, 1).

Esta Carta significó para nosotros como bautizados, como cristianos y cristianas de a pie, una gran esperanza y un gran aliento para continuar trabajando por reconstruir la Iglesia y sanar las heridas de tantos y tantas hermanas nuestras que han sido dañadas. Con novedad, nos impulsó a actuar mediante la fe en aquella unción operante que Dios nos regala en su infinito amor, y nos devolvió la dignidad de Pueblo Santo que peregrina, y que ha sido muchas veces «ninguneado, ignorado y acallado», como el mismo Papa menciona en su carta.

Con esa misma fe, fuerza y esperanza que nace de la unción del bautismo, es que venimos con toda sinceridad -pero no sin miedo-, a expresarle nuestra profunda preocupación y dolor por el nombramiento del pbro. de la Iglesia de Valparaíso, Gonzalo Bravo, como obispo para la Iglesia de San Felipe.

Las razones por las cuales expresamos esta preocupación se basan en nuestra experiencia de más de 40 años de trabajo pastoral para la Iglesia de Valparaíso. Nuestra Iglesia local es una Iglesia muy dañada por los delitos y abusos de algunos de sus sacerdotes, pero sobre todo nos duele la complicidad, indiferencia o tolerancia a éstos hechos y el ejercicio de otras prácticas, amparadas por la autoridad, que no son coherentes ni se condicen con la misión del anuncio de la Buena Noticia del Reino.

A nuestra memoria se suma el sufrimiento y la frustración por la partida de muchos valiosos sacerdotes que no toleraron aquellas prácticas y abandonaron el ministerio, o se incardinaron en otras diócesis. Hoy sabemos que algunos de ellos denunciaron, o intentaron denunciar, pero fue el obispo Gonzalo Duarte quién los desoyó y maltrató, situación que usted también debe conocer por ser públicas las acusaciones que pesan sobre el obispo emérito, y que aún no tienen respuesta de la Santa Sede.

Pero más estupor hemos sentido al saber, por testimonio de algunas víctimas, que el pbro. Gonzalo Bravo también participó – bajo la autoridad del obispo Duarte- en el impedimento de justicia para ellas, e incluso ofreció dinero a cambio de su silenciamiento mientras ocupaba el cargo de Ecónomo de la Diócesis. Estos sucesos nos desconciertan y nos enfurecen. Y nos preguntamos, ¿cómo es posible que su nombre haya llegado a Roma sin estos antecedentes?

El Papa Francisco en un acto de gran honestidad, propio de su estilo, nos ha propuesto en su magisterio poner especial atención sobre el grave error de no haber sabido escuchar a las víctimas:

«Creo que aquí reside una de nuestras principales faltas y omisión: el no saber escuchar a las víctimas. Así se construyeron conclusiones parciales a las que les faltaban elementos cruciales para un sano y claro discernimiento. Con vergüenza debo decir que no supimos escuchar y reaccionar a tiempo». (Carta del Santo Padre Francisco al Pueblo de Dios que peregrina en Chile, 3).

Incluso más, entre los miembros de nuestra Red Laical de Valparaíso también se han compartido testimonios de hermanas que han sufrido abuso de poder y de conciencia por parte del pbro. Gonzalo Bravo, mientras servían pastoralmente a la Iglesia. Esto también nos parece relevante de mencionar, puesto que como el mismo Papa Francisco nos ha enseñado, la cultura del abuso es una cultura de muerte que es necesario erradicar de nuestra Iglesia.

Estimado hermano Bertomeu, escribimos esta misiva sin más ganancia que el establecimiento de la verdad y la justicia para nuestros hermanos y hermanas que llevan en carne propia las heridas de la Iglesia de Valparaíso. Esas heridas no son simbólicas, son reales y requieren de un proceso de sanación que tenemos que poder construir todos juntos como hermanos y hermanas. Por supuesto, nos preocupa el futuro de la Iglesia de San Felipe que también ha tenido que enfrentar graves situaciones, sin la debida diligencia de sus pastores. Deseamos para toda nuestra Iglesia chilena un cambio profundo de renovación.

Por todo lo expuesto —y por muchos testimonios que aportarían valiosos elementos para elaborar un perfil más acucioso, complejo y menos parcial- pensamos que el proceso de evaluación para una eventual ordenación episcopal del presbítero Gonzalo Bravo requiere de una indagación y un discernimiento más profundo. De no hacerlo, los efectos para la Iglesia chilena podrían significar perpetuar su sufrimiento, que son también los sufrimientos del Cuerpo de Cristo.

Nos despedimos con la esperanza viva que nos da la Resurrección, y la fuerza del Espíritu que mueve nuestra historia.

Muy fraternalmente,

Beatriz Helena Mercado Perrin, Coordinación Red Laical Valparaíso.

Guillermo de Jesús Suárez Adones, Coordinación Red Laical Valparaíso.

Teresa Catalina Báez Maureira, Coordinación Red Laical Valparaíso.

Sonia Maria Salvador Pérez, Coordinación Red Laical Valparaíso.

Mauricio Andrés Pulgar Lazo, víctima de abuso sexual clerical, Valparaíso.

Gustavo Antonio Donoso Gamboa, víctima de abuso sexual clerical, Valparaíso.

Marcelo Enrique Rodríguez Méndez, víctima de abuso sexual clerical, Valparaíso.

Marcelo Eduardo Soto González, víctima de abuso sexual clerical, Valparaíso.

Sebastián Andrés del Río Castro, víctima de abuso sexual clerical, Valparaíso.

Anexo:
1. Declaración Pública Red Laical Valparaíso: Sobre nombramiento del pbro. Gonzalo Bravo, 27 de mayo de 2020. 2. Comunicado de las víctimas de Valparaíso, 24 de junio de 2020.

CC: Nunciatura Apostólica en Chile; Conferencia Episcopal de Chile.

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