"Además del dolor y el terror, sabemos que Jesús estuvo con nosotros", relata Dennis Zehren El cura de la escuela católica tiroteada: “Si hubiera podido interponerme entre esas balas y los niños…”

“Si hubiera podido interponerme entre esas balas y los niños… Eso es lo que esperaba hacer… Las puertas estaban atrancadas, cerradas por fuera por el pistolero”. Con la voz quebrada, Dennis Zehren, párroco en la escuela católica de primaria de la Anunciación, en Minneapolis (EEUU), recordaba los terribles hechos que costaron la vida a dos niños y heridas a otros 21 tras el tiroteo registrado mientras celebraban la misa
“Nunca podré olvidar lo sucedido”, señala el sacerdote. “Pero además del dolor y el terror, sabemos que Jesús estuvo con nosotros. Jesús llega a lo más profundo de lo que estamos atravesando. Ahí es donde trae la sanación y la salvación para cualquier situación que enfrentemos”
“Si hubiera podido interponerme entre esas balas y los niños… Eso es lo que esperaba hacer… Las puertas estaban atrancadas, cerradas por fuera por el pistolero”. Con la voz quebrada, Dennis Zehren, párroco en la escuela católica de primaria de la Anunciación, en Minneapolis (EEUU), recordaba ante los medios de comunicación el pasado 30 de agosto los terribles hechos que, tres días antes, costaron la vida a dos niños y heridas a otros 21 tras el tiroteo registrado mientras celebraban la misa de inicio de curso. Pero sólo pudo escuchar las ráfagas de disparos que entraban por las ventanas.
“Intentamos salir. Creo que algunos padres habrían salido y lo habrían atropellado si hubieran podido, y yo habría estado allí con ellos”, relata el cura, en información recogida por OSV. “Pero creo que para ese momento, el daño ya estaba hecho”, rememora, en los que es un recuerdo que, apunta, ya no podrá olvidar.
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“Es un recuerdo difícil”, señala. “Los disparos eran muy fuertes. No paraban de sonar, y mi primer instinto fue correr hacia donde venían las balas. Había algunos padres que iban en la misma dirección, y yo estaba hablando por teléfono con el 911 con la esperanza de asomarme por la ventana para ver hacia dónde se dirigía el tirador. Así podría ayudarlos. Pero era una ráfaga de disparos, y como dije, parecía que no paraban de sonar”.
Sonó un último disparo. El del asesino, que se suicidó en el aparcamiento. Se trataba de Robin Westman, un exalumno del colegio de 23 años, cuya madre había trabajado anteriormente en la escuela.
The homily of Fr. Dennis Zehren on Saturday, August 30th
— Fr. Paul (@BackwardsFeet) September 1, 2025
School Auditorium of the Church of the Annunciation pic.twitter.com/0vBy9A8Xss
“Nunca podré olvidar lo sucedido”, señala el sacerdote. “Pero además del dolor y el terror, sabemos que Jesús estuvo con nosotros. Jesús llega a lo más profundo de lo que estamos atravesando. Ahí es donde trae la sanación y la salvación para cualquier situación que enfrentemos”, añadió todavía conmocionado por lo vivido, pero también convencido de que, ahora, esa comunidad de padres, alumnos y personal de la escuela está más unida que nunca.
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