Hablan dos religiosos franceses secuestrados en Haití Agnes Bordeau, de 80 años: "Pensé 'Oh, nos van a matar y luego nos van a incinerar'"

Agnes Bordeau, una de los diez religiosos secuestrados en Haití
Agnes Bordeau, una de los diez religiosos secuestrados en Haití

Dos de los religiosos secuestrados en Haití aseguran no culpar a sus captores por esa terrible experiencia y denuncian en cambio la inacción de las autoridades

Son víctimas del infierno en el que viven: "Los secuestradores no son responsables, el Estado, sí"

Los secuestros han afectado tanto a la minoría adinerada del país como a la mayoría pobre. Y los religiosos no esconden su cansancio ante la inacción del Estado

Sus captores incluso le dijeron a Michel Briand, sacerdote de 67 años, que habían creado la banda gracias a la financiación de antiguos funcionarios haitianos

Una monja que formó parte de los religiosos secuestrados en Haití dijo a la AFP que estuvieron en condiciones miserables, eran constantemente cambiados de lugar de cautiverio y pensó que serían ejecutados y sus cuerpos calcinados o arrojados a una fosa común.

Pero junto a Michel Briand, un sacerdote de 67 años que también figuró entre los cautivos, aseguraron no culpar a sus captores por esa terrible experiencia y denunciaron en cambio la inacción de las autoridades.

En Haití, un país minado por la pobreza extrema y la inestabilidad política, las bandas violentas operan cada vez más a sus anchas en los barrios más pobres, donde la inversión pública brilla por su ausencia.

Lo ocurrido el 11 de abril a este grupo -compuesto también por cinco religiosos haitianos y otras tres personas- en Croix-des-Bouquets, una localidad al noreste de Puerto Príncipe, la capital, se convirtió en el ejemplo más visible del reciente aumento de los secuestros extorsivos en el país.

Agnes Bordeau
Agnes Bordeau

Briand y la monja Agnes Bordeau, de 80 años, dijeron a la AFP que se dirigían a una ceremonia de ordenación sacerdotal cuando su grupo se encontró ante una docena de hombres armados que habían bloqueado la carretera.

"Estábamos en el lugar equivocado en el momento equivocado", dijo Briand, quien cree que los pandilleros no habían planeado su secuestro.

"Al entrar en el bosque vi un incendio", comentó Bordeau a la AFP. "Y pensé 'Oh, nos van a matar y luego nos van a incinerar'".

"Muy rápido también, escuché el sonido de un pico golpeando contra el suelo. Me dije: 'Bueno, están en vías de hacer una fosa común y nos van a arrojar allí y matarnos'".

Ahora puede reírse de lo oscuras que eran sus suposiciones.

Padre Michel Briand
Padre Michel Briand

Bordeau trabaja en Haití desde 2019 tras pasar décadas en otros destinos, mientras Briand es misionero en el Caribe desde 1986 y habla criollo con fluidez, lo que significa que pudo interactuar con la pandilla.

En los primeros momentos "no sabían dónde ponernos" y luego arrojaron cartones al suelo en plena naturaleza y ese fue el primer lugar de cautiverio del grupo durante cinco días, señaló Briand.

"No son responsables"

Los cautivos fueron trasladados constantemente, y cada cambio provocó la esperanza de ser liberados y el temor de ser ejecutados, dijo Bordeau.

Durante toda esta terrible experiencia nadie del grupo fue atacado.

"El tercer lugar fue el más terrible porque era insalubre, muy pequeño, y nos redujeron la comida", dijo Bordeau. "Nos dieron un pastel de carne alrededor de las 15H00, una botella de agua y eso fue todo por el día".

Padre Michel Briand
Padre Michel Briand

No conocen los detalles de su liberación en la noche del 30 de abril, pero sus captores habían pedido un rescate de un millón de dólares.

"No se los reprocho y hasta diría que no son responsables", dijo Bordeau.

"Rezo mucho por ellos, para que puedan salir del infierno donde viven", contó, juntando las manos en las rodillas.

"Recurren al robo, o como fue en el caso nuestro, al secuestro, para mantenerse y comprar armas, según nos lo dijeron claramente", indicó Briand.

"Que actúen"

Los secuestros han afectado tanto a la minoría adinerada del país como a la mayoría pobre. Y los religiosos no esconden su cansancio ante la inacción del Estado.

"Pidamos que las autoridades públicas actúen antes que hablar: no tienen sentido más palabras, lo que se necesita es actuar por el bien de la gente", dijo Briand.

Sus captores incluso le dijeron a Briand que habían creado la banda gracias a la financiación de antiguos funcionarios haitianos.

"Estos funcionarios promovieron el fenómeno de las pandillas", dijo, cuidándose de no dar nombres propios.

Pandilleros

El sábado, por primera vez desde su liberación, Briand condujo su camioneta por las calles de Puerto Príncipe y así, poco a poco, va disfrutando de su recuperada libertad.

No tiene planes de salir de Haití. Si se fuera ahora, dijo, lo consideraría una "traición".

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