Miles de personas han seguido la hazaña en vivo y a través de la red Un hombre cruza Cuba a pie para cumplir una promesa a la Virgen: "En el Cobre dejé mi corazón"

Omar Quintero
Omar Quintero

Omar Quintero, de 56 años, alcanzó la fama tras caminar casi 900 kilómetros desde La Habana hasta el santuario de la Virgen del Cobre para agradecer el milagro de la curación de su hijo

Este hombre de 56 años, cuenta su experiencia de esta larga travesía de dos meses, que comenzó "solito" y que a partir de la mitad del camino se volvió viral y sumando apoyos que le trasmitieron "más fuerza" para no rendirse

"Vengo con más fe, orgullo, amor y bendiciones para el pueblo de Cuba. Le he puesto corazón a mi país. Reviví la fe que estaba en el piso", afirma

Se plantea crear un grupo de ayuda humanitaria virtual para hacer donaciones a niños enfermos y sin amparo familiar y a las personas enfermas a no perder la esperanza: "No se rindan y luchen por su vida"

Omar Quintero, el cubano conocido como "el pagador de promesas", dice tener "más fe, amor y una responsabilidad" tras cumplir la que hizo a la Virgen de la Caridad por el "milagro" de sanar a su hijo, caminando casi 900 kilómetros, hazaña que han seguido miles de personas en su país, en vivo y en las redes.

De regreso a su pequeño hogar en la popular barriada de Los Pocitos, en el municipio habanero Marianao, este hombre sencillo, de 56 años, cuenta en una entrevista a Efe su experiencia de esta larga travesía de dos meses, que comenzó "solito" y que a partir de la mitad del camino se volvió viral y sumando apoyos que le trasmitieron "más fuerza" para no rendirse.

"Vengo con más fe, orgullo, amor y bendiciones para el pueblo de Cuba. Le he puesto corazón a mi país. Reviví la fe que estaba en el piso", afirma este empleado en un agro (tienda de fruta y verdura), rodeado de familiares y vecinos.

En los apenas 16 metros cuadrados de su casa el devoto Quintero tiene un altar dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre, al que sumó una imagen de madera de la misma advocación, obsequio de un escultor que conoció a su paso por la provincia oriental de Camagüey.

Aunque su viaje peregrino se hizo viral en las redes sociales y trascendió las fronteras de Cuba, Quintero asegura que es "el mismo de siempre".

La promesa

A su hijo Lázaro Damel Quintero Bermúdez, un joven "bello y físicamente saludable", trabajador del sector de la salud, se le diagnosticó hace once años una enfermedad mortal: un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que se forma en el sistema linfático. Le ha afectado los pulmones y los médicos le calculaban apenas unos meses de vida.

"Fue un momento crítico en mi vida, tuve miedo de perder a mi hijo porque eso era lo que se esperaba", rememora con tristeza.

Recuerda que su hijo, de 25 años, estuvo hospitalizado en estado muy grave y los partes médicos daban pocas esperanzas.

Ese fue el momento en que le prometió "a Dios y a la Virgen de la Caridad que si lo salvaban iba a El Cobre a pie", en referencia al conocido santuario de la Virgen de la Caridad, lo que implicaba cruzar casi entera la isla de Cuba.

Atribuye a su "fe y amor de padre" esa promesa. "Los médicos pusieron todo su empeño, lo salvaron y salió del coma, no como antes pero está vivo, con la fe, el apoyo que me dio el pueblo en esta caminata", explica.

El largo trayecto

En la primera jornada de la travesía -con salida de La Habana el pasado 15 de enero hasta el vecino pueblo de San José de las Lajas- hizo 51 kilómetros. "Sin darme cuenta", dice ahora.

A partir de ahí anduvo por la Carretera Central del país a más de 30 kilómetros por día, empujando el carrito en el que transportaba una imagen de la Virgen vestida con el color amarillo que le caracteriza.

Relata que en aquellos primeros días durmió en estaciones de autobuses, portales de viviendas y comercios. Comía poco: el café y los cigarros eran su "gasolina".

Reconoce que durante el trayecto hubo un momento en el que pensó que no iba a llegar a su destino, el pequeño pueblo de Santiago de Cuba donde está el santuario de la Virgen de La Caridad, declarada Patrona de Cuba en 1916 por la Iglesia católica, y conocida como "Cachita" y Oshún en las religiones afrocubanas.

Pero al cerrar la primera etapa del recorrido en la provincia central Sancti Spíritus, recibió una sorpresiva acogida del pueblo, organismos estatales y la Cruz Roja, que le acompañó a partir de ese momento con una ambulancia.

"No esperaba que el pueblo me recibiera así. Me pedían autógrafos, hacerse fotos, que tocara sus manos o les llevara ofrendas a la Virgen, bendiciones las embarazadas y donaciones que entregó a hogares de ancianos, escuelas de niños discapacitados y enfermos", narra el peregrino con precisión cronológica.

Su promesa se hizo viral y en las redes sociales se compartían día a día sus avances. Los medios locales comenzaron a entrevistarlo y registrar su marcha hacia El Cobre.

Se le sumaron incluso personas en su peregrinaje, entre ellas una joven nombrada María Carla, en Camagüey, y el turista italiano Davide Cuttica, quien se cruzó con él en Ciego de Ávila y le acompañó hasta el final y de regreso a La Habana, mientras trasmitía en su blog en las redes sociales el viaje del cubano, que ahora los considera "amigos y familia".

En El Cobre

En El Cobre, Quintero revive el recibimiento que le ofrecieron cientos de personas, como el cantante Israel Rojas, que respondió a su petición y entonó el tema "Valientes".

Guarda además en la memoria la subida final hasta el santuario, corriendo con su carrito por las escaleras. Y cuando llegó frente a la imagen de la Virgen: "lloré como un niño más de media hora".

"Cumplí ante ella y ante Dios. En el Cobre dejé mi corazón, prometí a la Caridad que cuando mi hijo se recupere voy a llevarlo porque es parte de la promesa y que seguiré ayudando a los enfermos", apunta.

Con ese fin dijo que se plantea crear ahora un grupo de ayuda humanitaria virtual para hacer donaciones principalmente a niños enfermos y sin amparo familiar.

Aunque esta fue su sexta promesa a la Caridad, considera a las anteriores sin la misma significación y llamó a las personas enfermas a no perder la esperanza: "No se rindan y luchen por su vida".

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