"Del pesebre a la esperanza"
"Nadie se crea excluido de tal regocijo": Mensaje de Navidad de los obispos de México
"Del pesebre a la esperanza"
(ADN Celam).- Con el lema “Del pesebre a la esperanza”, los obispos de México dieron a conocer su Mensaje de Navidad y Año Nuevo 2026, una reflexión pastoral que invita a contemplar el misterio del nacimiento de Jesucristo como fuente de alegría, esperanza y fraternidad para el país.
El documento se abre con una cita de San León Magno que enmarca el sentido universal de la Navidad: “Hoy, amadísimos, ha nacido nuestro Salvador. Alegrémonos. Nadie se crea excluido de tal regocijo”. Desde esta convicción, los pastores aseguran que el nacimiento de Cristo es una buena noticia para todos, sin exclusiones.
Los obispos se dirigen a los fieles con un saludo cercano y fraterno: “En esta Navidad con el corazón lleno de esperanza y alegría”, y explican que en esta ocasión desean ofrecer otra mirada.
En efecto, señalan que ahora quieren hablar “desde otra mirada: desde el silencio del pesebre, desde la contemplación del misterio de esa noche que nos envuelve a todos con renovados sentimientos de asombro y esperanza”. De este modo, el mensaje se sitúa en una lectura creyente que permite encontrar luz en medio de las dificultades.
Bajo el subtítulo “Contemplar el misterio”, el texto ahonda en el corazón de la fe cristiana: el misterio de la Encarnación. Para expresar esta realidad, los obispos recurren a una conocida reflexión de San Agustín, citada de manera textual: “Se hizo hombre quien hizo al hombre. El que sostiene el mundo cabe en un pesebre. El Pan de vida tiene hambre. La Fuente tiene sed. La Luz duerme”.
A partir de esta cita, el mensaje explica que la Navidad revela la lógica de Dios, distinta a la del poder y la grandeza humana: “Este es el misterio y la gloria de nuestra fe: Dios se hace pequeño para hacernos grandes”.
El mensaje insiste en que el nacimiento de Jesús tiene consecuencias concretas para la vida personal y social. Los obispos resaltan que “Dios se hace vulnerable para sanar lo que en nosotros está roto”, una afirmación que resuena especialmente en un contexto marcado por la violencia, la discordia y el sufrimiento de tantas personas.
Asimismo, señalan la dimensión comunitaria de la Navidad: “Dios se hace cercano para que nosotros seamos hermanos”. Desde el pesebre, explican, brota una invitación a reconstruir los vínculos rotos, a promover la reconciliación y a vivir una fraternidad auténtica que no excluya a nadie.
Los obispos invitan a los fieles a abrir el corazón a la presencia de Cristo: “Que en la Nochebuena y el día de Navidad dejemos que la presencia de Cristo ilumine nuestro corazón herido por la discordia”.
“El Niño de Belén nos recuerde que somos profundamente amados por nuestro Dios y que nunca nos abandona en medio de nuestros anhelos y sufrimientos”, alientan las autoridades eclesiales de México, y esta certeza, señalan, es la base de una esperanza que no defrauda y que puede sostener a las personas y a las familias en los momentos más difíciles. Desde allí, proponen un camino que va del pesebre a la esperanza, una esperanza capaz de iluminar la realidad nacional y de renovar la fe, la alegría y el compromiso fraterno de todos.
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