Alertan de la "falsa elección entre nuestra seguridad y nuestra humanidad" Los obispos norteamericanos piden a Biden "una reforma integral" del sistema migratorio USA

Migrantes a su paso por México
Migrantes a su paso por México

"Es la urgente necesidad de una reforma integral del sistema de inmigración de nuestro país. El sistema de inmigración de Estados Unidos es demasiado complejo e injusto y, a menudo, mantiene separados a los miembros de la familia debe ser arreglado" 

"La Iglesia enseña que un país tiene derecho a regular sus fronteras. Al mismo tiempo, las personas tienen el derecho fundamental de migrar para preservar su vida y su familia"

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha pedido a la Administración Biden una «reforma integral» del sistema migratorio. Se trata, dice, de una necesidad «urgente».

El llamamiento figura en un declaración publicada este 17 de marzo por su Comité Administrativo. Este Comité, que funciona como junta directiva, lo componen el presidente del episcopado, los presidentes de los Comités Permanentes y un representante de cada región episcopal del país.

La Iglesia católica en Estados Unidos reconoce que son muchas las familias que en todo el mundo se ven obligadas a huir de sus hogares por culpa de la guerra, la violencia, los conflictos raciales, la inestabilidad política, los desastres naturales o la pobreza. Prueba de ello es que el número de desplazados y refugiados está hoy en máximos históricos. Pero alerta sobre la «división» que generan aquellos que «tientan con una falsa elección entre nuestra seguridad y nuestra humanidad». Acerca de aquellos discursos que presentan a los inmigrantes como una amenaza, se afirma: «Nuestra gran nación es capaz de salvaguardar tanto nuestra humanidad como nuestra seguridad».

Pensar y actuar en consonancia con el Evangelio

Los obispos recuerdan en su escrito la obligación cristiana de acoger y socorrer al necesitado. «Cristo —escriben— se identifica con los necesitados: porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y vosotros me disteis de beber, forastero, y me acogisteis (Mt 25,35). Esto significa que cuando la gente tiene hambre y llama a nuestra puerta, les damos de comer. Cuando llegan a nuestra puerta con frío, los vestimos. Y cuando viene alguien que es un extraño, le damos la bienvenida. La Iglesia hace esto en todas partes donde existe. Hacemos esto porque esto es lo que Cristo nos llama a hacer». «Como cristianos —insisten—, las palabras de Jesús siempre deben dar forma a cómo pensamos y actuamos».

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El episcopado estadounidense reitera su llamamiento a acoger y a proteger a los recién llegados, recordando la «dignidad» de estas personas, y las contribuciones que pueden aportar a la sociedad.

«Lo que es claramente cierto, y lo que la Iglesia y muchos otros han pedido —concluyen los obispos—, es la urgente necesidad de una reforma integral del sistema de inmigración de nuestro país. El sistema de inmigración de Estados Unidos es demasiado complejo e injusto y, a menudo, mantiene separados a los miembros de la familia debe ser arreglado. La Iglesia enseña que un país tiene derecho a regular sus fronteras. Al mismo tiempo, las personas tienen el derecho fundamental de migrar para preservar su vida y su familia. Lo que siempre debe estar al frente de nuestros pensamientos es el hecho de que cada persona, incluida la recién llegada, es un hermano o una hermana para todos nosotros y una bendición para las comunidades acogedoras cuando se les da la oportunidad de integrarse».

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