A diez años de su elección del Papa, ¿regreso a su país natal? Las razones por las que Francisco aún no vino a Argentina ,y por qué podría ocurrir en 2024

Francisco
Francisco

Un ensayo de explicación requiere explorar su personalidad, la realidad de la Iglesia local y, sobre todo, la situación del país; pero también considerar algunas cuestiones fortuitas

Qué debería pasar para que Jorge Bergoglio venga el año próximo

(Valores Relgiosos y Clarín).- A diez años de haber sido elegido Papa el argentino Jorge Bergoglio la pregunta resuena cada vez más fuerte entre sus compatriotas y, a esta altura, más allá de las fronteras de su patria: ¿Vendrá Francisco a su país? ¿O se convertirá en el primer pontífice no italiano en no ir a su terruño? ¿No fueron acaso Juan Pablo II a Polonia -lo hizo varias veces- y Benedicto XVI a Alemania? Y si no lo hace, ¿ello constituiría una ofensa hacia los argentinos? ¿Cómo pasaría a la historia de su país su ausencia? En fin, ¿cuál es la verdadera razón por la cuál no vino hasta ahora?.

El ensayo de una explicación requiere explorar su personalidad, la realidad de la Iglesia en la Argentina y, sobre todo, la situación del país. Pero también mezclarlo con cuestiones fortuitas. Por lo pronto, Francisco nunca quiso evidenciar una preferencia por su patria. Se cuidó por dejar en claro que era el Papa del mundo. De hecho, no convocó a ningún argentino para que lo asistiera y, en general, a compatriotas para cargos en El Vaticano, a diferencia de Juan Pablo II, a quien se le achacaba “haber llenado la curia romana de polacos”.

Francisco
Francisco



Dicho de otra manera: no se iba a apurar a ir a su país. Más allá de las personalidades de cada uno, es cierto que Juan Pablo II fue a Polonia siete meses después de haber sido elegido, pero con una situación política completamente diferente a la de Argentina. Su tierra estaba bajo una dictadura en la órbita del imperio soviético y después se supo que había jugado un papel relevante en el desmembramiento de la URSS. Para muchos observadores, su primer viaje fue el comienzo del fin del régimen en su patria.

Benedicto XVI viajó todavía antes a su país: apenas cuatro meses después de haber sido elegido. Es que mucho antes Alemania había sido elegida como la nueva sede de una nueva edición de la Jornada Mundial de la Juventud que la Iglesia realiza cada tres años. Es una cita ineludible para los pontífices. El primer viaje internacional de Francisco fue también cuatro mes después de su elección a Río de Janeiro, precisamente para participar de otra edición de ese multitudinario encuentro.

Claro que al no ir Francisco a su país en los inicios de su pontificado las cosas se le empezaron a complicar aquí. Las autoridades de la Iglesia argentina -si bien ansiaban su visita- no estaban mostrando un liderazgo suficiente como para que toda la institución, es decir, el clero y los fieles, comenzaran a prepararse espiritualmente. No debe olvidarse que el Papa es un líder religioso que ante todo va a cada país a confirmar a los católicos en su fe y a promover el Evangelio.

Pero, indudablemente, el gran escollo fue -desde la perspectiva del Vaticano- que su figura comenzó a ser motivo de controversia política en su país. Todo empezó con la primera visita que la entonces presidenta Cristina Kirchner le efectuó: En esa ocasión, ella le dijo que creía que él “era otra cosa” y se disculpó después de que con su esposo lo habían considerado el “jefe espiritual de la oposición” y promovido su persecución judicial por supuesta complicidad con la dictadura.  

Papa Y Cristina Kirchner
Papa Y Cristina Kirchner



En aquel encuentro, ella le pidió ayuda. Tiempo después Francisco, temeroso de que ella renunciara o fuese empujada a hacerlo como ocurrió con De la Rúa dejó trascender la famosa frase: “Hay que ayudar a Cristina”. Comenzaba Francisco a ser visto como peronista y, más exactamente, como kirchnerista y, por tanto, a ser ubicado de un lado de una grieta creada por los Kirchner, pero a la que contribuyó Mauricio Macri porque pensaba que la traería rédito electoral.

El haber recibido luego a conspicuos kirchneristas -aunque también reiteradamente muchos del Pro- y el gesto adusto junto al por entonces presidente Mauricio Macri atizaron la controversia. No importa que se preocupó porque Macri estuviera en primera fila el día en que asumió luego de que Cristina lo excluyó de la delegación oficial. O que le haya dicho a Macri que dos de sus principales colaboradores le hacían campaña en contra.

La relación con Cristina no terminó bien. Francisco consideraba que hacía un uso político abusivo del vínculo, entre otras cosas. También con Alberto Fernández en la presidencia la relación comenzó bien. Lo ayudó en la renegociación de la deuda con el FMI, pero también el vinculo se afectó -y seriamente- porque también hacia un uso político del vinculo, siguió con la grieta y propició el aborto en el peor momento de la pandemia.

Francisco y Alberto Fernández

Lo cierto es que Francisco se convirtió en blanco de críticas. La secretaría de Estado del Vaticano -uno de los organismos mejor informados del mundo- empezó a desaconsejarle el viaje. Consideraba que todo lo que dijera o hiciera por estos lares sería motivo de controversia. Y en vez de contribuir a la unidad de los argentinos -el gran anhelo del Papa junto con la revitalización de la Iglesia- profundizaría la división.

En el libro “El Paso”, de reciente aparición, Francisco dice que estuvo cerca de ir a la Argentina en noviembre de 2017 repitiendo el periplo que hizo Juan Pablo II en 1987, o sea, abarcando a Uruguay y Chile. Sin embargo, señala que la gira se complicó porque había elecciones en Chile. Y que entonces se organizó la visita a Chile para enero -y se sumó Perú-, pero se dejó afuera a su país y Uruguay porque en ese mes hay mucha gente de vacaciones.

"Francisco afirma que es injusto decir que no quiero ir a la Argentina” y que el propósito de viajar sigue vigente. Eso sí, no quiere que su visita sea aprovechada ni por un lado ni el otro de la política argentina"

Tras señalar que vivió 76 años en la Argentina y ahora como Papa le corresponde ir a otras naciones y afirmar que no se siente lejano de su tierra, afirma que “es injusto decir que no quiero ir a la Argentina” y que “el propósito de viajar sigue vigente”. Eso sí, no quiere que su visita sea "aprovechada ni por un lado ni el otro" de la política argentina. 

En su cercanía dicen que habrá que ver qué pasa en la Argentina tras las elecciones, si baja algo el nivel de tensión. Y, por supuesto, cómo evoluciona la salud de Francisco, que hoy está muy bien, recuperándose de la rodilla. ¿Vendrá finalmente? Por ahora, el enigma continúa.

Te regalamos el Informe RD con el balance del pontificado
Volver arriba