El sacerdote de origen dominicano Manuel de Jesús Rodríguez, nuevo obispo de Palm Beach, Florida (EE.UU.)

(ADN Celam).- El papa León XIV nombró el pasado 19 de diciembre al sacerdote de origen dominicano Manuel de Jesús Rodríguez como nuevo obispo de la diócesis de Palm Beach, en el sur Florida, en sustitución de Gerald Barbarito, quien se retira a los 75 años habiendo cumplido su límite de edad para ejercer este servicio episcopal.

Diversos sectores de la Iglesia y del ámbito social interpretan esta designación como un gesto claro del Pontífice en favor de una pastoral comprometida con los migrantes, especialmente en regiones donde el debate migratorio se encuentra altamente polarizado.

Servicio a los migrantes, su opción preferencial

De origen dominicano y nacido en 1974, el obispo electo orientó su ministerio sacerdotal en entornos marcados por la migración y la fragilidad social. Tras emigrar en el 2009 a Estados Unidos, se estableció en Nueva York, donde años después obtuvo la ciudadanía estadounidense.

Hasta el momento de su designación, Rodríguez se desempeñaba como párroco de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores, en Corona, Queens, Nueva York. integrada mayoritariamente por unos 17.000 fieles, en su mayoría inmigrantes latinoamericanos y caribeños. Allí se distinguió por un acompañamiento activo a familias migrantes en situación vulnerable.

Durante su servicio como párroco, ha sido reconocido como un líder que acompaña a familias afectadas por procesos de deportación y políticas migratorias restrictivas. Con más de 16 años de servicio en esta nación, siempre ha mantenido la dinámica de brindar atención espiritual, orientación práctica y presencia solidaria en momentos de miedo e incertidumbre.

Una diócesis entre contrastes sociales y políticos

Palm Beach será ahora el escenario de su ministerio episcopal, una diócesis atravesada por sectores de alto poder adquisitivo, pero también de comunidades vulnerables, en su mayoría migrantes.

La inclusión de Mar-a-Lago en el territorio diocesano convierte el nombramiento en un gesto cargado de simbolismo, al situar a un obispo identificado con lo social en uno de los epicentros del poder político reciente.

La decisión del Papa León XIV se inscribe en una línea coherente con su defensa pública de la dignidad de las personas migrantes y su cuestionamiento a los discursos que las estigmatizan, visión que ha sido compartida por el episcopado estadounidense y por diversas voces eclesiales influyentes.