Consejos de don Quijote a Sancho Panza sobre su empleo de gobernador



Articulación diegética:En el lodazal de la burla social y política de los duques, responsables del gobierno trágico-cómico de Sancho Panza en la ínsula Barataria, los sabios consejos de don Quijote a Sancho Panza sobre su empleo de gobernador, que ocupan la mayor parte de los capítulos II.42, II.43 y II.51, resplandecen como margaritas echadas a los cerdos.

¿Sabrán nuestros actuales gobernantes aprovechar estos consejos de don Quijote?


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|| consej-: conseja: 2; consejas: 3; consejero: 4; consejeros: 1; consejo: 60; consejos: 25

|| consejo (doc. ±1140, del lat. consilium 'asamblea') m. 'parecer u opinión sobre cómo debe actuarse en un asunto' Proverbios: «El konsexo es komo el sello, ke inprime en la zera i no en la piedra. El konsexo no es bien rrezibido donde no es pedido. », Corr. 105.a.

• «—Hermano —dijo don Antonio—, seguid vuestro camino, y no deis consejos a quien no os los pide. El señor don Quijote de la Mancha es muy cuerdo, y nosotros, que le acompañamos, no somos necios», II.62.21.

|| PRIMEROS Y SEGUNDOS CONSEJOS DE DON QUIJOTE A SANCHO, II.42-43. Clemencín y Gaos observan el oportuno contraste compositivo entre el ruido y alboroto del episodio precedente, consagrado a la aventura de Clavileño, y el sosiego de los consejos de don Quijote. • Estos consejos los anuncia don Quijote a los duques diez capítulos antes:

«Aconsejaríale yo que ni tome cohecho, ni pierda derecho, y otras cosillas que me quedan en el estómago, que saldrán a su tiempo, para utilidad de Sancho y provecho de la ínsula que gobernare.», II.32.41.

• Las dos primeras series de consejos que don Quijote da a Sancho proceden de un fondo muy común y extendido de moral, anterior y contemporáneo a la obra cervantina, que aparece en muchos autores frecuentados por los consejeros de los estadistas de la época.

Es plausible, como lo piensa MdeRiquer, que Cervantes compulsara los consejos de la "Parénesis" o exhortación a la virtud del griego Isócrates, obra de la que existían por lo menos dos traducciones castellanas, la de Diego Gracián y la de Pero Mexía. También es posible que se inspirara de obras como "El perfecto regidor" de Juan de Castilla y Aguayo, Salamanca, 1587; el "Galateo español", de Gracián Dantisco, Barcelona, 1593; y quizá el "Galateo" de Giovanni della Casa, obra que se publicó en español en 1585, traducida por el doctor Domingo Becerra, que era cautivo en Argel por los mismos años que lo fue Cervantes. Hipótesis de MdeRiquer, Q., p. 895.

Estas últimas obras dependen de la "Moriae encomium" y de la "Institutio principis christiani", de Erasmo, probables fuentes directas de los consejos de don Quijote, como también parece que lo son, sin contar los opúsculos específicamente dedicados a recoger consejos, avisos, preceptos y demás, las sentencias y consejos de escritores como don Juan Manuel y el marqués de Santillana y de los libros de caballerías, tal el Libro del Caballero Zifar.

|| entrar luego en consejo con [alguien]: 'discurrir en seguida con él' El Cautivo discurre la manera de sacar a la mora e irse todos a tierra de cristianos: «Entramos luego en consejo con el renegado», I.40.17.

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Consejos de don Quijote a Sancho Panza sobre su empleo de gobernador, 1/3.




Articulación diegética: Los sabios consejos de don Quijote a Sancho Panza sobre su empleo de gobernador resplandecen como margaritas echadas a los cerdos en el lodazal de la burla de los duques con el gobierno de Sancho Panza.

Texto ilustrado por Gustave Doré:

"En esto llegó don Quijote, y sabiendo lo que pasaba y la celeridad con que Sancho se había de partir a su gobierno, con licencia del duque le tomó por la mano y se fue con él a su estancia, con intención de aconsejarle cómo se había de haber en su oficio."

El Q.II.42.12.

Légende de l'édition française :

[Tome II. Seconde partie. Fig. p. 333 : Don Quichotte et Sancho Panza.]

Contexto del texto ilustrado:

Capítulo Cuarenta y dos. De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas.

12. En esto llegó don Quijote, y sabiendo lo que pasaba y la celeridad con que Sancho se había de partir a su gobierno, con licencia del duque le tomó por la mano y se fue con él a su estancia, con intención de aconsejarle cómo se había de haber en su oficio.
13. Entrados, pues, en su aposento, cerró tras sí la puerta, y hizo casi por fuerza que Sancho se sentase junto a él, y con reposada voz le dijo:
14. —Infinitas gracias doy al cielo, Sancho amigo, de que antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha, te haya salido a ti a recebir y a encontrar la buena ventura. Yo, que en mi buena suerte te tenía librada la paga de tus servicios, me veo en los principios de aventajarme, y tú, antes de tiempo, contra la ley del razonable discurso, te vees premiado de tus deseos. Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden; y llega otro, y sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. Tú, que para mí, sin duda alguna, eres un porro, sin madrugar ni trasnochar, y sin hacer diligencia alguna, con sólo el aliento que te ha tocado de la andante caballería, sin más ni más te vees gobernador de una ínsula como quien no dice nada. Todo esto digo, ¡oh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recebida, sino que des gracias al cielo, que dispone suavemente las cosas, y después las darás a la grandeza que en sí encierra la profesión de la caballería andante. Dispuesto, pues, el corazón a creer lo que te he dicho, está, ¡oh hijo!, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto deste mar proceloso donde vas a engolfarte; que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones.
14.1. Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios; porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.
14.2. Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra.
15. —Así es la verdad—respondió Sancho—, pero fue cuando muchacho; pero después, algo hombrecillo, gansos fueron los que guardé, que no puercos. Pero esto paréceme a mí que no hace al caso; que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes.
16. —Así es verdad—replicó don Quijote—; por lo cual los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa de quien no hay estado que se escape.
16.1. Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate mas de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Inumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran.
16.2. Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen príncipes y señores; porque la sangre se hereda, y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.
16.3. Siendo esto así, como lo es, que si acaso viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le deseches ni le afrentes; antes le has de acoger, agasajar y regalar; que con esto satisfarás al cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que él hizo, y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien concertada.
16.4. Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala, y desbástala de su natural rudeza; porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.
16.5. Si acaso enviudares, cosa que puede suceder, y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal que te sirva de anzuelo y de caña de pescar, y del no quiero de tu capilla; porque en verdad te digo que de todo aquello que la mujer del juez recibiere ha de dar cuenta el marido en la residencia universal, donde pagará con el cuatro tanto en la muerte las partidas de que no se hubiere hecho cargo en la vida.
16.6. Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.
16.7. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico.
16.8. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
16.9. Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
16.10. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.
16.11. Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlos en la verdad del caso.
16.12. No te ciegue la pasión propia en la causa ajena; que los yerros que en ella hicieres, las más veces serán sin remedio; y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda.
16.13. Si alguna mujer hermosa veniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros.
16.14. Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.
16.15. Al culpado que cayere debajo de tu juridición considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente; porque, aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia, que el de la justicia.
16.16. Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte, en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos. Esto que hasta aquí te he dicho son documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir para adorno del cuerpo.

El Q.II.42.12-16.

Notas léxico-enciclopédicas:


|| había de haber: 1) obligativo: cómo se había de haber: 'cómo tenía que haberse' :: 'cómo tenía que comportarse' • Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho Panza: «con licencia del duque le tomó por la mano y se fue con él a su estancia, con intención de aconsejarle cómo se había de haber en su oficio.», II.42.12.

|| primero que yo haya encontrado con: 'primero que yo me haya encontrado con' • Primeros consejos de don Quijote a Sancho: «—Infinitas gracias doy al cielo, Sancho amigo, de que antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha, te haya salido a ti a recebir y a encontrar la buena ventura.», II.42.14.

|| engolf-: engolfados: 1; engolfarse: 0; engolfarte: 1; √ golf-: golfo

|| engolfarse (doc. s. XV, de en- + golfo ) v.intr. y prnl. 1. 'entrar una embarcación muy adentro del mar' µ «Por: meterse mucho en alguna kosa, a imitazión de la nave en el mar.», Corr. 620.b. |•| Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «está, ¡oh hijo!, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto deste mar proceloso donde vas a engolfarte; que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones.», II.42.14.

|| no hincharse: consejo proverbial: ««No te hinches, i no rrebentarás.» De aire vano. Hinchar.», Corr. 259.b. • Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra.», II.42.14.

|| doblar la vara de la justicia: loc.verb. µ 'no mostrarse riguroso' :: 'conceder': «Por: torzer la xustizia el xuez, i dexarse rrogar o sobornar.», Corr. 692.b. • Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.», II.42.16. ® vara

|| anzuelo (doc. ±1250, de una forma romance *hamiciolus, dimin. del lat. hamus 'anzuelo', forma adoptada para evitar el decir amo, que hubiera sido una homonimia grotesca, Cor.) m. 'arponcillo para pescar' µ 'atractivo, aliciente' • Refrán: «Ni el anzuelo ni la kaña, mas el zevo las engaña.», Corr. 230.b.

|| no la tomes tal que te sirva de anzuelo: referido a la futura esposa: 'no la tomes para que reciba lo que tú aparentas no querer' • Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «Si acaso enviudares, cosa que puede suceder, y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal que te sirva de anzuelo y de caña de pescar, y del no quiero de tu capilla», II.42.16. • Evita la mujer amiga de sobornos y cohechos. ® capilla

|| castigar (doc. ±950, del lat. castigare 'amonestar, enmendar') v.tr. 'mortificar': «Tomar satisfacción y enmienda del que ha errado, para que se corrija de allí adelante», Cov. 317.b.4. |•| Consejos de don Quijote a Sancho: «Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.», II.42.16.


|| noble (doc. 1184, del lat. nobilis, -e, -em 'conocido', 'ilustre', 'noble', deriv. de noscere 'conocer') adj. y s. «Latine nobilis, quasi noscibilis, a causa de que por su virtud o la de sus antepasados se da a conocer, idem quod illustris, clarus, celeber. Este título se daba antiguamente a los reyes de Castilla. En nuestros tiempos, antes de remediarse el exceso de los títulos, nadie se satisfacía con él; tanto hace la mudanza de los tiempos.», Cov. 829.b.22. |•| Aventura de la cueva de Montesinos: «pensar yo que don Quijote mintiese, siendo el más verdadero hidalgo y el más noble caballero de sus tiempos, no es posible; que no dijera él una mentira si le asaetearan.», II.24.2.

|| los no de principios nobles: 'las personas de origen obscuro (popular)' • Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa», II.42.16. «El consejo puede proceder, entre muchos otros textos, del Isócrates romanceado.», Rico, 970.

|| pasión (doc. 1220, der. del lat. passio, -onis, -onem 'acción de soportar males') f. «PASIÓN.Tomar pasión de alguna cosa, tener pesadumbre. Apasionarse vale aficionarse. Apasionado, el que tiene pasión o afición.», Cov. 855.b.52. ^ «Cualquier perturbación o afecto desordenado del ánimo», DRAE. ® virtud |•| Consejos de don Quijote a Sancho, futuro gobernador: «No te ciegue la pasión propia en la causa ajena; que los yerros que en ella hicieres, las más veces serán sin remedio», II.42.16.

|| la sangre no vale {por sí sola}: Consejos de Don Quijote al futuro gobernador Sancho: «Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen príncipes y señores; porque la sangre se hereda, y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.», II.42.16.

|| la pena del suplicio: Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho Panza: «Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.», II.42.16.

|| veniere (por disimil. de viniere) subj. forma popular disimilada que alterna en aquél entonces con viniere y que encontramos dos veces en labios de don Quijote. |•| Aventura de los leones: «—Ahora, venga lo que veniere; que aquí estoy con ánimo de tomarme con el mesmo Satanás en persona.», II.17.13. • Consejos de don Quijote a Sancho: «Si alguna mujer hermosa veniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide», II.42.16. • Gaos hace notar que esta lección no ha sido advertida por Schevill y que es sólo seguida, entre los edits. recientes, por Murillo. Señalemos por nuestra parte que efectivamente en 1978 la ha adoptado también Murillo, aunque únicamente para la primera de las dos ocurrencias. Los demás editores tienen en los dos pasajes: viniere. La expresión «venga lo que veniere | viniere» aparece seis veces en el Quijote, todas en la segunda parte; con disimilación (con -i- y -e-: veniere ) en los dos casos evocados más arriba; y con asimilación (con -i- y no -e-: viniere ) en los cuatro casos restantes: en boca de Sancho: II.5.15; II.10.11; (asimil.) II.49.2; en boca de Altisidora: II.44.28.

|| miserable: (doc. s. XIV, del lat. miserabilis, -e, -em 'digno de conmiseración' de misereri 'tener compasión') adj. y s. 1) 'digno de misericordia' :: 'mísero, desdichado'. • Aventura de los galeotes: «—Pues desa manera —dijo su amo—, aquí encaja la ejecución de mi oficio; desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables.», I.22.7. 2) 'sin misericordia' :: 'tacaño' • Historia del Cautivo: «es escuela la soldadesca donde el mezquino se hace franco, y el franco, pródigo; y si algunos soldados se hallan miserables, son como monstruos que se ven raras veces.», I.39.1.

|| hacer [algo] de miserable: 'hacerlo por tacaño' Juan Haldudo el rico se justifica ante don Quijote: «dice que lo hago de miserable, por no pagalle la soldada que le debo», I.4.11.

|| las informaciones del rico: 'las alegaciones del rico' • Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico.», II.42.16.7.

|| netezuelo (doc. 1236-1246, diminutivo de nieto, con el sufijo de mozuelo ) m. y f.

|| terceros netezuelos: 'tataranietos'. • Consejos de don Quijote al gobernador electo Sancho: «cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos», II.42.16. ® nieto

|| hombre miserable: 'hombre digno de misericordia' • Consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «Al culpado que cayere debajo de tu juridición considérale hombre miserable… y … muéstratele piadoso y clemente», II.42.16.15.

|| consuélome (doc. 1300-1305, alterna con me consuelo): Consejos de don Quijote a Sancho: «si mal gobernares, tuya será la culpa, y mía la vergüenza; mas consuélome, que he hecho lo que debía en aconsejarte con las veras y con la discreción a mí posible», II.42.19. • Varios editores, entre ellos Riquer, enmiendan: consuélame. Rgz Marín. respeta el verbo original, que es consuélome, pero se pregunta si no será errata. Pienso con Gaos que no es forzoso suponer errata, ya que cabe interpretar: «consuélome que» como 'consuélome porque' o como 'consuélome con que'. En realidad esta interpretación de la subordinada del verbo consolar como completiva no difiere mucho de la que cabe dar a «consuélame que». Nosotros nos inclinamos por una interpretación más amplia, donde vemos una adversativa: «mas consuélome», seguida de una explicativa: «que he hecho lo que debía en aconsejarte»; de la cual la separa una pausa «,»; lo cual da: «mas consuélome, que he hecho lo que debía en aconsejarte»

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Consejos de don Quijote a Sancho Panza sobre su empleo de gobernador, 2/3.



Articulación diegética: Los sabios consejos de don Quijote a Sancho Panza sobre su empleo de gobernador resplandecen como margaritas echadas a los cerdos en el lodazal de la burla de los duques con el gobierno de Sancho Panza.

Texto ilustrado por Gustave Doré:

"Atentísimamente le escuchaba Sancho, y procuraba conservar en la memoria sus consejos, como quien pensaba guardarlos y salir por ellos a buen parto de la preñez de su gobierno. "

El Q.II.43.2.

Légende de l'édition française :

[Tome II. Seconde partie. Fig. en bandeau du chap. XLIII : Don Quichotte donnant ses recommandations à Sancho Panza sur son futur emploi de gouverneur.

Contexto del texto ilustrado:

Capítulo Cuarenta y tres. De los consejos segundos que dio don Quijote a Sancho Panza.

2. Atentísimamente le escuchaba Sancho, y procuraba conservar en la memoria sus consejos, como quien pensaba guardarlos y salir por ellos a buen parto de la preñez de su gobierno. Prosiguió, pues, don Quijote, y dijo:
3. —En lo que toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen, a quien su ignorancia les ha dado a entender que las uñas largas les hermosean las manos, como si aquel escremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero: puerco y extraordinario abuso.
3.1. No andes, Sancho, desceñido y flojo; que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado, si ya la descompostura y flojedad no cae debajo de socarronería, como se juzgó en la de Julio César.
3.2. Toma con discreción el pulso a lo que pudiere valer tu oficio, y si sufriere que des librea a tus criados, dásela honesta y provechosa más que vistosa y bizarra, y repártela entre tus criados y los pobres: quiero decir que si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo; y este nuevo modo de dar librea no la alcanzan los vanagloriosos.
3.3. No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla con reposo; pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.
3.4. Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
3.5. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra.
3.6. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie.
4. —Eso de erutar no entiendo—dijo Sancho.
5. Y don Quijote le dijo:
6. —Erutar, Sancho, quiere decir regoldar, y éste es uno de los más torpes vocablos que tiene la lengua castellana, aunque es muy sinificativo; y así, la gente curiosa se ha acogido al latín, y al regoldar dice erutar, y a los regüeldos, erutaciones; y cuando algunos no entienden estos términos, importa poco; que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso.
7. —En verdad, señor—dijo Sancho—, que uno de los consejos y avisos que pienso llevar en la memoria ha de ser el de no regoldar, porque lo suelo hacer muy a menudo.
8. —Erutar, Sancho, que no regoldar—dijo don Quijote.
9. —Erutar diré de aquí adelante—respondió Sancho—, y a fee que no se me olvide.
10. —También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; que puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias.
11. —Eso Dios lo puede remediar—respondió Sancho—: porque sé más refranes que un libro, y viénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen, por salir, unos con otros; pero la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo. Mas yo tendré cuenta de aquí adelante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo; que en casa llena, presto se guisa la cena; y quien destaja no baraja; y a buen salvo está el que repica; y el dar y el tener, seso ha menester.
12. —¡Eso sí, Sancho! —dijo don Quijote—. ¡Encaja, ensarta, enhila refranes; que nadie te va a la mano! ¡Castígame mi madre, y yo trómpogelas! Estoyte diciendo que escuses refranes, y en un instante has echado aquí una letanía dellos, que así cuadran con lo que vamos tratando como por los cerros de Úbeda. Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito; pero cargar y ensartar refranes a troche moche hace la plática desmayada y baja.
12.1. Cuando subieres a caballo, no vayas echando el cuerpo sobre el arzón postrero, ni lleves las piernas tiesas y tiradas y desviadas de la barriga del caballo, ni tampoco vayas tan flojo, que parezca que vas sobre el rucio; que el andar a caballo a unos hace caballeros; a otros, caballerizos.
12.2. Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del día; y advierte, ¡oh Sancho!, que la diligencia es madre de la buena ventura; y la pereza, su contraria, jamás llegó al término que pide un buen deseo.
12.3. Este último consejo que ahora darte quiero, puesto que no sirva para adorno del cuerpo, quiero que le lleves muy en la memoria, que creo que no te será de menos provecho que los que hasta aquí te ha dado; y es
12.4. que jamás te pongas a disputar de linajes, a lo menos, comparándolos entre sí, pues, por fuerza, en los que se comparan uno ha de ser el mejor, y del que abatieres serás aborrecido, y del que levantares, en ninguna manera premiado.
12.5. Tu vestido será calza entera, ropilla larga, herreruelo un poco más largo; greguescos, ni por pienso; que no les están bien ni a los caballeros ni a los gobernadores.
12.6. Por ahora, esto se me ha ofrecido, Sancho, que aconsejarte; andará el tiempo, y según las ocasiones, así serán mis documentos, como tú tengas cuidado de avisarme el estado en que te hallares.
13. —Señor—respondió Sancho—, bien veo que todo cuanto vuestra merced me ha dicho son cosas buenas, santas y provechosas; pero ¿de qué han de servir, si de ninguna me acuerdo? Verdad sea que aquello de no dejarme crecer las uñas y de casarme otra vez, si se ofreciere, no se me pasará del magín; pero esotros badulaques y enredos y revoltillos, no se me acuerda ni acordará más dellos que de las nubes de antaño y así, será menester que se me den por escrito; que puesto que no sé leer ni escribir, yo se los daré a mi confesor para que me los encaje y recapacite cuando fuere menester.
14. —¡Ah, pecador de mí —respondió don Quijote—, y qué mal parece en los gobernadores el no saber leer ni escribir! Porque has de saber, ¡oh Sancho!, que no saber un hombre leer, o ser zurdo, arguye una de dos cosas: o que fue hijo de padres demasiado de humildes y bajos, o él tan travieso y malo, que no pudo entrar en él buen uso ni la buena doctrina. Gran falta es la que llevas contigo, y así, querría que aprendieses a firmar siquiera.

El Q.II.43.2-14.

Notas léxico-enciclopédicas:

|| desceñido: «Andar desceñido, con las ropas sueltas, es señal de hombre flojo y descuidado. Con todo eso dijeron de Julio César "Cavete a iuvene discincto", que cuando mozo, quizá con artificio, traía la ropa suelta », Cov. 456.a.65. • Nótese el paralelismo de este texto de Cov. con los segundos consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «No andes, Sancho, desceñido y flojo; que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado, si ya la descompostura y flojedad no cae debajo de socarronería, como se juzgó en la de Julio César.», II.43.3.

|| desmazalado (doc. ±1410, del hebr. mazzâl 'estrella' µ 'destino, suerte') adj. alternaba con desmazolado: «Desaliñado y mal compuesto; tomada la metáfora de las mercadurías que vienen atadas y hechas mazos, y así amazoladas, que desatadas va cada pieza por su parte, y esto se puede decir desmazolar. Y de allí desmazolado y desmazalado.», Cov. 460.b.25; µ 'decaído, flojo de ánimo, negligente'. |•| Segundos consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «No andes, Sancho, desceñido y flojo; que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado», II.43.3.

|| No comas ajos ni cebollas: En los estatutos de la Orden de la Banda se prohibía comerlos a los caballeros, por ser comida propia de villanos. • Segundos consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería.», II.43.3.

|| más poco: 'mucho menos' Segundos consejos de don Quijote a Sancho: «Come poco y cena más poco», II.43.3.

|| socarronería (doc. 1605, de socarrón) f. 'expresión o actitud burlona de quien sabe esconder su astucia' • Segundos consejos de don Quijote al gobernador electo Sancho: «No andes, Sancho, desceñido y flojo; que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazalado, si ya la descompostura y flojedad no cae debajo de socarronería, como se juzgó en la de Julio César.», II.43.3.1.

|| afectación (doc. s. XVI, del lat. affectatio, -onis) f. «Afectación, el cuidado extraordinario y demasiada diligencia que uno tiene, o en palabras o en atavío o otra cualquier cosa. Y afectado el notado deste vicio, especialmente en el hablar y pronunciar lo que dice, si se escucha. Oración afectada.», Cov. 46.a.7. • Segundos consejos de don Quijote al gobernador electo Sancho: « «habla con reposo; pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.», II.43.3.3.

|| oficina (doc. 1543, del lat. officina 'taller') f. 'lugar de trabajo' µ 'lugar donde se fragua y dispone algo inmaterial'. |•| El Cautivo explica la pérdida de la Goleta: «fue particular gracia y merced que el cielo hizo a España en permitir que se asolase aquella oficina y capa de maldades, y aquella gomia o esponja y polilla de la infinidad de dineros que allí sin provecho se gastaban», I.39.7.

|| oficina del estómago: Segundos consejos de don Quijote al gobernador electo Sancho: «Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.», II.43.3.4.

|| regüeldo (doc. ±1250, der. de ® regoldar ) m. 'eructo': «el tal ventear. Esto se tiene por descortesía y villanía, especialmente quando se haze delante de personas honoríficas.», Cov. 900.b.42. • El doctor Huarte de San Juan explica su causa y sus síntomas en el Examen de ingenios de 1574: «para que la carne que comemos pueda nutrir y ser verdadero alimento, conviene que se pudra primero… No menos lo demuestran los regüeldos que salen del estómago a una o dos horas después de haber comido, cuyo mal olor no se puede sufrir», HdeSJ, p. 704-705. |•| Segundos consejos de don Quijote a Sancho, futuro gobernador: «—Erutar, Sancho, quiere decir regoldar, y éste es uno de los más torpes vocablos que tiene la lengua castellana, aunque es muy sinificativo; y así, la gente curiosa se ha acogido al latín, y al regoldar dice erutar, y a los regüeldos, erutaciones; y cuando algunos no entienden estos términos, importa poco; que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso.», II.43.6. ® regoldar

|| el vulgo y el uso: hendíadis 'el uso del vulgo', que es el antiguo legislador del lenguaje. • Segundos consejos de don Quijote a Sancho: «cuando algunos no entienden estos términos [los latinismos erutar y erutaciones], importa poco; que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso.», II.43.6.

|| postrero (doc. 1490, der. de postremo; un cruce con trasero y con los sinónimos antiguos cabero y derradero le procuraron su terminación, Cor.) adj. «El último en orden.», Cov. 879.a.25. • Segundos consejos de don Quijote a Sancho: «Cuando subieres a caballo, no vayas echando el cuerpo sobre el arzón postrero», II.43.11.

|| magín: 4; por aféresis y apócope vulg. de imaginación; √ imag-: imaginación

||magín (doc. 1614, var. popular, por aféresis y apócope de imaginación, que deriva de maginar, ss. XIV-XV, variante popular a su vez de imaginar ) m. • En boca de Sancho en conversación con Sansón: «no ponga a trochemoche lo primero que le viene al magín .», II.3.38. • Sancho reacciona a los segundos consejos de don Quijote: «Verdad sea que aquello de no dejarme crecer las uñas y de casarme otra vez, si se ofreciere, no se me pasará del magín», II.43.12.

|| no sé leer ni escribir: Reacción de Sancho a los consejos segundos de don Quijote: «Verdad sea que aquello de no dejarme crecer las uñas y de casarme otra vez, si se ofreciere, no se me pasará del magín; pero esotros badulaques y enredos y revoltillos, no se me acuerda ni acordará más dellos que de las nubes de antaño y así, será menester que se me den por escrito; que puesto que no sé leer ni escribir, yo se los daré a mi confesor para que me los encaje y recapacite cuando fuere menester.», II.43.12. • La ignorancia flagrante de Sancho justifica los segundos consejos de don Quijote a éste como futuro gobernador: «—¡Ah, pecador de mí —respondió don Quijote—, y qué mal parece en los gobernadores el no saber leer ni escribir! Porque has de saber, ¡oh Sancho!, que no saber un hombre leer, o ser zurdo, arguye una de dos cosas: o que fue hijo de padres demasiado de humildes y bajos, o él tan travieso y malo, que no pudo entrar en él buen uso ni la buena doctrina» II.43.13.

|| calza: «Calza, en singular, por calzas.», Cov. 268.a.34, doc. s. XV.

|| calza entera: 'calzas que llevaban unas medias del mismo tejido, formando cuerpo con ellas'; era vestidura más formal que la que constituían los greguescos simplemente combinados con medias (Rico) • Segundos consejos de don Quijote al gobernador electo Sancho: «Tu vestido será calza entera, ropilla larga, herreruelo un poco más largo; greguescos, ni por pienso; que no les están bien ni a los caballeros ni a los gobernadores.», II.43.12.5.

|| no saber un hombre leer: La ignorancia flagrante de Sancho justifica los segundos consejos de don Quijote a éste como futuro gobernador. «—¡Ah, pecador de mí —respondió don Quijote—, y qué mal parece en los gobernadores el no saber leer ni escribir! Porque has de saber, ¡oh Sancho!, que no saber un hombre leer, o ser zurdo, arguye una de dos cosas: o que fue hijo de padres demasiado de humildes y bajos, o él tan travieso y malo, que no pudo entrar en él buen uso ni la buena doctrina.», II.43.13.


|| mando (doc. 1251, de mandar) m. ««Tener el mando i el palo.» De los ke pueden mandar i apremiar.», Corr. 496.b. |•| Reacción proverbial de Sancho a los consejos de don Quijote: «teniendo yo el mando y el palo, haré lo que quisiere», II.43.14. 'teniendo yo el poder de dar órdenes y de obligar a que se me obedezca, haré lo que me venga en gana'

|| mosca (doc. 1161, del lat. musca ) f. «Entre los insectos, animal bien conocido, y algunas veces molesto; es nombre latino, musca. Muy sabido es el entretenimiento de Domiciano, cuando encerrándose a sus horas se entretenía en matar moscas. », Cov. 815.b.23. || como moscas a la miel: «Akudir, llegarse, ir, xuntarse», Corr. 714.b. • Don Quijote vencido y caído: «A la sombra del árbol estaba, como se ha dicho, y allí, como moscas a la miel, le acudían y picaban pensamientos», II.67.1.

|| paparos han moscas: 'os comerán las moscas'; alterna con: comeros han moscas Proverbio: «haceos miel, paparos han moscas», II.43.14. «"Haceos miel, comeros han moscas". Al hombre que es pegajoso, que no le podemos echar de nosotros, solemos llamar mosca.», Cov. 815.b.28. • El gobernador electo Sancho replica a los consejos de don Quijote: «No, sino haceos miel, y paparos han moscas», II.43.15. 'mostraos débil y los ruines se aprovecharán de vosotros' • Sancho, ya gobernador, no quiere sufrir más los ayunos que le impone su médico: «No, sino haceos miel, y comeros han moscas.», II.49.4. 'No se debe mostrar uno llano con las personas viles'.

|| ¡llegaos, que la dejan ver!: alterna con ¡llegaos, que me mamo el dedo!: loc.exclam. de amenaza ¡acercaos…!' Su significado es: 'Acercaos, que soy bobo', lo cual, interpretado irónicamente quiere decir justamente lo contrario por antífrasis. • Aparece en estilo indirecto en el soliloquio de Sancho (como negrero), que piensa en los bienes que le va a aportar el convertirse don Quijote en rey de Micomicón, I.29.37. • Sancho reacciona a los segundos consejos de don Quijote: «Y siendo yo gobernador, que es más que ser alcalde, ¡llegaos, que la dejan ver!», II.43.15.

|| se me parezca: 'se me note' • Sancho, gobernador electo, replica a los consejos de don Quijote: «las necedades del rico por sentencias pasan en el mundo; y siéndolo yo, siendo gobernador y juntamente liberal, como lo pienso ser, no habrá falta que se me parezca.», II.43.15.

|| popar (doc. s. XIII, del lat. palpare 'acariciar, halagar') v.tr. 'despreciar, menospreciar': «es tener a un hombre en poco, como si con las manos le diessen palmadas en la cabeça y en los hombros, del verbo palpo, as », Cov. 877.a.64; por antífrasis 'cuidar mucho' :: 'halagar'. Para la acep. «despreciar» vid. J. de Valdés: «Popar, par despreciar, me parece usa un refrán que dize: Quien su enemigo popa, a sus manos muere; agora ya no lo usamos en ninguna significación», Diálogo de la lengua, p. 118.

|| popen y calóñenme: 'menosprécienme y calúmnienme', verbos ants., de uso proverbial • Sancho reacciona a los segundos consejos de don Quijote: «Y siendo yo gobernador, que es más que ser alcalde, ¡llegaos, que la dejan ver! No, sino popen y calóñenme; que vendrán por lana, y volverán trasquilados», II.43.15.

|| necio (doc. 1220-50, del lat nescius íd., deriv. negativo de scire saber') adj. «El ignorante que sabe poco, del nombre latino nescius, a, um.», Cov; 825.b.41. |•| Segundos consejos de don Quijote al futuro gobernador Sancho: «vuestra merced sabe bien que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena. . —Eso no, Sancho—respondió don Quijote—; que el necio en su casa ni en la ajena sabe nada, a causa que sobre el cimiento de la necedad no asienta ningún discreto edificio.», II.43.18-19.

|| gordura (doc. ±1250, de gordo) f. 'exceso de carne o grasa' • La gordura no está bien conceptuada socialmente entre gente educada, como lo prueba que el pupilero de Guzmán de Alfarache se sirva de este concepto para dar poco de comer a sus pupilos: «Solía decirnos algunas veces nuestro pupilero que decía Marco Aurelio que los idiotas tenían dieta de libros y andaban hartos de comidas; que sólo el sabio como sabio aborrece los manjares, por mejor poderse retirar a los estudios; que a los puercos y en los caballos estaba bien la gordura y a los hombres importaba ser enjutos, porque los gordos tienen por la mayor parte grueso el entendimiento, son torpes en andar, inválidos para pelear, inútiles para todo ejercicio, lo cual en los flacos era por el contrario.», MA, Guzmán, p. 239. |•| Segundos consejos de don Quijote a Sancho: «toda esa gordura y esa personilla que tienes no es otra cosa que un costal lleno de refranes y de malicias.», II.43.19.

|| vergüenza (doc. ±1140, del lat. verecundia 'reserva': 'pudor, respeto') f. 'sentimiento de turbación por una falta cometida, por una humillación recibida o por sentirse objeto de atención de otra persona': « «Cara a cara, vergüenza se cata». «Más vale mancilla en cara que vergüenza en corazón»; díjose por los que de cortos y vergonzosos no se atreven a negar lo que les está mal conceder, y después se lamentan de haberlo hecho. Hacer cara, hacer contradicción y oponerse, y es lo mesmo que hacer rostro.», Cov. 299.a.25.

|| tuya será la culpa, y mía la vergüenza: Otra transformación del esquema narrativo de la víctima inocente 'por la culpa ajena, la pena propia', que ya observamos en boca de Camila: «darme la pena que tu culpa merece», I.34.64. • Consejos de don Quijote a Sancho, gobernador electo: «si mal gobernares, tuya será la culpa, y mía la vergüenza», II.43.20.|| vergüenza en cara: refrán: ««Más vale verguenza en kara ke manzilla en korazón». Ke por kortedad de hablar no se dexe de intentar i pedir o tratar lo ke se desea», Corr. 542.a. ® mancilla

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Consejos de don Quijote a Sancho Panza sobre su empleo de gobernador, 3/3.



Articulación diegética: Los sabios consejos de don Quijote a Sancho Panza sobre su empleo de gobernador resplandecen como margaritas echadas a los cerdos en el lodazal de la burla de los duques con el gobierno de Sancho Panza.

Texto ilustrado:

Cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno.

"Con esta sofistería padecía hambre Sancho, y tal, que en su secreto maldecía el gobierno y aun a quien se le había dado; pero con su hambre y con su conserva se puso a juzgar aquel día, y lo primero que se le ofreció fue una pregunta que un forastero le hizo, estando presentes a todo el mayordomo y los demás acólitos, que fue:
—Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío... "

El Q.II.51.3-4.

Légende de l'édition francaise :

[Tome II. Seconde partie. Fig. en bandeau du chap. LI : Sancho Panza-gouverneur, entouré de ses conseillers, rendant justice dans son "île" de Barataria.] [cote : microfilms R 122460 et 122461]

Contexto del texto ilustrado:

Capítulo Cincuenta y uno. Del progreso del gobierno de Sancho Panza, con otros sucesos tales como buenos.

3. Con esta sofistería padecía hambre Sancho, y tal, que en su secreto maldecía el gobierno y aun a quien se le había dado; pero con su hambre y con su conserva se puso a juzgar aquel día, y lo primero que se le ofreció fue una pregunta que un forastero le hizo, estando presentes a todo el mayordomo y los demás acólitos, que fue:
4. —Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío (y esté vuestra merced atento, porque el caso es de suma importancia y algo dificultoso). Digo, pues, que sobre este río estaba una puente, y al cabo della, una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, de la puente y del señorío, que era en esta forma: «Si alguno pasare por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenlo pasar; y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna.» Sabida esta ley y la rigurosa condición della, pasaban muchos, y luego en lo que juraban se echaba de ver que decían verdad, y los jueces lo[s] dejaban pasar libremente. Sucedió, pues, que tomando juramento a un hombre, juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento, y dijeron: «Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y, conforme a la ley, debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre.» Pídese a vuesa merced, señor gobernador, qué harán los jueces del tal hombre; que aun hasta agora están dudosos y suspensos. Y habiendo tenido noticia del agudo y elevado entendimiento de vuestra merced, me enviaron a mí a que suplicase a vuestra merced de su parte diese su parecer en tan intricado y dudoso caso.
5. A lo que respondió Sancho:
6. —Por cierto que esos señores jueces que a mí os envían lo pudieran haber escusado, porque yo soy un hombre que tengo más de mostrenco que de agudo; pero, con todo eso, repetidme otra vez el negocio de modo que yo le entienda: quizá podría ser que diese en el hito.
7. Volvió otra y otra vez el preguntante a referir lo que primero había dicho, y Sancho dijo:
8. —A mi parecer, este negocio en dos paletas le declararé yo, y es así: el tal hombre jura que va a morir en la horca, y si muere en ella, juró verdad, y por la ley puesta merece ser libre y que pase la puente; y si no le ahorcan, juró mentira, y por la misma ley merece que le ahorquen.
9. —Así es como el señor gobernador dice—dijo el mensajero—; y cuanto a la entereza y entendimiento del caso, no hay más que pedir ni que dudar.
10. —Digo yo, pues, agora—replicó Sancho—que deste hombre aquella parte que juró verdad la dejen pasar, y la que dijo mentira la ahorquen, y desta manera se cumplirá al pie de la letra la condición del pasaje.

El Q.II.51.3-10.

18. CARTA DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA A SANCHO PANZA, GOBERNADOR DE LA ÍNSULA BARATARIA

19. Cuando esperaba oír nuevas de tus descuidos e impertinencias, Sancho amigo, las oí de tus discreciones, de que di por ello gracias particulares al cielo, el cual del estiércol sabe levantar los pobres, y de los tontos hacer discretos. Dícenme que gobiernas como si fueses hombre, y que eres hombre como si fueses bestia, según es la humildad con que te tratas; y quiero que adviertas, Sancho, que muchas veces conviene y es necesario, por la autoridad del oficio, ir contra la humildad del corazón: porque el buen adorno de la persona que está puesta en graves cargos ha de ser conforme a lo que ellos piden, y no a la medida de lo que su humilde condición le inclina. Vístete bien; que un palo compuesto no parece palo. No digo que traigas dijes ni galas, ni que siendo juez te vistas como soldado, sino que te adornes con el hábito que tu oficio requiere, con tal que sea limpio y bien compuesto.
20. Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras has de hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos, aunque esto ya otra vez te lo he dicho, y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos; que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que la hambre y la carestía.
21. No hagas muchas pragmáticas; y si las hicieres, procura que sean buenas, y, sobre todo, que se guarden y cumplan; que las pragmáticas que no se guardan, lo mismo es que si no lo fuesen; antes dan a entender que el príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas, no tuvo valor para hacer que se guardasen; y las leyes que atemorizan y no se ejecutan, vienen a ser como la viga, rey de las ranas: que al principio las espantó, y con el tiempo la menospreciaron y se subieron sobre ella.
22. Sé padre de las virtudes y padrastro de los vicios. No seas siempre riguroso, ni siempre blando, y escoge el medio entre estos dos estremos; que en esto está el punto de la discreción. Visita las cárceles, las carnicerías y las plazas; que la presencia del gobernador en lugares tales es de mucha importancia: consuela a los presos, que esperan la brevedad de su despacho; es coco a los carniceros, que por entonces igualan los pesos, y es espantajo a las placeras, por la misma razón. No te muestres, aunque por ventura lo seas—lo cual yo no creo—, codicioso, mujeriego ni glotón; porque en sabiendo el pueblo y los que te tratan tu inclinación determinada, por aquí te darán batería, hasta derribarte en el profundo de la perdición.
23. Mira y remira, pasa y repasa los consejos y documentos que te di por escrito antes que de aquí partieses a tu gobierno, y verás cómo hallas en ellos, si los guardas, una ayuda de costa que te sobrelleve los trabajos y dificultades que a cada paso a los gobernadores se les ofrecen. Escribe a tus señores y muéstrateles agradecido; que la ingratitud es hija de la soberbia, y uno de los mayores pecados que se sabe, y la persona que es agradecida a los que bien le han hecho, da indicio que también lo será a Dios, que tantos bienes le hizo y de contino hace.
24. La señora duquesa despachó un propio con tu vestido y otro presente a tu mujer Teresa Panza; por momentos esperamos respuesta.
25. Yo he estado un poco mal dispuesto, de un cierto gateamiento que me sucedió no muy a cuento de mis narices; pero no fue nada; que si hay encantadores que me maltraten, también los hay que me defiendan.
26. Avísame si el mayordomo que está contigo tuvo que ver en las acciones de la Trifaldi, como tú sospechaste, y de todo lo que te sucediere me irás dando aviso, pues es tan corto el camino; cuanto más, que yo pienso dejar presto esta vida ociosa en que estoy, pues no nací para ella.
27. Un negocio se me ha ofrecido, que creo que me ha de poner en desgracia destos señores; pero aunque se me da mucho, no se me da nada, pues, en fin en fin, tengo de cumplir antes con mi profesión que con su gusto, conforme a lo que suele decirse: amicus Plato, sed magis amica veritas. Dígote este latín porque me doy a entender que después que eres gobernador lo habrás aprendido. Y a Dios, el cual te guarde de que ninguno te tenga lástima.

28. Tu amigo,
Don Quijote de la Mancha.

Notas léxico-enciclopédicas:

II compuesto (doc. s. XIII, del lat. compositus, p.p. de componere, componer) p.p. irreg. de componer; adj. 'formado juntando y ordenando varias cosas' 'ordenado o reparado lo desordenado o roto': 'bien arreglado', 'bien vestido' • Carta de don Quijote al gobernador Sancho Panza: «aun palo compuesto no parece palo», II.51.19.

II estiércol (doc. 1335, de stiércore, s. X, del lat. stercus, -oris; deriv. estercolar 'abonar las tierras', ±1350) m. «El excremento de las bestias», Cov. 565.a.37. ^ 'excrementos y otras materias orgánicas descompuestas, utilizados como abono para las tierras' µ 'condición baja': 'pobreza' • Carta de don Quijote al bobernador Sancho Panza: «Cuando esperaba oír nuevas de tus descuidos e impertinencias, Sancho amigo, las oí de tus discreciones, de que di por ello gracias particulares al cielo, el cual del estiércol sabe levantar los pobres, y de los tontos hacer discretos. », II.51.19. • Esta última es frase bíblica ligeramente retocada: «Suscitans a terra inopem, et de stercore erigens pauperem», Salmos, 112, 7. • Como lo ha hecho notar Clemencín, convenía al propósito de Cervantes que Sancho, metiéndose a elocuente y haciendo de orador, incurriese en defectos propios de su rusticidad, tomando sus comparaciones del campo y del estiércol, al mismo tiempo que afectaba estilo remontado y sublime: «la conversación de vuestra merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído», II.12.10.

II el cielo sabe levantar a los pobres: al comienzo de la carta de don Quijote al gobernador Sancho se lee: «[cielo], el cual del estiércol sabe levantar los pobres », II.51.19, donde hay alusión al Salmo 113,7.

ayuda (doc. s. XII, de ayudar) f. 'acción y efecto de ayudar'

|| ayuda de costa: «lo que se da fuera del salario», Cov. 60.a.53; «el socorro que se da en dinero, además del salario... a la persona que ejerce algún empleo, y también se llama así cuando se da a otra cualquiera persona sin esta circunstancia», Dicc. Auts. [36]., de donde el sentido peyorativo: 'ganancia ilegal' • Tema de los dineros de Cervantes: «Preguntéle al portador si su majestad [el emperador de China] le había dado para mí alguna ayuda de costa. Respondióme que ni por pensamiento. —Pues, hermano —le respondí yo—, vos os podéis volver a vuestra China a las diez, o a las veinte, o a las que venís despachado; porque yo no estoy con salud para ponerme en tan largo viaje; además que, sobre estar enfermo, estoy muy sin dineros», II.Dedic. § 2-3. • El empleo de esta locución en la Carta de don Quijote al gobernador Sancho Panza sugiere a Helena Percas de Ponseti, 1998, la voluntad del autor de evocar en el lector el sentido peyorativo: «Mira y remira, pasa y repasa los consejos y documentos que te di por escrito antes que de aquí partieses a tu gobierno, y verás cómo hallas en ellos, si los guardas, una ayuda de costa que te sobrelleve los trabajos y dificultades que a cada paso a los gobernadores se les ofrecen.», II.51.23.

|| se me da: 'me importa' • Carta de don Quijote al gobernador Sancho Panza: «Un negocio se me ha ofrecido, que creo que me ha de poner en desgracia destos señores; pero aunque se me da mucho, no se me da nada, pues, en fin en fin, tengo de cumplir antes con mi profesión que con su gusto», II.51.27.

Fuentes:

Salvador García Bardón, Diccionario enciclopédico de El Quijote, Skynet, 2005. Nueva edición en preparación.
Salvador García Bardón, El Quijote para citarlo, Skynet, 2005.
Salvador García Bardón, El Quijote ilustrado por G. Doré y pintado por S. Tusell. Los textos ilustrados y su contexto textual, flickr, 2005-2008 (Doré) y 2016 (Tusell)

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