2 de enero, San Basilio y san Gregorio Nacianceno
“Con el paso del tiempo, nos confesamos mutuamente nuestras ilusiones y que nuestro más profundo deseo era alcanzar la filosofía, y, ya para entonces, éramos el uno para el otro todo lo compañeros y amigos que nos era posible ser, de acuerdo siempre, aspirando a idénticos bienes y cultivando cada día más ferviente y más íntimamente nuestro recíproco deseo” (San Gregorio Nacianceno, obispo, Sermón 43).
Reflexión
La sana emulación ayuda al seguimiento. “Nos movía un mismo deseo de saber, actitud que suele ocasionar profundas envidias, y, sin embargo, carecíamos de envidia; en cambio, teníamos en gran aprecio la emulación. Contendíamos entre nosotros, no para ver quién era el primero, sino para averiguar quién cedía al otro la primacía; cada uno de nosotros consideraba la gloria del otro como propia” ((San Gregorio Nacianceno, obispo, Sermón 43).
Jesús quiso necesitar compañeros, discípulos, amigos suyos para expandir la Buena Nueva. Cada uno tiene la posibilidad de convertirse en amigo de Jesús. Además, según señala Santa Teresa: “En estos tiempos conviene amigos fuertes de Dios, para sustentar los flacos”.
San Pablo manifiesta su valoración de la amistad: “Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir” (Flp 2, 1-2).
Propuesta
“Eres tú, mi compañero, mi amigo y confidente, a quien me unía una dulce intimidad: juntos íbamos entre el bullicio por la casa de Dios” (Sal 53, 14-15).