Piensa en una razón trascendente al comenzar el día. Año de oración: El comienzo de la jornada

Año de oración: El comienzo de la jornada
Año de oración: El comienzo de la jornada

Año de Oración: Al despertar 

Texto bíblico 

“¡Oh Dios, Tú eres mi Dios, por ti madrugo. ¡Mi alma está sedienta de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua!” (Sal 62, 1-2) 

Comentario: al despertar 

Una de las manifestaciones del síndrome de la acedia se detecta al iniciar el día, cuando no se tienen deseos de levantarse y uno cede ante la pereza, la desgana y la apatía, porque se enfrenta a un tiempo sin alicientes. 

Sin embargo, si en esos momentos se logra encontrar una razón trascendente y amorosa, se puede evitar la tentación de permanecer en la desgana y comenzar el día con una actitud de ofrenda y oración. 

Sin duda, hay muchas personas que darían todo por poder levantarse. Esto incluye a quienes están en hospitales, o aquellos que por enfermedad o edad necesitan asistencia. Para mí, el salmista señala la razón más eficaz para no sucumbir a la debilidad de la voluntad: “Tú eres mi Dios, por ti madrugo”. 

Propuesta 

Piensa en una razón trascendente al comenzar el día.

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