LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA A LOS CIELOS XX DOMINO EVANGELIO “María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá. Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Porque el Poderoso derriba del trono a los poderosos | y enaltece a los humildes.” CONSIDERACIÓN Hoy cantamos a María, la exaltada, la asunta a los cielos, la mujer vestida de sol, coronada de estrellas, calzada con la luna, lucero de la mañana, aurora boreal, obra maestra del Creador, jardín de Dios, nueva arca de la alianza; tabernáculo del Cuerpo de Cristo. María, tú prefiguraste en tu ascenso a la montaña tu asunción a la gloria de Dios. Alcanzaste el triunfo mayor en el podio celeste. Por los méritos de tu Hijo y por tu docilidad a la voluntad divina, te podemos invocar como “Reina y Señora”; “Reina y Madre”; “Reina del Cielo”; “Medalla de oro sin igual”. Si tu prontitud en acudir a servir a tu prima Isabel tuvo la recompensa de ser proclamada “bendita entre las mujeres”, tu asunción a los cielos te posibilitará acudir en nuestro auxilio de forma aún más rápida. Si una medalla de oro o de plata de un deportista compatriota alegra tanto y nos enorgullece, ¡cuánto más alegría sentimos hoy al verte coronada por Dios como madre suya y madre nuestra, tú, que eres de nuestra raza. Sabemos que no te has desentendido de nosotros, por elevado que sea tu ascenso. No desoigas las súplicas de tus hijos que atraviesan los desiertos y las estepas de la vida. Consuela a los que lloran, fortalece a los débiles, acoge a los peregrinos y migrantes, mira a los que sufren soledad, acompaña a quien está triste, conviértete en casa para todos los que viven a la intemperie. A ti, la bendita, la gloriosa, te invocamos con mil títulos. Ruega a tu Hijo por quienes te sabemos madre nuestra y por quienes desconocen tu maternidad. PROPUESTA ¿Confías en la intercesión de la Virgen? ¿Te encomiendas a ella? La Asunción de Nuestra Señora a los cielos

La Asnción de Nuestra Señora a los cielos
La Asnción de Nuestra Señora a los cielos

La Dormición de María

La asunción de Nuestra Señora a los cielos

XX Domino 

Evangelio

María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá. Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Porque el Poderoso derriba del trono a los poderosos | y enaltece a los humildes.” 

Consideración 

Hoy cantamos a María, la exaltada, la asunta a los cielos, la mujer vestida de sol, coronada de estrellas, calzada con la luna, lucero de la mañana, aurora boreal, obra maestra del Creador, jardín de Dios, nueva arca de la alianza; tabernáculo del Cuerpo de Cristo.

María, tú prefiguraste en tu ascenso a la montaña tu asunción a la gloria de Dios. Alcanzaste el triunfo mayor en el podio celeste. Por los méritos de tu Hijo y por tu docilidad a la voluntad divina, te podemos invocar como “Reina y Señora”; “Reina y Madre”; “Reina del Cielo”; “Medalla de oro sin igual”. 

Si tu prontitud en acudir a servir a tu prima Isabel tuvo la recompensa de ser proclamada “bendita entre las mujeres”, tu asunción a los cielos te posibilitará acudir en nuestro auxilio de forma aún más rápida.

Si una medalla de oro o de plata de un deportista compatriota alegra tanto y nos enorgullece, ¡cuánto más alegría sentimos hoy al verte coronada por Dios como madre suya y madre nuestra, tú, que eres de nuestra raza. 

Sabemos que no te has desentendido de nosotros, por elevado que sea tu ascenso. No desoigas las súplicas de tus hijos que atraviesan los desiertos y las estepas de la vida. Consuela a los que lloran, fortalece a los débiles, acoge a los peregrinos y migrantes, mira a los que sufren soledad, acompaña a quien está triste, conviértete en casa para todos los que viven a la intemperie. 

A ti, la bendita, la gloriosa, te invocamos con mil títulos. Ruega a tu Hijo por quienes te sabemos madre nuestra y por quienes desconocen tu maternidad

Propuesta 

¿Confías en la intercesión de la Virgen? ¿Te encomiendas a ella?

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