Ante el futuro, ¿te asalta el temor? ¿Tienes confianza? El Cuarto Evangelio (19)

El Cuarto Evangelio (19)
El Cuarto Evangelio (19)

La tormenta

El Cuarto Evangelio (XIX) 

La tormenta 

“Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo. Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis». Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban” (Jn 6, 15-21). 

Comentario 

Cabe interpretar el pasaje de la travesía del Lago de Galilea como un relato anecdótico, y sin embargo, tiene dimensiones teológicas esenciales. Jesús se ha quedado en tierra, en el monte, Él solo, pero no ha dejado de observar cómo iban sus discípulos en la barca, y en el momento oportuno se hizo presente. 

Las horas en las que transcurre la travesía coinciden con la experiencia más significativa para el pueblo de Israel, la travesía del Mar Rojo. Al atardecer, se inicia el embarque, se entra en noche cerrada, se agigantan las olas. Por fin se llega a puerto. Estas referencias concuerdan con la descripción del paso por el mar en el Éxodo. 

En medio de la tormenta, una clave es esperar a que pase el Señor, no precipitar los acontecimientos y mantener la calma. Lo peor que puede suceder es que la imaginación precipite hipótesis desgraciadas, y presionemos el ánimo con el miedo, por creer irremediable el naufragio. 

Jesús llega oportuno, como lo hará en el camino de Emaús, y al alba, en el pasaje de la pesca milagrosa, después de Pascua (Jn 21). 

Propuesta 

Ante el futuro, ¿te asalta el temor? ¿Tienes confianza?

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