Jesús te ofrece la salvación. 14 de Diciembre: III Domingo de Adviento
“¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará». Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa” (Isa 35, 4-6).
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!». (Mt 11, 5-6)
Este domingo toma el sobre nombre de “Gaudete” (alegraos). La liturgia se colma de alegría, por haber atravesado la mitad del tiempo del Adviento: “El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá, germinará y florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo” (Isa 35, 1-2).
Los signos que Jesús manda a decir a Juan Bautista son su propio programa, el que ya había anunciado en la sinagoga de Nazaret: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19).
Los evangelios narran los diferentes signos que hace Jesús curando a sordos, ciegos, paralíticos…, En Él se cumplen las Escrituras. Él es el que esperaban desde antiguo las naciones. Cada uno debe sentir este Adviento el paso del Señor que fortalece la fe, abre los oídos a la revelación, perdona los pecados, devuelve la salud a los enfermos, movilidad a los discapacitados.
Jesús te ofrece la salvación.