28 de Marzo, Domingo de Ramos
Mc 11,1-10. Is 50, 4-6; Sal 21; Flp 2, 6-11; Mc 14, 1-15,47
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Evangelio
Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: “El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto”». Fueron y encontraron el pollino en la calle atado a una puerta; y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: «¿Qué hacéis desatando el pollino?». Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron (Mc 11, 1-6).
Santos Padres
“Venid, subamos juntos al monte de los Olivos y salgamos al encuentro de Cristo, que vuelve hoy desde Betania, y que se encamina por su propia voluntad hacia aquella venerable y bienaventurada pasión, para llevar a término el misterio de nuestra salvación. Viene, en efecto, voluntariamente hacia Jerusalén, el mismo que, por amor a nosotros, bajó del cielo para exaltarnos con él, como dice la Escritura, por encima de todo principado, potestad, virtud y dominación, y de todo ser que exista, a nosotros que yacíamos postrados” (San Andrés de Creta).
Consideraciones
- - Subamos a Jerusalén, a conmemorar los días de la Pasión de Cristo, como los peregrinos de todos los tiempos, llenos de alegría, de esperanza y de amor.
- Subamos como lo hizo el ciego de Jericó, atraídos por el Señor, quien va delante.
- - Subamos como lo hizo Jesús, por seguir la voluntad de su Padre. Seamos Betania para el Señor, que encuentre en nuestro corazón lugar amigo, y el obsequio de nuestra contemplación orante de estos días.
Propuesta
Tienes la oportunidad de hacerte testigo de Jesús, como quienes llevan una palma en sus manos y no se arredran al caminar detrás del Nazareno.