La destreza literaria Don de Entendimiento

Les abrió el entendimiento

Semana del Cenáculo 

Un don: Entendimiento 

“Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento” (Is 11, 1-2), “Los llenó de ciencia y entendimiento, y les enseñó el bien y el mal. (Eclo 17, 6) «Que el sabio no presuma de su saber, ni el fuerte de su fuerza, ni el rico de su riqueza. Quien presuma, presuma de esto: de tener entendimiento y conocerme, de saber que yo soy el Señor (Jr 9, 22-23). 

“El Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios»” (Mc 12, 32-33). “Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras” (Lc 24, 44-45). 

Una destreza 

Entre las destrezas y dones que nos muestran algunas personas, está el arte de escribir, de plasmar la vida en papel, derramar el anhelo, el dolor, la esperanza o la búsqueda. Dicen que es más expresiva la lectura de un texto que su reproducción visual. El arte de valorar cada palabra en su significado más propio, en una composición rítmica y sonora, nos fascina y si se emplea para expresar el alma aún es más atrayente, como nos lo demuestran tantos textos poéticos y místicos. Uno no es tan diestro en escribir, pero quien lo hace sabe que es un modo de alteridad liberadora. Como le sucedió a Armando Valladares en la cárcel, y a san Juan de la Cruz. 

Una experiencia: Le crecerás las alas 

Le crecerán alas algún día/ a mi silla de ruedas/

podré volar sobre los parques/ alfombrados de niños y violetas.

Será mi silla un sueño alado/ sin la obsesión enajenante de las rejas/

y podrá escalar el arco iris/ y descender por la montaña quieta.

Será mi silla un sueño sin pupila/ una golondrina metálica sin tierra.

(Armando Valladares) 

Una súplica 

Espíritu Santo: Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

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