Don de Piedad

Semana del Cenáculo: El Don de Piedad

Las Sagradas Escrituras

Canta el salmista: “Alabad al Señor en su templo, | alabadlo en su fuerte firmamento; alabadlo por sus obras magníficas, | alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando trompetas, | alabadlo con arpas y cítaras; alabadlo con tambores y danzas, | alabadlo con trompas y flautas; alabadlo con platillos sonoros, | alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta alabe al Señor. |¡Aleluya!” (Sal 150, 1-6)

Santa Teresa:

“… estando el alma, aunque no sea en oración, tocada con alguna palabra que se acordó u oye de Dios, parece que Su Majestad desde lo interior del alma hace crecer la centella que dijimos ya, movido de piedad de haberla visto padecer tanto tiempo por su deseo, que abrasada toda ella como un ave fénix queda renovada” (M VI, 4,3).

Consideración

Una persona piadosa es la que ejercita sus capacidades naturales o adquiridas en favor de los demás, en vez de hacerlo en provecho propio, y lleva a cabo acciones generosas y desinteresadas; quien pudiendo vivir justificado en sus muchos quehaceres, saca tiempo y fuerzas para ayudar a otros en sus necesidades. ¡Cuántas personas son portadoras del don de Piedad, aunque no son conscientes! Por el don de Piedad permanecemos siempre abiertos, buscando actuar como Jesús actuaría. Es don que mueve al trato obsequioso con Él y con nuestros semejantes, a realizar obras buenas, actos religiosos y de culto en honor del Señor, con prácticas piadosas, oraciones, ofrendas…, dejando amar y orar en nosotros al Espíritu Santo.

Oración

Señor, ten piedad de mí. Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí, para que yo pueda ser samaritano.

Propuesta

¿Te compadeces de los que sufren? ¿Eres solidario ante las necesidades del prójimo?