Contemplación Espíritu Consolador

Diálogo con el Espíritu Santo

Contemplación

“Ven, Espíritu Santo: entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento”.

¡Hijo mío, amigo mío!:

Deseo que guardes en tu corazón la certeza de mi amor por ti.

Si tú, cuando pasas por la prueba de no sentir mi presencia; si cuando atraviesas momentos dolorosos, te atreves a confiar en mí, y llegas a interpretar esos momentos como ocasión favorable para demostrarme tu amor gratuito para conmigo.

Si cuando eres probado y experimentas soledad y vacío, te atreves a esperar y te mantienes en relación orante, aunque no sientes especial consolación.

Si cuando llegas a probar el sabor amargo con sensación de vértigo, hasta el punto de pensar que no hay remedio, y sin embargo te atreves a confiar en mí.

¿Tú crees que, cuando yo te veo hundido, triste, con brotes de desesperanza, permanezco indiferente, sin apostar por ti?

¿Tú crees que no siento compasión por ti, cuando sufres la experiencia de tu pobreza, de tu debilidad, y hasta de tu pecado?

¿Tú crees que no me doy cuenta de lo que más te duele, cuando experimentas la humillación y cómo buscas la forma de volver hacia mí?

¿Acaso crees que en esos momentos Yo te voy a cerrar la puerta?

Si tú, cuando podrías justificar tu escepticismo, te has mantenido, a pesar de todo, confiado en mi Providencia, piensas que no convertiré, precisamente en providente, cuanto sufres?

Déjame que te confiese mi amor por ti. Que al menos, al igual que tú te atreves a no dudar de mí en los momentos en los que parece que yo me ausento, no dudes de mi amor por ti, cuando eres tú quien se aleja de mí.

Cuanto te digo, te puede parecer un discurso manido, y sin embargo bien sabes que si le das crédito se convierte en la roca sobre que la edificar tu historia. No hay mayor posibilidad de estabilidad humana que cuando se cree y se acepta mi amor, y no como actitud universal, sin rostro, sino mi amor por ti, con tu nombre personal.

Volver arriba