20ª Etapa – III Lunes de Cuaresma 

Texto bíblico 

“«Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino” (Lc 4, 27-30). 

Comentario

La historia se repite: no se soporta el dedo en la llaga, ni la denuncia de una actitud refractaria a la verdad. En muchos casos la reacción es la violencia. En el texto que se nos presenta, la actitud serena, firme, pacífica de Jesús sorprende a sus conciudadanos y los que estaban a punto de despeñarlo, se asombran de ver salir al Nazareno abriéndose camino. La violencia engendra violencia, pero si a la violencia se responde con paz, quizá se desarme al violento. 

Imagen – La Cruz 

Posiblemente cada uno tenga en su propia familia, lugar de trabajo o comunidad, algún tipo de acoso o de rechazo que le cause sufrimiento, ante lo que cabe reaccionar de manera violenta, o sufrirlo con paciencia. Jesús, rechazado por los suyos, sabe responder de manera pacífica a los que le expulsan, y lo que parecía irremediable, que los nazarenos despeñaran a Jesús, terminó con paz. 

La no violencia 

La no violencia no significa insensibilidad, apatía, desentendimiento. Es reaccionar de manera desconcertante como nos enseña Jesús, quien no se defendió, ni atacó a los que intentaban echarlo al precipicio. La imagen de Daniel sentado en medio de los leones es un icono que nos enseña a afrontar las contrariedades de manera distinta. 

Propuesta 

¿En situaciones adversas, te defiendes violentamente? ¿Reaccionas con serenidad?