Poema de Navidad
26 de diciembre: Octava de Navidad
En tu oración, ¿pides por los demás?
“Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!” (Mt 7, 11)
Jesús no se cansa de revelarnos la identidad de Dios. Si deseamos rezar, nos aconsejar invocar: “Padre Nuestro”. Si necesitamos algo, nos asegura la generosidad entrañable de quien es nuestro Padre. El creyente confía y sabe que no está solo.
En la prueba, es muy diferente saberse acompañado que sentirse solo. Muchos creyentes reavivan la certeza de que están acompañados teniendo ante sus ojos una imagen, un icono, un signo religioso que les trae a la memoria la presencia invisible de quien se ha revelado Padre misericordioso.
En Cuaresma, de manera especial, la Iglesia nos invita a orar, y sin duda que la alabanza, la adoración y la contemplación son expresiones orantes por medio de las que se relacionan los creyentes con Dios, pero Él no desecha la súplica menesterosa ni el grito de auxilio. Basta que sea con fe.
En tu oración, ¿pides por los demás?
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