4 de Marzo, II Jueves Cuaresma
Jer 17, 5-10; Sal 1; Lc 16, 19-31
El mérito del sufrimiento
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”. Pero Abrahán le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.” (Lc 16, 24-25)
“Muchos son los caminos del Señor, aunque Él en persona es el camino. Y, refiriéndose a sí mismo dice: Nadie va al Padre sino por mí. Por lo tanto, hay que buscar y examinar muchos caminos e insistir en muchos de ellos para hallar, por medio de las enseñanzas de muchos, el único camino seguro, el único que nos lleva a la vida eterna. Hallamos, en efecto, varios caminos en la ley, en los profetas, en los evangelios, en los apóstoles, en las distintas obras mandadas; dichosos los que, movidos por el temor de Dios, caminan por ellos.” (San Hilario)
¿Trasciendes las contrariedades? ¿Te atreves a confiar en Dios en los momentos de la prueba?