11 II Miércoles Adviento: El mirto 

“Salid al monte y traed ramas de olivo, de pino, de mirto, de palmera y de otros árboles frondosos, para hacer cabañas conforme a lo escrito” (Nh 8, 15). 

El mirto

El mirto evoca espacios cuidados, jardines de recreo, ámbitos amorosos. “En lugar del espino crecerá el ciprés, en lugar de la ortiga crecerá el mirto. Será para renombre del Señor, para señal eterna que no será borrada” (Isa 55, 13). Es de hoja perenne. En algunas tradiciones, solía coronarse con mirto a los novios el día de su boda. Pertenece al mismo grupo botánico que el arrayán, y en la cultura griega se relacionaba con la diosa Venus. Los arrayanes adornan patios interiores, por donde pasear al tiempo de escuchar el rumor del agua, que mana en el centro del jardín, evocación del Paraíso. 

La interioridad 

En Granada, en la Alhambra, existe el patio de los arrayanes o mirtos, y en sus paredes aparecen leyendas en honor y alabanza de Dios. Es un espacio íntimo, de tránsito a otras dependencias, que podemos tomar como imagen de nuestro propio interior, y comprobar cómo está de cuidado el jardín por el que desea pasear el Señor. La hoja perenne del mirto y su color verde dan la posibilidad de hacer macizos tupidos podados para formar diversas figuras y presentar así espacios fascinantes. El Adviento invita a podar lo asilvestrado de nuestro interior. 

Propuesta 

¿Cómo está tu interior?