III Lunes de Adviento 

Texto bíblico 

“Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor” (Sal 24, 4-9). 

Comentario 

A medida que nos acercamos a la Navidad, resuenan los ecos de los villancicos, y algunos de ellos hacen referencia al camino: “El camino que lleva a Belén baja hasta el valle que la nieve cubrió…” 

“Soy un pobre pastorcillo que camina hacia Belén, voy buscando al que ha nacido, Dios con nosotros, Manuel. Caminando, camina ligero, no te canses de caminar, que te esperan José y María con el Niño en el portal”. 

En la representación de las escenas del Nacimiento de Jesús, proyectadas en los belenes, los caminos de arena y de guijarros se llenan de figuras que se encaminan hacia la cueva donde nace el Niño Jesús. 

Ponerse en camino es una actitud esencial en la vida. No se trata de hacer senderismo ni de tomar una dirección al azar; es encaminar los pasos hacia Jesús y seguirlo. Él le dirá al apóstol Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. 

Propuesta 

Camina en la buena dirección.