Os 14, 2-10; Sal 80; Mc 12, 28b-34
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos»” (Mc 12,28-31).
“«Padre, perdónalos; porque no saben lo que hacen». ¿Se puede, en efecto, pronunciar o pensar una oración más sincera que ésta, por la cual intercede por los mismos que lo atormentan? De ahí deriva el hecho de que la sangre de nuestro Redentor, derramada por la furia de sus perseguidores, se convirtiera luego en fuente de vida para los creyentes, los cuales lo proclamarían Hijo de Dios” (San Gregorio Magno).
¿Amas a Dios y al prójimo, hasta el extremo de amar y perdonar a los que te hacen mal?