“El Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encintay da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Isa 7, 14).
La mujer embarazadainspira ternura, respeto, esperanza y consideración. María, la virgen nazarena está a punto de dar a luz y nos sentimos estremecidos.
“Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1, 41-42)
Lo anunciado desde antiguo, la promesa hecha por Dios a los primeros padres, de que de la descendencia de la mujer nacería quien iba a pisar la cabeza del mal, está a punto de acontecer. Dios nos entrega no solo la señal de la alianza, sino la total donación, el Emmanuel.
El creyente está llamado a descubrir las señales providentes que le advierten de la presencia divina, de la acción de Dios. Cada día, al que ama a Dios todo le sabe a Dios.
Isabel exclamó: “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” La acogida, la visita amigable, el gesto generoso y el regalo son posibles gestos navideños.
¿Cómo te preparas para acoger a la Nazarena?