Me gusta verte, Señora, como el espacio bendito, florecido, jardín de Dios, donde Él quiere de nuevo tener su soto de recreo. La Inmaculada Concepción

El jardín de Dios

Segundo martes de Adviento, La Inmaculada Concepción 

Textos evangélico 

“El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo»” (Lc 1, 26-28). 

Concurrencias 

Alégrate hija de Sión, grita de gozo Israel, regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén. El Señor ha revocado tu sentencia, ha expulsado a tu enemigo. El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti, | no temas mal alguno” (Sof 3, 14-15).

Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias porque me has plasmado portentosamente, porque son admirables tus obras: mi alma lo reconoce agradecida” (Sal 138, 13-14). 

Resonancias 

Pudo, quiso y lo hizo... Pudo, porque era Dios. Quiso, porque era Hijo. Luego lo hizo, porque era Dios y también Hijo” (Beato Duns Scoto). 

Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles” (Pio IX, definición dogmática). 

“San Agustín, imaginando que se dirigía al ángel de la Anunciación, pregunta: "Dime, oh ángel, ¿por qué ha sucedido esto en María?" La respuesta, dice el mensajero, está contenida en las mismas palabras del saludo: "Alégrate, llena de gracia" (cf. Sermo 291, 6). De hecho, el ángel, "entrando en su presencia", no la llama por su nombre terreno, María, sino por su nombre divino, tal como Dios la ve y la califica desde siempre:  "Llena de gracia (gratia plena)", que en el original griego es "llenada de gracia", y la gracia no es más que el amor de Dios; por eso, en definitiva, podríamos traducir esa palabra así:  "amada" por Dios (cf. Lc 1, 28)” (Benedicto XVI, Homilía, 25 de marzo, 2006). 

Contemplación 

Me gusta verte, Señora, como el espacio bendito, florecido, jardín de Dios, donde Él quiere de nuevo tener su soto de recreo. Te hizo hermosa, radiante de belleza, te colmó de amor, y te hizo habitable, sin mancha ni arruga, casa para Él mismo. Tú eres en verdad el lugar donde reside la gloria divina, y en ti nos sentimos todos bendecidos. Virgen Inmaculada, obra maestra del Creador, regocijo de los ángeles, ruega por nosotros.

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