Misericordia quiero, no sacrificios I Lunes de Cuaresma

Camino de la Pascua

I Lunes de Cuaresma

Atención 

En este tiempo cuaresmal, la Palabra de Dios nos llama constantemente a tener sensibilidad con el prójimo, a tener en cuenta la necesidad tanto material como espiritual de quien vive junto a nosotros, y nos interroga para ver si somos solidarios. 

El ayuno no significa solo dominio corporal, también es una llamada a compartir, y no solo los bienes materiales, sino también el tiempo, para poder acompañar, escuchar y acoger. El Evangelio nos llama a estar atentos, porque junto a nosotros puede haber quienes sufren y necesitan nuestra sensibilidad y generosidad.

Mandamiento

Es tiempo de misericordia, de practicar el buen hacer como señala Jesús en el discurso del juicio final. Sin embargo, aunque el texto evangélico es exigente, el Maestro, antes de pedirnos, ya nos ha dado. Él nos sacia el hambre y la sed, cubre nuestra vergüenza, comparte nuestras lágrimas y rompe nuestras esclavitudes. 

Hay un principio oriental que afirma: No hay sonrisa que envíes que no vuelva hacia ti. Y el Evangelio asegura que ni un vaso de agua que demos al prójimo quedará sin recompensa. Es una ley de circularidad. 

“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt 25, 34-36). 

Propuesta 

¿Qué obra de misericordia sientes que puedes practicar?

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