Núm 21, 4-9; Sal 101; Jn 8, 21-30
“Y entonces dijo Jesús: «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada». Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él” (Jn 8, 28-30).
“Jesús, dirigiéndose a los circunstantes dijo: No por mí, sino por vosotros se ha dejado oír esta voz. Ahora viene la condenación de este mundo; ahora el señor de este mundo va a ser arrojado fuera. Y yo, cuando sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. ¡Oh admirable poder de la cruz! ¡Oh inefable gloria de la pasión! En ella, se encuentra el tribunal del Señor, el juicio del mundo, el poder del crucificado” (San León Magno).
¿Te atreves a interpretar el sufrimiento de manera trascendente?