Siéntete amigo de Jesús. 4 de Mayo: III Domingo de Pascua

4 de Mayo: III Domingo de Pascua
4 de Mayo: III Domingo de Pascua

Amigos de Jesús

4 de mayo: III Domingo de Pascua 

Texto bíblico 

Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme». (Jn 21, 15-19) 

Meditación 

Jesús se deja querer, desea relaciones de amistad. No es indiferente su relación con los hermanos de Betania: Lázaro, María y Marta, como el que tenga un grupo íntimo entre sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan. Llamó a los apóstoles para que estuvieran con él, a ellos los llamó “amigos”. 

Este tiempo pascual es propicio para vivir la relación amiga con Jesús. Santa Teresa llega a afirmar: “En especial en estos tiempos que son menester amigos fuertes de Dios para sustentar los flacos” (V 15, 5), y define la oración como experiencia de amistad: “Que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8, 5). 

El papa Francisco en su última encíclica “Dilexit nos”, entresaca testimonios de quienes han sentido la amistad con Jesús: “Jesús habla de su sed de ser amado, nos muestra que no es indiferente a su Corazón la reacción que nosotros tengamos ante su deseo: «Tengo sed, pero una sed tan ardiente de ser amado de los hombres en el Santísimo Sacramento, que esta sed me consume; y no hallo nadie que se esfuerce, según mi deseo, en apagármela, correspondiendo de alguna manera a mi amor». (DN 166) 

Propuesta 

Siéntete amigo de Jesús.

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