Isa 52, 13-53,12; Sal 30; Hbr 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1-19,42
“Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. A Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua” (Jn 19, 28-30.33-34).
“No quiero, amado oyente, que pases con indiferencia ante tan gran misterio, pues me falta explicarte aún otra interpretación mística. He dicho que esta agua y esta sangre eran símbolos del bautismo y de la eucaristía. Pues bien, con estos dos sacramentos se edifica la Iglesia: con el agua de la regeneración y con la renovación del Espíritu Santo, es decir, con el bautismo y la eucaristía, que han brotado, ambos, del costado. Del costado de Jesús se formó, pues, la Iglesia, como del costado de Adán fue formada Eva” (San Juan Crisóstomo).
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34).
"Hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Lc 23, 43).
"Mujer: He aquí a tu hijo. Hijo:he aquí a tu Madre" (Jn 19, 26).
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46)
"Tengo sed" (Jn 19, 28).
"Todo está consumado" (Jn 19,30).
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23, 46).
Si no has podido ir a la iglesia, y tienes en casa un Crucifijo, enciende una candela y dale un beso. Adora a tu Redentor.