La perla de gran valor XVII Domingo Tiempo Ordinario "A"

Lo que más vale

XVII Domingo del Tiempo Ordinario, “A”

Evangelio 

“El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.” (Mt 13, 44-46) 

Comentario 

¿Qué puede ser tan valioso que mueva a vender todo para adquirirlo? Además, según la parábola, no es algo a la vista de todos, sino que está escondido. 

En este tiempo de tanta preocupación por la estabilidad económica, nos interesa descubrir el tesoro que vuelve relativo todo lo demás. 

En un primer momento, parece que se trata de saber invertir, de tener la suerte estratégica de hacer un buen negocio. En tiempos de inestabilidad se busca poner el dinero en  oro o en  diamantes porque están libres de la volatilidad bursátil. 

Pero la Biblia no parece que se refiera a los bienes terrenos cuando alude a las perlas y al tesoro. Según las Escrituras, alcanzar la Sabiduría es la mayor fortuna: “Dichoso el que encuentra sabiduría, el hombre que logra inteligencia: adquirirla vale más que la plata, es más provechosa que el oro y más valiosa que las perlas; no se le comparan las joyas” (Pr 3, 13-15). “La sabiduría vale más que las perlas, ninguna joya se le puede comparar” (Pr 8, 11). “Vale más que las perlas” (Job 28, 18). “Es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se ganan la amistad de Dios, pues los dones de la instrucción los recomienda” (Sb 7, 14). 

Pero, ¿qué es la sabiduría? Sabemos que es un don del Espíritu Santo, el don supremo del amor de Dios, y gozar de esta certeza es lo que más vale en la vida. De ahí la enseñanza: “Hijo mío, conserva mis palabras, guarda como tesoro mis mandatos” (Pr 7, 1). 

Ahondando en la llamada a saber encontrar el don oculto, el tesoro escondido, aquello que vale más que las perlas, el Libro Santo nos enseña: “Quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros” (Eclo 3, 4). “Una mujer fuerte, ¿quién la hallará? Supera en valor a las perlas” (Pr 31, 10). “Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio y su valor es incalculable” (Eclo 6, 14-15). 

En estos tiempos de crisis, la fidelidad es un tesoro: “No cambies a un amigo por dinero, | ni a un hermano verdadero por el oro de Ofir. No repudies a una mujer sabia y buena, pues su gracia vale más que el oro.” (Eclo 7, 18-19)  “Vale más un día en tus atrios | que mil en mi casa” (Sal 83, 10). 

Jesús nos aconseja: “Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.” (Mt 6, 20-21).

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