Tarde gratuita, inmerso en la presencia,
sin nada más que mirar y saberme mirado.
Correspondencia amiga
con quien permanece siempre a la espera
In-útil proyecto
para quienes buscan razones económicas,
pasar el rato en relación amiga,
perder aparentemente el tiempo.
Yo sé que nada se pierde,
si se hace por amor.
Mas ni es por esa rentabilidad
mi obsequio vespertino.
Si Él se queda oculto en el misterio,
sin reclamar gestos generosos,
al menos vaya por respuesta agradecida
esta tarde derramada en oración.
Sea también por tantos,
que viven la nostalgia de un tiempo perdido,
la ofrenda de las horas de estar,
tan solo estar, ante el Sacramento.
Y se colma de sentido el tiempo anónimo,
solidario por quienes a esta hora viajan
o quisieran poder tener la autónoma posibilidad
de andar fuera del lecho dolorido.
¿Qué mérito tiene ofrecer el tiempo
cuando se goza de paz y de salud?
Aquí te traigo Señor la inclemencia
de aquellos que desean mirarte
y viven a oscuras, sin el reflejo consciente de tu mirada.
Tarde del Corpus, 23 de junio