Naranjas

En una hoja arrancada de la vieja agenda que estaba en la vieja repisa,

y anotada con el lápiz azul sin tapa consigné lo que pronuncié: tráeme las naranjas.

Tráeme las naranjas. 

El sonido de las palabras susurra que cada palabra es poética.

Porque en cada palabra pronunciada se esconde la poesía.

En cada momento cotidiano se fecunda el sentido de la belleza y de sus colores

porque, como dijo Teillier, en cualquier parte la vida es demasiado cotidiana.

Colores de naranja, sabores a naranja, aromas cítricos de naranja. 

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