SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA “La mesa: lugar de la reinversión social”

Lecturas: Is 58,9-14; Sal 85; Lc 5,27-32

El que Jesús se haya sentado a la mesa con pecadores es un hecho que está atestiguado por varios textos del Nuevo Testamento. Pero esta acción de Jesús, junto con traer la alegría para el dueño de casa y sus conocidos, también provoca la murmuración.

¿Cuál es el significado teológico de la comida y de la mesa? Desde la literatura profética, especialmente de Isaías, se dice que “el Señor Todopoderoso ofrece a todos los pueblos en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos añejados, manjares deliciosos, vinos generosos” (Is 25,6). Los últimos tiempos comenzarían con un gran banquete que el Mesías ofrecería. Así, las comidas que Jesús celebró durante el Ministerio público son presencia inequívoca del Reinado de Dios. Ahora bien, la mesa tiene también una connotación sociopolítica, esto porque en ella ocurre una reinversión social ya que los marginados y pecadores públicos ahora son objeto de predilección del Mesías Jesús que cena con ellos ofreciéndoles la salvación.

En el relato de Lucas encontramos dos grupos de personajes. En un primer grupo se encuentran los “fariseos y letrados” (Lc 5,30), los cuales son los que deciden quiénes se sientan en las mesas y quiénes son excluidos. Ellos utilizan el instrumento ideológico de la murmuración para cuestionar la acción de Jesús “¿cómo es que comen y beben con recaudadores de impuestos y pecadores?” (Lc 5,30). Por otro lado están los “recaudadores de impuestos y pecadores” (Lc 5,27.29.30.31-32). Ellos ocupan gran parte del relato, es más son nombrados en varias ocasiones para dar a entender que a ellos se dirige la acción de Jesús. A ellos son los que Jesús ha venido a buscar “no tienen necesidad del médico los que tienen buena salud, sino los enfermos. No vine a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan” (Lc 5,31-32).

La Cuaresma es el tiempo propicio para que sabiéndonos pecadores podamos aceptar el ofrecimiento de Jesús-médico que quiere salvarnos. Es también el tiempo propicio para superar la “globalización de la indiferencia” de la que el Papa Francisco habló en su mensaje para la Cuaresma del 2015. Indiferencia que se manifiesta en la murmuración de los fariseos y letrados de este tiempo.


Preguntas para la reflexión:


¿Cómo podemos ir superando la murmuración?
¿Nos dejamos sanar por Jesús-médico?
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