Temor, protagonismo laical y misión del teólogo: Reacciones luego del conversatorio con Juan Carlos Claret

El día Miércoles 07 de Octubre de este año, en conjunto con el Centro de Estudiantes de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile, tuvimos un conversatorio con Juan Carlos Claret Pool quien es vocero del Movimiento de Laicos y Laicas de Osorno (Chile) los cuales llevan aproximadamente 09 meses realizando diversas movilizaciones con el fin de pedirle al Obispo, Monseñor Juan Barros Madrid su salida de dicha Diócesis. Este Obispo ha sido acusado de encubrir los abusos que el Pbro. Fernando Karadima realizó mientras ejercía como Párroco en la Parroquia de El Bosque en Santiago de Chile. La estructura del encuentro fue la siguiente: en un primer momento, le planteamos algunas preguntas a Juan Carlos sobre el contexto de la situación de Osorno y de cómo las comunidades cristianas han estado organizándose para llevar a cabo su cometido. También abordamos el tema del poder dentro de la Iglesia y de las últimas, y poco acogidas palabras del hermano Obispo de Roma, Francisco, quien en un video grabado por un visitante en Roma sostuvo que Osorno sufría por tonta y por haberse dejado llevar por los "zurdos". Luego se otorgó la palabra a los asistentes.

Quisiera proponer algunos de los temas que surgieron de dicho conversatorio a modo de "pre-texto", es decir, como una invitación a seguir reflexionando. Con esto pretendemos llegar a ser una Iglesia adulta, una Iglesia responsable e interesada de la situación de las comunidades hermanas.


1. El temor como paralización:
Uno de los temas que surgió fue el del temor. Se presentó la siguiente "dinámica": el laico le teme al sacerdote, el sacerdote al Obispo y el Obispo al Papa. ¿Es sano el temor en el proceso de maduración de la fe? ¿Permite avanzar o más bien paraliza? Una Iglesia que pretende ser "Pueblo de Dios" como ha sido el querer del Concilio Vaticano II, debe experimentar un real empoderamiento de su propia naturaleza. El temor es contrario a la libertad, a esa libertad que nos viene del Espíritu (Cf. Jn 3,8) , libertad para la cual nos liberó Cristo (Cf. Gal 5,1). Creo que en la Iglesia temor se confude con respeto. El respeto es reconocer en el otro a alguien que se ha validado como guía, como pastor, como maestro. El temor por el contrario es el considerar que algo perjudicial o negativo ocurra o haya ocurrido. El paso que nuestra Iglesia ha de dar es uno que pase del temor a la libertad como expresión de la presencia del Espíritu en medio de la comunidad. Libertad para disentir, para proponer, para responsabilizarnos, para construir una Iglesia adulta.

2. La importancia del papel laical y el Concilio del "aggiornamento": El movimiento que nació en Osorno es "de laicos y laicas". Es un movimiento que es a mi entender hijo del Concilio. Juan XXIII quiso "aggiornar", renovar la Iglesia desde adentro. Quiso que a la casa entrara aire fresco que rejuveneciera el rostro de la Madre y Maestra. La teología el laicado, viene a presentarse como una sana ruptura en el plano de lo eclesiológico, ya que antes del Vaticano II, la imagen que se tenía de lo que era la Iglesia, era una dominada solamente desde la imagen del clero y la jerarquía. La Iglesia no es sólo la Jerarquía, tampoco son sólo los laicos, sino que es Pueblo. Es una gráfica podríamos decir “circular”, en donde Cristo está al centro y todos los ministerios son puestos al servicio de los demás, especialmente de los pobres. Gracias a Dios se va superando paulatinamente la imagen piramidal de la Iglesia. Esto es lo que el Papa Francisco ha denunciado cuando habla del clericalismo. El bautizado, el creyente que se siente y es Iglesia, debe ser cristianamente adulto para pensar, amar y criticar aquello que representa su propia familia.

3. El lugar de los teólogos y de la academia: Finalmente ¿qué lugar ocupamos los teólogos y la academia en este problema eclesial? El teólogo alemán Johann Baptist Metz, fundador de la Nueva Teología Política, formula algunas preguntas las que nos pueden ayudar a reflexionar: “¿no es misión del teólogo conseguir que el pueblo mismo tome la palabra? ¿no tiene que ser él el mayéutico eclesial del pueblo mismo? ¿no consiste su trabajo en que el pueblo esté presente, colabore, se exprese y alcance la categoría de sujeto en la Iglesia?” (J.B METZ, “Iglesia y pueblo o el precio de la ortodoxia”, en VVAA, Dios y la ciudad. Nuevos planteamientos en Teología Política (Cristiandad, Madrid 1975) 136.

El ideal de teólogo que se puede desprender de las interrogantes antes mencionadas nos hablan de un creyente encarnado en su Iglesia, que conoce y sabe escuchar sus problemas, sus dolores, angustias, alegrías y esperanzas. Es un creyente que no actúa de manera arrogante, sino que permite que sus hermanos también tomen la palabra de manera de constituirse en sujetos, es decir, en una Iglesia adulta y responsable, que mire y dialogue con la sociedad pluralista. El teólogo, para Metz, es el “mayéutico de su pueblo”. Es siempre iluminador este concepto que se remonta a la Grecia de Sócrates, en donde el filósofo permitía que sus oyentes sacasen desde dentro de ellos el conocimiento a través del diálogo. Por tanto, el teólogo debe ser un sujeto del diálogo y del encuentro.

Como teólogos hemos siempre de preguntarnos ¿hacemos de nuestra vocación un servicio a nuestro Pueblo? ¿Estamos realmente comprometidos con su crecimiento en la fe? ¿Actuamos y reflexionamos desde ellos y de sus problemas, o hacemos teología de lo abstracto? A nuestro entender estas palabras de Ratzinger sintetizan este ideal, a saber, que “el principio prioritario del que la Iglesia es responsable de la fe de los sencillos. El respeto ante ello debe ser también la medida interna de toda doctrina teológica” (J. RATZINGER, Naturaleza y misión de la teología. Ensayos sobre su situación en la discusión contemporánea (Ágape, Argentina 2007) 75) , a lo que se suman estas palabras de Metz, en las cuales se sostiene que “más que nunca necesita la teología, para poder ser teología eclesial y no dedicarse sólo a la historiografía de la propia disciplina, el pan de la religión, de la mística y de la experiencia religiosa de la gente sencilla” . (J. RATZINGER, Naturaleza y misión de la teología. Ensayos sobre su situación en la discusión contemporánea (Ágape, Argentina 2007) 75)

Esperamos que la situación de Osorno y de muchas otras comunidades nos estremezcan, que nos provoquen y que generen en nosotros alguna discusión madura. Que el Espíritu que habla a las Iglesias (Cf. Ap 3,11) nos ayude a discernir la presencia de Dios aún en medio de su aparente ausencia.




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